almas conectadas

2.5K 59 7
                                    

Suelo ser muy madrugadora. Así que me levanto a las siete y media. Mi hermana sigue dormida así que no la despierto. Me visto, me arreglo un poco y bajo. Tenía pensado preparar el desayuno a todos. Ya es bastante dormir aquí como para que me preparen el desayuno. Pero cuando estoy bajando las escaleras percibo un olor a tortitas. ¿Será que Manar está preparando el desayuno? Cuando llego a la cocina, veo que no es manar. Para nada. Es Reda. Y me está dando la espalda, así que aprovecho para asustarle un poquito. Me acerco a él y pego un grito. Salta, pero no grita. Pero con el salto que ha dado me da de sobra para reírme hasta no poder más.
-Que graciosilla — dice mirándome mal
-Buenos días a ti también guapo — le respondo, mandándole un beso mientras voy a sentarme a la mesa.
Al final fueron bajando uno a uno, y desayunamos todos juntos. Tardamos un poco, con las risas y las bromas. Me encanta el buen rollo que tenemos entre nosotros.
-Chicos, ayer estábamos hablando entre los mayores. Y hoy queremos salir a cenar los cuatro. ¿Os parece si os quedáis todos en casa? — suelta de repente Manar.
-Si, claro. Pero mejor en mi casa. Ya hemos molestado bastante. — respondo sonriendo
-No molestáis. Pero es mejor tu jardín climatizado Jinan. Y yo podría llamar a Rayan. — dice Reda.
-¿Rayan? ¿Quién es rayan? — pregunto curiosa. Toda la mesa está atenta a nuestra conversación.
-Mi mejor amigo. Podrías llamar tu también a Raghda. — me responde.
-Si. Si. Traer a quien queráis. Pero cuidar de los niños — Nos corta Younes
-No. No quería decir que traigáis a quien queráis. No la liéis. — Se apresura a añadir Manar.

Terminamos de desayunar y de recoger la cocina. Se han negado a que ayude a recoger. Pero obviamente no iba a dejar que ellos limpiasen todo.
Nosotras llegamos a casa. Ellos vienen dentro de un rato. Pero yo y Reda no podemos pasar ni cinco minutos sin hablar, ya estamos hablando otra vez, por mensajes.
- Bueno. Te dejo que voy a rezar el Dhurh. Y te voy a nombrar en mis duaas, como en el último mes.
¿Como, como, como? ¿Esto es enserio?.
No puedo imaginar nada más bonito como amar a alguien tanto hasta el punto de que lo mencionas en tus duaas.
Esa frase. Es la frase más bonita que alguien puede decirte, demuestra que esa persona se preocupa por ti, y lo más importante, le habla a Allah (swt) de ti.
No me puede gustar más este niño.

Al final llegan a casa al rededor de las seis de la tarde. Un poco tarde. No puedo aguantar tanto sin verle. Cuando llegan Raghda ya esta aquí. Y él llega con su amigo. La verdad es que es guapo. Perfecto para Raghda.
-¿Rayan verdad? — digo cuando entra a casa.
-Exacto. A ti no hace falta que te pregunte. Reda habla de ti a todas horas. En serio, tengo pesadillas contigo. — Reda le pega un puñetazo en el brazo. Y el se la devuelve. Vaya dos. Pero me cae bien. — Encantado de conocerte. Por fin. — dice eso último exagerando. Y no puedo no reirme. Raghda también se ríe. Y la verdad es que me pegan mucho. Mucho.
-Habla con el. Es muy guapo eh. — la susurró a raghda en el oído cuando estamos subiendo a mi habitación.
-Pf, estás loca Ullah. — si si. Estaré loca. Pero no ciega. Conozco a mi amiga.

Pasamos un rato jugando con los niños, pero ya nos cansamos. Así que les mandamos a la habitación de Abir. Y por fin nos quedamos tranquilos.
-Bueno. ¿Vosotros rezáis? — pregunta rayan
-Eso no hace falta ni preguntarlo. Todos aquí rezamos, o deberíamos. — responde Raghda.
-Como debe ser. — le contesta rayan. Yo y Reda intercambiamos miradas. Y ya sé lo que piensa. Lo mismo que yo.
Pasamos un buen rato riendo y hablando de todo un poco. Pero estoy cansada. No sé ni porqué. Pero no me apetece estar con nadie. Así que les digo que voy un momento a la cocina. Necesito un tiempo a solas. No me preguntes ni el porqué, porque no tengo ni la menor idea, simplemente no me siento bien.
Llevo unos cinco minutos en la cocina, encima de la encimera. Mirando a la nada. Subhanallah. No sé que me pasa. Pero aparece Reda. Lo sabia, sabía que iba a aparecer tarde o temprano.
-Hola. ¿Estas bien? — pregunta cuidadosamente. Como si temiera que me fuera a romper en cualquier momento.
-No. No sé que me pasa, pero no estoy bien. — respondo. Mirándole a los ojos. Y no debería haberle dicho eso. Porque ya veo que se piensa que es por él. Pero no es por él. O eso creo.
-Si es por lo que creo que es. Tranquila. Estoy esperando el momento para hacerlo halal. A mi también me preocupa. Pero en serio, tengo los días contados. Y hay que tener paciencia. Sabr. Porque nos queremos de verdad. Y si después de todos los rezos del istikhara, sigues aquí, y me siento así de bien. Es que somos dos almas que Allah a querido juntar, y no hay nada ni nadie que pueda cambiar eso — de repente me suelta todo esto. Y de verdad, subhanallah, es como si un nudo en mi estomago se haya desvanecido . Me siento genial. Y todo por él. Siempre me ayuda en todo. — me tienes aquí para todo. Cuidándote. Solo que tienes que contarme lo que te pasa.
-Vale. Te prometo contarte todo. Creo que estoy mejor.  Reda, no se que haría sin ti, menos mal que estás aquí. — empezamos a caminar hacia las escaleras.
Al llegar arriba, Raghda y Rayan están muy relajaditos, riéndose juntos.
-Eres un amor Raghda — Nos sorprende a los tres cuando dice eso Rayan. Nosotros estamos en la puerta del jardín, todavía no se han dado cuenta de que estamos allí.
-¿Que está pasando aquí? — le susurro a Reda.
-Que parece que Allah a decidido juntar otras dos almas. A través de nosotros. Subhanallah. — me sorprendo aún más cuando dice eso.

In sha allahWhere stories live. Discover now