Dulces Amantes

Aisha

Aisha bailaba sensualmente en la habitación del hotel. Yo estaba sentado en la cama observando tal anhelado espectaculo, me encantaba aquella amante, era única, bastante bella y sensual. Aquella noche ella llevaba unas medias oscuras y botas de tacón, Aisha durante el baile había quitado su falda y su blusa y ahora solamente estaba en una seductora ropa interior de encaje color negra.

Aisha bailaba alrededor de una silla, notaba su agitación, sus pechos pronunciados bajo aquella tela del brasier, estaba seguro que ella estaba bastante excitada y que aquellas bragas de encaje debajo de sus medias oscuras estaban empapadas.
Debía resistir un poco más, con solo verla bailar sensualmente yo estába a punto de llegar al climax.
Aisha seguía el ritmo de la música seductora, se sentaba sensualmente y hacía movimientos sugerentes bajo su pelvis, en ese momento yo suspiraba, mi mirada estaba fija en sus piernas, mi único deseo en ese momento era recorrerlas con mi lengua, sentir el sabor combinado de la textura de sus medias y sus piernas.

Esa noche la estaba disfrutando como nunca antes, en pocos momentos ella y yo estaríamos bajo las sábanas en dónde yo saciaria mi sed de pasión con ella, mi mente ya estaba preparada para lo que vendría, y lo primero que haría sería disfrutar de sus largas piernas, recorrerlas con mi lengua hasta llegar a su exquisita feminidad, aquella que era un oasis de placer que saciaria toda mi sed.
Aisha era única, su sabor femenino era una exquisitez, anteriormente ya me había acostado con ella y su esencia era una adicción, toda ella era una adicción.

La música había terminado, Aisha se acercaba a mi, sonrió, colocó sus manos en mi pecho y me empujó en la cama, observé cómo ella poco a poco llevaba sus manos a su espalda para desabrochar su brasier, en ese momento suspiré, estaba ansioso,. en pocos segundos estaría dentro de ella, disfrutando de su humedad, el calor de su piel, sus besos y su prohíbido amor.