𝐄𝐢𝐧𝐧

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El frío le calaba hasta los huesos, sus ropas apenas le podían cubrir un poco el cuerpo pues estaban tan gastadas que había agujeros en ellas, estaba sucio y había olvidado cuándo comió por última vez, sin embargo siguió corriendo a pesar de sentir como su pecho quemaba debido al hecho de jalar el aire frío dentro suyo, se detuvo cuando estuvo seguro de que no lo seguían más, había escapado de nuevo de la trabajadora social que quería a cualquier costo arrebatarle a su bebé,  no ese día, ningún día.

Un bultito se removía en sus brazos, deseoso de ver a su madre al despertar de una siesta, el omega le dirigió la mirada sonriéndole y recibiendo a cambio también una leve sonrisa de parte del omega, un leve brillo se hizo presente en los ojos azules mientras el pequeño hacía puño su pequeña mano para tallar sus ojitos y quitar los rastros de sueño que quedaban.

Debido al impulso de correr cuando vio a aquella mujer había perdido su bolsa con las mantas de bebé, algunos pañales desechables y las monedas que había logrado conseguir de las personas que iban pasando cerca suyo, de nuevo no podría comer nada y encima debía buscar algunos trapos con los que improvisar pañales de tela para su cachorro. 

Encontró una banca vacía cerca de un parque en donde se dispuso a sentarse para descansar y alimentar a su hijo agradeciendo porque todavía podía amamantarlo facilitando al menos que su pequeño no sufriera hambre, sin embargo sabía que pronto tenía que comer el también o dejaría de producir leche, entonces tendría otro problema por lo que apenas su pequeño termino de comer y cayó nuevamente dormido lo acomodo sobre la banca en una cama improvisada por la hoddie vieja que se quito de encima para que al menos el cachorro estuviera caliente, este comenzó a pedir una moneda a las personas que iban por ahí, en su mayoría le pasaban de largo, decían que no con el dedo índice o hacían gestos de desagrado, pero una que otra era capaz de meter la mano en su bolsillo para entregarle una moneda.

Louis a sus 20 años ya había experimentado el dolor en muchísimos momentos, su madre murió cuando el tenía 19  a raíz del cáncer, su padre lo echo cuando le contó que se había embarazado y el alfa que lo dejó en cinta le echo en cara el ser tan descuidado por lo que con 3 meses de embarazo había sido rechazado por todos viéndose obligado a dormir en la calle, específicamente en un callejón junto a los botes de basura, esa primera noche fue la peor, no pudo llevarse nada. 

El tiempo paso rápido, pese a que  estaba completamente solo había logrado conseguir trabajos de medio tiempo con los que pudo vivir bien unos meses, incluso pagaba sus consultas con un médico, sus medicinas y hasta pudo comprarle a su cachorro una bonita manta de color verde así como algo de ropa de segunda mano que encontró en una tienda camino a su casa, un cuarto de azotea que podía pagar con su sueldo y en el que al menos no pasaba frío. 

Su pancita se notaba cada día más y con ello debía ser inteligente para ocultarlo si quería mantener sus trabajos, por desgracia su jefe se dio cuenta cuando el uniforme de la cafetería dejó de quedarle por lo que de nuevo estaba sin empleo, no podía pagar su alquiler así que con lagrimas en los ojos solo pudo llevarse la manta de su bebé y las medicinas prenatales que pudo comprar. 

Su cachorro nació en un callejón sucio, una noche de tormenta en la que el frío se sentía terrible, tuvo que dar a luz ahí pues el miedo de que le arrebataran a su hijo en un hospital público era más fuerte que el deseo de ayuda, después de todo su propia madre había dado a luz en casa, con ello en mente y en completa soledad Zaid llego al mundo en una noche de luna llena, un pequeño omega con los ojos de su padre, pero con los rasgos de su madre, Zaid se convirtió en su motivo, en su alegría y en la razón para continuar intentando, de ese momento ya habían pasado casi 6 meses.

Las monedas que consiguió le sirvieron para ir a una tienda pequeña en la que pudo comprarse una botella con agua, pan y un par de pañales para su hijo, además de un pequeño Yogur que seguro le serviría como cena aquel día, salió del lugar recibiendo miradas de desprecio, asco y otras más de lástima, ya era un expero ignorando a las personas, pero deseaba que su pequeño bebé no tuviera que pasar por eso, aunque por como iba todo seguramente sería ese su futuro. 

