Capítulo 17 - Dr. Axel, historia de un esclavo

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Esta noche la cabeza de Rafael decidió jugar con sus memorias, cuando el cachorro se despertó apenas recordaba pequeños vistazos de sus amigos, de su familia, y de Gabriel; con su primo solo había tenido sexo una vez, no entendía porque seguía recordándolo a cada rato, ¿o era acaso una premonición de que algo malo realmente podía ocurrirle? Pero su Amo le había dicho que eso era imposible, entonces, ¿será que Gabriel lo estaba buscando?

Rafa estaba sumergido en sus pensamientos cuando sintió una ligera descarga en su collar, señal que el Amo acababa de despertar, eliminó los pensamientos de su mente y se puso a arreglar la cama lo mejor que pudo, con sus guantes era una tarea casi imposible, y cuando estaba tratando de doblar el cobertor se dio cuenta que la mayor parte de su almohada estaba llena de baba, que atribuyó al tubo que tenía por mordaza, ya antes se había dado cuenta que la saliva escurría muy fácilmente de ella. Cuando escuchó que la puerta del cuarto de su Dueño se abría, bajó rápidamente de la cama, ya comenzaba a dominarlo y se sentó esperando al frente de su propia puerta.

- Buenos días cachorro.

- Woof

Rafa pasó frente al Amo, que vestía con aquella parka de cuero que le había visto el día que salió del sótano por primera vez. La puerta del jardín trasero estaba abierta, Rafa solo la empujó un poco con el morro y fue directo hacia el árbol para poder orinar, al volver dentro vio a su Amo sentado en el sofá y fue a echarse a sus pies.

- Me agrada que estés aprendiendo la rutina.

- ¡Wooof! – Rafa notó como el Amo estaba masajeándose el miembro por encima del pantalón, una fuerte ola de excitación le hizo gemir cuando su propia verga chocó contra la jaula de castidad.

- Qué, ¿tienes hambre?

- Wuf.

- Tendrás que esperar, ya no tenemos comida. Hoy haré las compras mientras tu atiendes a la visita.

- Woof.

¿Visita? ¿atender? ¿yo? Es decir, si puedo hacerlo, puedo hacerle compañía, pero que mas... ay mierda, ¿querrá, se habrá referido quizá, a que yo, le sirva, sexualmente? Mierda, no, yo no quiero esto, yo quiero ser del él, quiero servirle a él. No quiero ser el juguete sexual de nadie más, el nunca dijo nada como esto, pero se que tampoco puedo negarme, además él no dijo que me van a follar ¿cierto?

- También puedo ver que ya no te molesta la luz directa, eso es bueno, quizá mañana algunas cosas cambien, ya veremos. Oh – su teléfono celular comenzó a sonar – Ey, sí claro ya está despierto, si ya puede resistir la luz, ok cuando llegues el se quedará para atenderte mientras yo voy a reponer suministros, perfecto en 30 entonces, aquí te esperamos.

¿En 30 minutos? ¡No! tengo que prepararme mentalmente, yo, estoy a punto de ser usado, para el placer de alguien más. Espera un momento, ¿y si en realidad es alguien sádico? Amo no dejaría que me hicieran daño, ¿cierto?

Rafael volteó la mirada hacia su Dueño, haciendo un ligero puchero y soltando suaves gemidos de miedo, se había sentado frente a sus piernas.

Qué sucede cachorro, ¿tienes miedo? No tienes de qué preocuparte, solo tienes que atender... oh, esa cara, esos gemidos, crees que te estoy pidiendo que satisfagas las necesidades de mi visita, jajaja, vamos a divertirnos un poco entonces.

- ¿Qué me ves? Tu eres mío, mi juguete y yo decido con quien compartirte – los ojos de Rafael se llenaron de lágrimas pero se mantuvo lo más erguido que pudo. – Ahora, Axel es un buen amigo mío, le conozco desde hace años y es muy exigente, si te portas bien quizá considere quitarte el bozal para dormir. Por cierto, suele ser un poco tímido, sería mejor que iniciaras el contacto tú mismo.

Ahora eres MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora