Your Song || Rodríguez's ©

6 | Ordinary Day

📍28 de noviembre de 2019 | Budapest, Hungría

Evaluna P.O.V.:

La sonrisa se plasmó en mi rostro cuando vi esa figura que estaba escribiendo en su escritorio en la sala, la lámpara ayudaba en su sombra, y estaba encorvado y muy concentrado en lo que hacía.

Busqué el interrumptor y prendí la luz.

—¡Hey! Me asustaste—dijo y reí, mientras caminaba hacía él. Me vió de esa forma que siempre lo veía a él, adoración. Hizo un ademán de que me sentara en su regazo, y lo hice, colocando una de sus manos en mi cadera y otra en mi mejilla—Hola cor meum.

Cómo me hacía sonrojar ese apodo—¿Viste? Ahora si te hago sonrojar.

—Ay cállate, engreido—me quejé, a lo que él se rió entre dientes aún mirándome a lo que lo ví con mala cara y él hizo un puchero—No me hagas esa cara.

—¿Aún sigues cayendo por mi?—sus ojos castaños brillaron mientras negaba con mi cabeza y una sonrisa. ¿Cómo no caer por él? Agarré su barbilla, dándole un beso en la mejilla—Eso para mi significa un sí.

—Shhh, haz silencio y disfruta el momento—demande en voz baja y él se rió, acunando su cabeza en mi cuello mientras pasaba mis dedos por su cabello castaño oscuro y los latidos de su corazón iba en ritmo con los míos. Cerré los ojos a tal melodía que me agradaba volver a escuchar.

—Te amo de aqui a la Luna, Eva.

Las palabras se escucharon distorsionadas, aunque claras, eran distantes como un eco a lo que tuve que abrir los ojos alarmada cuando sentí que la calidez se había ido y solo sentía frío.

Miré el cuerpo inerte a mi lado, que lucía igual cuando lo veía todas las mañanas. Tome su rostro con emergencia, llamándolo. No, no otra vez, me repetía a mi misma mientras colocaba mis manos en su pecho y lo movía.

—No, por favor, no—me decía, negada y retraída de que estuviera pasando. Aguante un sollozo y tomé su rostro que le quedaban algunas secciones sonrosadas de algún rastro que estaba vivo—Santiago, despierta. Santi, mi amor.

Las lágrimas empezaron a caer, pero el silencio era agudo y me hacía doler el corazón, me hacía doler el alma mientras recostaba mi frente en su pecho con mis ojos diluyéndose todo la imágen.

Abrí mis ojos levantándome con una rápidez que adopte luego de ello; mi respiración se encontraba entrecortada a lo que volteé inconsientemente a ver si podía tomar aquella mano a mi lado, pero solo vi una almohada blanca y los rayos de luz del amanecer, que se pasaban a la habitacion de hotel.