36. ¿Quién entiende a Leyla?

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Una vez que Mia y Leyla se fueron de mi casa pude tener algo de paz y orden en el día, claro, quitando a mi hermano, que no se tardó en acaparar la sala de estar  y poner rock a todo volumen.

Era lunes. La semana comenzó y mi vecindario ya estaba poniendo las decoraciones para Halloween, aunque no era algo que me llame mucho la atención. Me encontraba ansioso por ir a la escuela, ya que quería cruzarme a Leyla y preguntarle bastantes cosas. No sé nada de ella desde el sábado, estoy algo preocupado.

La mañana fue algo pesada, ya que desperté hecho un completo cadáver por culpa de mi hermano, que no me dejó dormir ni un solo minuto con su estúpida música.

— Vaya —dijo el profesor Méndez sorprendido por mi presencia en lo que yo entraba a la sala de profesores— ¿Ya empezó a disfrazarse para Halloween, Kelly?

— Muy gracioso —respondí con claro sarcasmo sirviéndome una gran taza de café.

— Parece que tuviste una mala noche —suspiré.

— Vecinos ruidosos —dejé la cafetera y tomé asiento para comenzar a beber.

En eso entró otra profesora que comenzó a darle charla al profesor Méndez, permitiéndome un segundo de paz para terminarme el café, que me dio una subida de energía inmediata.

Luego de mis horas correspondientes de clase me encontré a Leyla en el pasillo y no pude evitar ir hacia ella para conversar, ya que no la veo desde el sábado y tampoco me contesta los mensajes.

— Leyla —la llamé desde lejos y ella se giró a verme, pero se sorprendió al notar que se trataba de mí.

Su reacción me hizo dar cuenta que ella se encontraba acompañada de sus amigas, por lo que aclaré mi voz incómodo y tomé cercanía.

— Debía hablar contigo por... el último trabajo que entregaste —excusé rápidamente buscando que no se vea raro que la haya llamado— Está incompleto. ¿Qué sucedió?

— El... último trabajo —repitió mis palabras intentando seguirme la excusa— Se me hizo muy difícil terminarlo. Nada más.

— Bueno, yo no acepto que se entreguen las cosas incompletas —insistí seriamente para que ella entienda que buscaba hablar a solas— ¿Es posible que charlemos sobre estos... problemas que estuviste teniendo para completar tus tareas? —ella suspiró de mala gana.

— Está bien —miró a sus amigas— Nos vemos en un segundo, ¿si? No tardaremos.

— Claro —respondió Ana con una sonrisa y ambas se fueron a otro pasillo, dejándonos solos.

— ¿Por qué no respondiste mis mensajes? —no me tardé en preguntar al mirar a Leyla, que no se veía muy cómoda de tenerme en frente— Te escapaste de la casa y no supe nada de ti.

— Entré en... pánico. No quería conocer a Mia o a su hermano —respondió en voz baja para que los estudiantes en el pasillo no escuchen.

— Lo entiendo, ¿pero qué tiene que ver eso con ignorarme?

— ¿Tanto lo preocupó?

— Sí, porque te escapaste de mi casa tirándote de un segundo piso. Pudiste estar herida, pudiste... lastimarte y yo no tenía como saberlo si no me contestabas —ella suspiró.

— Está bien, lo siento —aparté la mirada intentando relajar mi molestia, pero al mirar a otro lado me di cuenta que las rodillas de Leyla estaban raspadas.

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