Vegas era el tipo más peligroso que existía o que el conocia, pero cuando este tenia sueño era un hombre totalmente diferente Vegas pasaba de ser un mafioso capaz de asustar a todos en una habitación a un gatito somnoliento y mimoso con todo el potencial de amenaza de un lindo gatito.
—Quedate quieto— dijo Vegas, mientras acariciaba mi cuello sus brazos me rodearon pero no con su habitual agarre posesivo me estaba abrazando como si fuera un osito de peluche.
Vegas parpadeó hacia mí con una mirada adorablemente desconcertada sus ojos normalmente eran más oscuros su cabello estaba hecho un desastre donde había estado apoyando su cabeza contra mi hombro.
Sonreí y como no pude resistir su expresión, lo besé abrió los labios con un murmullo feliz y se relajó en mis brazos.
Este Vegas era solo para mi, nadie mas podia ver esta parte de el, solo yo.
Me aparté para sonreírle y lo vi seguirme con los ojos cerrados cuando su cerebro adormecido finalmente se dio cuenta de que ya no estaba allí, frunció el ceño y abrió los ojos.
—Quiero que me beses— exigió Vegas, malhumorado.
—Debes dormir primero y los besos para despues—
—No, quiero besos Ahora—Se quejó Vegas intentó acercarse pero la falta de sueño había convertido a este tigre en un gatito.
abrir la puerta del dormitorio de una vez pero de alguna manera lo logré.
Acababa de acomodar a Vegas en su cama cuando me agarró la mano derecha sus ojos estaban prácticamente ocultos detrás de sus párpados pero aún podía ver un brillo mientras me miraba.
—Quédate—susurró Vegas.
Me deslicé bajo las mantas.
—Besame— continuó Vegas, contento ahora que me tenía donde quería.
—Debes dormir primero esta bien, despues te dare muchos besos—
y por fin despues de decir eso se durmio.
