Stella y Bella Swan siempre fueron uña y mugre, diferentes pero tan iguales a la vez. Y eso se comprobó cuando Stella quedó embarazada a sus 17 años y Bella a los 18.
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DEJE caer mi bolso en la mesa y me senté, Bella siguió mi actuar algo cansada, suspire y firme una mueca, habían pasado 30 días desde nuestro entrenamiento, si yo estaba agotada siendo que mi entrenamiento no era tan duro por mi embarazo, no quería imaginar cómo se sentía mi melliza, pero todo esto no se debía solamente a su entrenamiento, el agotamiento de Bella era que después de cada entrenamiento ella desaparecía, sabía que mi hermana era curiosa por naturaleza, podía ser que quizás saliera a explorar cada ciudad en la dimensión Aston, pero ella estaba diferente, su personalidad había cambiado un poco y se notaba más alegre, en ocaciones triste, pero cada que desaparecía y volvía a parecer ella regresaba con una sonrisa en su cara y brillo en sus ojos. Enserio no quería creer que Edward había vuelto, lo dudaba pero siempre había una posibilidad.
La clase pasó de forma rápida, lengua y literatura era una de mis clases favoritas, luego me tocaba Historia y me iría primero del instituto, el día de hoy me tocaba control médico, primero iría al del hospital de Forks, para en la noche controlarme nuevamente en Aston, por lo que me habían dicho los médicos de aquella dimensión, mi bebé estaba creciendo de forma humana, tendría un embarazo de 9 meses si la suerte me acompañaba, el día de hoy posiblemente sabría el sexo de mi bebé, y aquello me emocionaba, Charlie sería el que me acompañaría aquí, y Bella en Aston, mi padre aseguraba que sería una niña. Llevaba las casi 18 semanas de embarazo, y se podía apreciar el sexo del bebe con facilidad, por lo que mi vientre se estaba empezando a notar un poco más inflamado, sonreí inconsciente al saber que mi bebé estaba creciendo sano.
- Ya veo a Charlie pegar el grito en el cielo si sale niña.- La voz de mi hermana me hace soltar una carcajada por lo dicho y asiento en afirmación con la cabeza, nos estábamos dirigiendo a la sala de Historia.
-Confieso que será cómico verlo, pero me agradaría la idea de tener un niño, digamos que hace falta un varoncito en la familia ¿no crees?.- Mi hermana me da la razón y me aprieta la mano quedando congelada en su lugar, mirando un punto fijo y pude ver como se ponía más pálida de lo normal.
-Hey Bell's ¿estás bien?.- Miro en dirección donde ella tenía su vista fija y solo veo una sala vacía por que llegamos temprano a la clase y al profesor el cual era nuevo ya que el profesor Smith había sufrido un pre-ataque cardiaco y había pedido el retiro del establecimiento para preocuparse de su salud.
Mire con extrañeza a mi hermana, ella estaba en una especie de shock, luego de unos segundos ella sonrió tratando de ocultar aquella sonrisa traviesa y me guió a la mesa, nos sentamos en la primera fila y ahí me entró más la duda, con Bella siempre nos sentábamos en la última fila. El profesor comenzó a escribir en la pizarra su nombre Caín Romanov, en una perfecta letra cursiva, el era alto, muy alto, pálido, no como los vampiros, pero si tenías buen ojo, uno como el mío que era una elegida de Dios, y tenía un Nefilim en mi vientre, podías ver pequeñas venas en su rostro, sus labios tan rojos como la misma sangre, pequeñas ojeras, ojos entre verdes y grises, vestía de traje, se notaba lo caro de aquel traje, aquel profesor miró a mi hermana fijamente y le sonrió, solo a ella, era como si nadie más estuviera en el salón, solo ella y aquel profesor que aparentaba entre 25 o 28 años, no importaban los demás alumnos, Caín miraba a mi melliza fijamente y después cambió su mirada a su vientre cuando mi hermana llevó sus manos a él protegiéndolo.