Para las 5 de la tarde el omega estaba bajo un árbol en el parque con Zaid entre sus brazos, las hojas en color naranja ya eran parte del paisaje, el otoño estaba en su esplendor absoluto y por ello sabía que el frío estaba más cerca,  debía pensar pronto en como protegería a su bebé si no tenía ya ni una pobre manta para abrigarse, aquellos instantes hacían a Louis sentirse desesperado, sentir que estaba siendo egoísta por no querer separarse de su bebé a pesar de que eso sería lo mejor, sentía las ganas de llorar llegando a él, mismas que se disiparon cuando la manita de su pequeño le tocó la mejilla, una mirada gris se puso en la suya además del tierno gesto de la sonrisa sin dientes de su cachorro recordando que no estaba solo. 

Cuando la noche estaba por caer el se recostó en una banca del parque para poder dormir, con el cachorro del lado del respaldo entre la sudadera y brazos del omega, cerró los ojos abrazando el bultito que dormía cuando de repente lo escucho, un trueno, el abrió los ojos maldiciendo internamente a las lluvias de otoño, cuando estaba por levantarse escucho los pasos de alguien acercarse, venía corriendo, escuchaba su respiración agitada, instintivamente abrazo al cachorro contra el mismo hasta que su aroma le llegó a la nariz, era un alfa, de olor a café amargo, cuando estuvo e  su campo de visión  se dio cuenta de que era demasiado alto y de complexión fuerte para ser solo un civil, aquel era un alfa puro, estaba corriendo de noche con una tormenta cerca, probablemente no era el más inteligente. 

Lo vio pasar de largo sin embargo a unos pasos de él este se detuvo, giro sobre sus talones y regreso hasta estar de pie frente suyo mirándolo con una expresión curiosa, hasta parecía inocente, como si se tratara de un niño, sin embargo el timbre de su vi le recordó delante de quien estaba.

—El cachorro está temblando- señaló con obviedad  el alfa  mientras divisaba el bulto cubierto con mantas sucias en los brazos del omega —No deberías estar aquí-

—No tengo otro lado a donde ir-  el omega contestó mostrándose fuerte y por supuesto un tanto agresivo debido a la extraña situación —sé que mi bebé tiene frío, sé que esta apunto de llover y sé que probablemente enfermaremos pero no puedo ofrecer otra cosa—

—Ven a mi casa, necesito un omega y te pagaré—

Ese comentario le enfureció, no era la primera vez que un alfa le hacía ese tipo de ofrecimiento, y no sería el último considerando la situación, pero sin importar lo que pasara, aún con la necesidad de techo y comida jamás aceptaría tal trato de nadie, nadie tenía derecho a insinuar que solo servía para ello, ya había tenido un día difícil como para terminarlo de esa manera por lo que se puso de pie dispuesto a defenderse y con un tono alto le replicó —¡No te atrevas a insultarme así de nuevo, no soy ese tipo de omega! 

—No me refiero a eso- el alfa contesto al instante, su voz estaba tranquila y no le dio importancia al grito del omega, decidió explicarse mejor —soy militar y dimití, necesito tener hijos en menos de un año o me harán regresar, tengo una casa grande, te pagaré por llevar a mis cachorros. No voy a acostarme contigo si es lo que pasa por tu cabeza, te llevare a una clínica.

La voz inexpresiva del alfa lo dejo en blanco pues lo que acaba de proponerle no lo espero en ningún momento sin embargo un trueno y la fuente ráfaga de viento que lo obligó a abrazar más fuerte los harapos que lo cubrían lo hizo reaccionar a la petición, sin embargo no fue para negarse o replicar lo extraño de la petición.

—No se quien eres, eres un extraño, no confío en los extraños.

El alfa suspiro antes de hablar de nuevo con ese tono vacío de emociones —soy Harry Styles, 28 años, lobo puro militar y necesito tener cachorros—

Pronto comenzaría a llover y por mucho que dudará no le quedaban muchas opciones, hacía frío, su bebé necesita un hogar, necesita ropa, pronto comenzará a comer  y su leche no será suficiente y él mismo ya no puede alimentarlo porque hacia días no probaba bocado, por más surrealista que la propuesta le resultó al menos no pasaría frío aquella noche, después podría negarse, además un lobo puro no lastimaría a un omega y su bebé, era un punto a favor bastante grande, otro trueno le hizo estremecerse, mirando aquellos inexpresivos ojos verdes se animó a responder. 

—Lo haré, pero quiero un techo seguro para mi y mi cachorro, así como algo de comida esta noche

Esta es mi segunda historia y la que más emocionada me tiene,  no me gusta mucho dejar notas en los capítulos porque se que nadie las lee pero, de corazón si ves esto gracias por darme una oportunidad.
Love, F♡
12-08-23

𝐒𝐮𝐛𝐫𝐨𝐠𝐚𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora