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📍 23 de noviembre de 2019 | Budapest, Hungría

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📍 23 de noviembre de 2019 | Budapest, Hungría.

Evaluna P.O.V.:

Solté un suspiro cuando las puertas metálicas se cerraron y apoyé mi cuerpo cansado en la pared donde estaba el espejo. Sabía a ciencia cierta que si me volteaba a verme, iba a tener unas orejas del tamaño de los cráteres de la Luna y que mi piel estaba pálida por la noche en que no pegué un ojo.

Verdaderamente ¿cómo pegar un ojo luego de ese momento que mis sentimientos se movieron abruptamente, asustándome la forma en que me afectaron?

Fue un milagro al menos no salir corriendo apenas medianoche a mi hotel, y encerrarme a llorar en una de las habitaciones luego de analizar silenciosamente mientras tomaba un vaso de agua y Vega hablaba algo acerca de los amigos de Sara.

El sonido de fondo de los pisos bajando y acercándose por lo que note de reojo me hizo enderezarme, más bajar los rebeldes cabellos que posiblemente me voluminazara extrañamente mi cabello.

El "ding dong" abrió las puertas del ascensor a lo que pestañeé otro par de veces más, para despertarme completamente, como tal baile que he ensayo varias veces, pero no esperaba ese arranque de sorpresa y pánico que surgió en automático al ver la silueta alta que tenía un suéter vinotinto abrigado y un cabello casi negro que estaba peinado perfectamente con con sus manos.

¿Por qué me colocaba asi, al menos?

Apreté el botón de cerrar las puertas con rápidez, esperando que me salvarán de algún diálogo con el hombre. La mano me temblaba y torpemente apretaba otro botón que me detenía las puertas, a lo que solté un insulto por lo bajo intentando enmendar mi error, que se empeoró al ser cachada por él mientras caminaba hacía mi y solo me quedó apretar mis labios, al igual que apartar mis manos.

—¡Luna!

Trotó más rápido, y paso a mi lado, a lo que le sonreí suavemente sin mostrar mis dientes.

—Buenos días, ¿cómo estás? ¿vas a subir?—no mientas Evaluna, no, no lo hagas. Asentí, a su pregunta mientras veía como Ben pusaba el botón del cerrar las puertas sin aún colocar un piso, y no entendi porqué—¿Estás bien? Te noto cansada.

—Oh no, yo solo dormi poco tiempo—otra mentira más, que mentirosa, te pasaste. Le sonreí un poco para que se calmara, pero solo obtuve un sutil fruncimiento de cejas como preocupación—De todos modos, tenía pensado ir a comprar desayuno para las chicas y caminar un poco.

—Claro—contestó Ben a los segundos del silencio que dejé, quizás razonando mis palabras, pero notaba su mirada taladrando mi sien a pesar de que él fuera más alto que yo—Sara hambrienta no es una buena escena de ver en la mañana.

—A nadie le gusta tener hambre en la mañana y trabajar, no rindes bien.

—Exacto, comparto la misma idea—afirmó y asintió, moviendo el pequeño mechó que reposaba en el aire de su cabello castaño—Por cierto, ¿no tendrás algún problema que vayamos a mi apartamento?

Your Song || Rodríguez's ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora