CAPITULO 13

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―¿Viene esa orden de whisky Poyd? ―gritó Seokjin desde su oficina, sin levantarse de su mesa. Tenía una pila de papeles sobre ella, de una milla de alto. Si no lo terminaba antes de que llegara la clientela de la tarde, estaría haciendo papeleo hasta la puesta del sol.

Habían pasado dos semanas desde el incidente. Seokjin sabía que habían dado el alta en el hospital a Tae, porque el doctor le dijo que este ya no era su paciente y que dejara de llamar. No recibió ninguna llamada ni mensaje. Tae se había ido. Después de todo por lo que había pasado, Seokjin no podía culpar al hombre en lo más mínimo por salir corriendo a la primera oportunidad. Tae necesitaba estar en un sitio seguro y cómodo para sanar. Por mucho que Seokjin odiaba admitirlo, sabía que ese sitio no era su pequeño apartamento sobre el Rusty Nail. Aun así, no podía evitar preguntarse lo que podría haber sido. Sabía que Tae había asistido a la universidad para obtener su grado en marketing, pero quizás habría disfrutado dirigiendo el bar con él. O quizás, podría haber terminado su grado y conseguir un empleo en Windy Spring. No creía que hubiese mucha demanda para un profesional de marketing en la ciudad, pero tampoco había pensado que un ex motero, fuese tan aceptado por la gente del pueblo tampoco. Seokjin se pasó la mano sobre su cabeza. Su frustración por la situación, que él mismo se había buscado, empeoraba cada día que despertaba sin Tae a su lado. Echaba de menos al hombre más de lo que creía posible. Si vivir sobre el bar no era el sitio más seguro para Tae, ¿entonces donde era? Ser propietario de un bar, era gratificante, pero a su vez, esto le estaba costando estar con una persona que estaba comenzando a significar más que cualquier otra cosa para él. Se preguntaba si debería considerar vender el Rusty Nail e ir a donde fuese que Tae estuviese recuperándose. Había trabajado como portero en más de una ocasión y tenía algo de experiencia en la construcción. Puede que fuese hora de considerar otra carrera.

Seokjin miró hacia la puerta de su oficina, cuando una suave como la seda melodía flotó en el aire, acompañada por el suave rasguear de una guitarra. Escuchó un momento, preguntándose quién sería el cantante. La voz era pura magia, un sexy tono raspado por el que se apretaron las bolas de Seokjin. El cantante, cantaba sobre un amor perdido. La canción era tan desgarradora, que casi trajo lágrimas a sus ojos y eso nunca había ocurrido. La necesidad en la voz del cantante, resonaba en su interior, tocándolo en un nivel, que nunca supo que tenía. Era como si el cantante cantase su canción de amor, desde la experiencia personal. Seokjin tenía que saber quién cantaba, salir de la oficina y aproximarse al escenario, era más importante que cualquier maldito papeleo que tuviese que hacer.

Cuando llegó a la pista de baile y sus ojos cayeron en el precioso hombre de pelo oscuro, sentado en un taburete en el escenario y tocando la guitarra, nada podría haberlo movido de ese lugar. Cuando el hombre levantó la mirada y le dio una sonrisa, aunque continuase cantando, Seokjin sintió como si alguien hubiese alcanzado su pecho y sacado cada soplo de aire de sus pulmones. Sus ojos se llenaron de lágrimas y descendieron lentamente por sus mejillas, cuando la magia de la canción lo acariciaba. El hombre cantaba, como si su voz hubiese sido creada para ese único propósito en la vida. Cada nota hacía que quien escuchara, soñara cosas mejores, llorara por sueños rotos y luego renovase su esperanza con la siguiente alentadora nota. No sólo cantaba. Su voz arropaba a una persona y le mostraba un resquicio del cielo. Cuando la canción terminó y la voz lentamente se apagó, no se escuchaba ni un sonido, excepto la pesada respiración. Seokjin se quedó allí, de pie, mirando hechizado. No había palabras para describir lo que acababa de escuchar o lo conmovido que estaba. Una risa entusiasmada sonó en la habitación, cuando Tae se inclinó al micrófono.

―Bueno, no aplaudan todos a la vez.

―Tae... ―Seokjin finalmente susurró, temeroso de estar viendo un fantasma producto de su desesperada imaginación. ―Estás aquí.

WINDY SPRING VIWhere stories live. Discover now