Capítulo 50 💖

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—Entonces... Eres el novio. —la chica morena sentada en el sofá frente a mi me mira con una ceja arqueada.

—Obviamente. —respondo en el mismo tono.

No parece ser suficiente información para ella porque sus ojos se estrechan un poco más.

—Y ahora eres el papi.

—Eso espero.

Carajo, eso todavía no se siente real. Hablamos brevemente sobre no estar listos para más bebés, pero parece que algo no salió de acuerdo al plan. Si tan solo la obstinada mujer me dejara llevarla al médico.

Ella lleva encerrada en su habitación más de 20 minutos y mi cuerpo está tenso con tanta jodida pregunta de la compañera de piso.

—¿Estás listo para eso? —su dedo señala hacia la puerta de Ana—. Annie es joven y está muy asustada.

—Lo sé. Y tengo un hijo de tres años para probar que puedo cuidar de él.

—¿Y de ella?

Ni siquiera tiene qué malditamente preguntarlo, estoy listo para hacerme cargo de ella y de nuestra pequeña familia creciente. Antes de que pueda darle una respuesta a la entrometida Hannah, la puerta de la señorita Steele se abre.

Se detiene en el sofá detrás de su amiga y apoya la mano sobre su hombro en un gesto tranquilizador, sus ojos azules rojos e hinchados me indican que terminó de llorar.

—Hannah, ¿Me das un minuto con él?

La chica asiente y se levanta antes de que yo pueda decirle a Ana que en realidad ya no vive aquí, pero decido que es mejor no presionarla. Y ni pensar en preguntar si terminó de llorar, suena insensible.

—Yo... —comienza vacilante—. No estaba lista para que esto sucediera, me tomó por sorpresa.

—Lo entiendo. Tampoco estaba en mis planes, pero es un riesgo cuando tienes sexo y tú y yo hemos tenido mucho de eso.

Sus ojos se ponen en blanco a pesar del tema sensible.

—Pero usamos protección. —se señala. ¿Cree que es mi culpa?

—Los condones fallan, Ana. Lamento que esto arruine tus planes, pero estoy aquí y quiero hacerme cargo. —a menos...—. A menos que decidas otra cosa.

Contengo el aliento mientras la sorpresa se refleja en su rostro, luego niega levemente.

—Quiero a este bebé. ¿Tú lo quieres?

—Por supuesto, nena. Tu padre podría estar un poco molesto, pero al final será feliz con la noticia.

Rayos...

Muerde nerviosamente la uña de su pulgar y se deja caer en el sofá, seguramente pensando en su padre y en el tipo de reacción que tendrá. Está tan distraída que ni siquiera nota que me levanto y tomo el asiento a su lado.

—Te aseguro que todo estará bien, me haré cargo. Y puedes seguir en tu trabajo tanto tiempo como consideres necesario.

Algo de lo que dije llama su atención porque sale del estupor con una mirada ofendida.

—Voy a trabajar hasta el último día antes de mi incapacidad, y volveré tan pronto como termine. —ella está siendo necia de nuevo—. No voy a dejar mi carrera de lado, no seré como ella.

—¿Ella? —¿Se refiere a su madre?

Se pierde de nuevo en sus pensamientos y yo hago una nota mental de pedirle a Welch más información sobre Carla Adams. Investigué bien a Raymond antes de contratarlo como guardaespaldas de Albert, pero la madre parece ser un punto importante.

Finalmente levanta la cabeza y me mira, sus cejas fruncidas en ese gesto obstinado tan típico de la señorita Steele.

—Te advierto que no voy a renunciar a mi vida y depender de ti, solo para que un día decidas que somos demasiado diferentes y me dejes de lado.

¿Qué? ¿De dónde carajos salió eso?

—No voy a dejarte de lado, Ana. Por el contrario, aún creo que deberíamos casarnos cuanto antes.

—No. —su voz es firme y obstinada—. Llevaremos las cosas con calma, seguiré en mi trabajo y tal vez cuando este bebé salga de mi podríamos hablar.

A pesar de molestarme que sea tan terca, me hace preguntarme cuáles son sus razones reales para negarse. ¿Tiene miedo de mi? ¿De ella?

—Anastasia, nunca me hablaste de tu madre.

Sé que toqué un nervio sensible cuando ella se estremece y baja la mirada, sus cejas fruncidas en molestia.

—¿Para qué? Ella no está aquí. No es parte de mi vida.

—¿En donde está ella? —todo lo que sé es que sigue viva.

Ana de ríe con fastidio.

—En Georgia, con su esposo número cuatro. —me mira brevemente antes de continuar—. Está más interesada en ser esposa que madre.

Oh, ya veo. Problemas maternos. ¿Es por eso que ella...?

—¿Por eso te niegas a convertirte en esposa o madre? ¿Crees que eres como ella?

No necesita responder, sus ojos se llenan de lágrimas y justo ahora no sé si es por su madre o porque el embarazo la pone sensible. Carajo, debería leer sobre eso.

—No voy a cometer sus errores, no puedo fallar.

Me inclino hacia delante hasta que mis codos descansan sobre mis rodillas para que ella me mire cuando le hablo.

—No eres ella, no soy como tu padre. No fallaré, y estoy seguro que no fallarás porque hemos hecho un gran trabajo con Albert. Solo te pido que nos des una oportunidad.

—Eso hago. —suspira—. Solo tengo miedo.

Lo sé.

—Tienes qué confiar en mí, nena. Sé lo que es mejor para ti y para mí, y eso es estar juntos. —Ana me mira con incredulidad—. Bien, soy un poco complicado y te gusta llevarme la contraria, pero eso no significa que no nos complementamos. Creo que eres justo lo que me hace falta.

Por primera vez en todo el día, ella me dedica una sonrisa genuina y sus ojos brillan.

—Tienes razón en algo, Christian. No eres como papá, él dejó ir a mamá para que fuera feliz por su cuenta.

—¿Lo ves? Yo nunca te dejaré ir. Y solo para aclararlo, tengo razón en todo, debes recordar eso.

Ella se ríe de nuevo y se levanta del sofá, viniendo directamente a mi regazo para sentarse. Sus brazos se aferran a mi cuello.

—Te prometo que voy a considerarlo. —suspira, mirándome a los ojos—. Además, estoy segura que papá se sentiría más tranquilo si te haces responsable.

Baja una mano hasta su vientre plano y la apoya ahí, protegiendo a nuestro hijo no nacido. Apoyo mi mano sobre la de ella antes de prometerlo.

—Me haré responsable, Anastasia. Solo déjalo en mis manos.

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¡Capítulos finales! 🙌

🥺😢

Blue 💙✨

Señorita Steele (Versión Fanfic)Onde histórias criam vida. Descubra agora