2. Todo por un seis, o diez

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️


Como es de costumbre, la presencia del profesor en el salón hace callar a todos, volviendo el ambiente uno tenebroso y tenso. Hace parecer que es Halloween con solo dar un paso, es impresionante. El profesor sacó una hoja luego de acomodar sus cosas en el escritorio y vino hacia mí para entregármela, dejándome ver que era el examen que debía dar a continuación.

— Guarda todas tus cosas, sólo saca un bolígrafo. Si te veo hablando con tus compañeros te sacaré la hoja de inmediato y reprobarás —habló en dos segundos con aquel semblante serio y autoritario que me ponía débil las rodillas.

Sólo pude tragar grueso y asentir ante sus instrucciones. Mientras yo guardaba todas mis cosas el profesor se dedicó a entregar los exámenes corregidos de la semana pasada a los otros estudiantes, pero no debía pensar en eso. Tengo que estar completamente concentrada en esto, debo leer con cuidado, responder lo mejor posible y repasar todo lo que estudié estos días.

No me arruiné el cuello y desperdicié horas de sueño para reprobar.

El profesor dejó unas preguntas en la pizarra para que mis compañeros tengan de tarea, de esa manera el salón se quedaba en silencio y él tenía forma de prestar atención a lo que yo hacía, pero eso empeoraba mis nervios.

Intenté ignorar su presencia poco fantasmagórica y continué haciendo el examen que era de tres hojas, pero cuando alcé la vista para saber si el profesor me seguía mirando mi corazón se paralizó, y no lo había sido por miedo. De repente sentía que mis ojos se habían congelado, o que todo mi cuerpo se había hecho piedra, porque no podía mover ni un músculo, y mucho menos podía apartar la vista del profesor.

Estaba reclinándose en el respaldo del asiento, con sus piernas algo extendidas para más comodidad. Su codo derecho descansaba en el apoyabrazos de la silla y sostenía una pluma en su mano mientras rozaba sus nudillos con su mentón lentamente, inspeccionando cada uno de mis movimientos. Sus ojos penetraban los míos y hacían palpitar mi corazón a mil por hora, sin entender el vuelco que había tenido la situación por el ambiente tan erótico, ¿o yo lo sentía así?

Me sentía una presa que estaba a punto de ser devorada. Sentía que el profesor me estaba comiendo con la mirada, o que estaba leyendo mis pensamientos, no lo sé, ¿puede saber en qué estoy pensando? Qué maldito miedo... pero su forma de estar es tan atractiva, Dios mío.

«Nunca creí que un profesor podría ser tan sexy... y para colmo no trae su saco puesto, ¡y tiene la camisa arremangada! ¡Alguien traiga a un paramédico, Santo Dios! Me siento seducida por su simple presencia. ¿Qué carajos me pasa?»

Al rato que se me cruzaron tantas estupideces por la cabeza me di cuenta que continuaba observándolo, es decir que llevamos cinco minutos mirándonos y él debe pensar que estoy loca. Intenté enfocarme en mi examen y seguí completando las preguntas como pude, pero una me hizo detener y replantear todo mi estudio de una semana.

"¿Cuáles eran las autoridades máximas ejecutivas en la organización política de Atenas?"

«Mierda»

Justo cuando creí que mi vida iba a acabar, uno de mis compañeros se levantó de su mesa y fue con el profesor a preguntarle algo acerca de la tarea, cosa que me sirvió de distracción para poder darme la vuelta y ver a Ana.

— Oye —susurré y ella me miró— Ayúdame en esta, no sé que poner.

— ¿Acaso quieres que el profesor nos mate? —continuó el susurro mostrando cara de "ni loca".

Aumento de notaWhere stories live. Discover now