opuestos

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Nayeon se encontraba sentada en una banca frente a la biblioteca, tenía un cigarro encendido reposando en su mano mientras buscaba con la mirada a la pelirosa que iba a ayudarle. Veía pasar a muchas personas algunas de ellas le miraban coquetamente y ella les daba una sonrisa.

— ¿Nayeon? — preguntó alguien frente a ella con unos lentes de sol puestos y un gorro gris.

— ¿Sí? — preguntó con el ceño fruncido.

Aún tenía el cigarro en sus manos que lo calaba mientras veía a la persona frente a ella, no sabía quién diablos era.

Wow. Pensó Mina al ver el ceño fruncido confundido de la castaña, aquel hacía que sus rasgos se marcaran. Mina pensó el “wow” porque Nayeon se veía muy guapa con el ceño fruncido y con el cigarro aún reposando en sus labios y también porque no creía que tan rápido se iba a olvidar del tono de su voz.

La pelirosa quito sus lentes y le sonrió Nayeon saludándole con la mano. La tatuada sorprendida correspondió el saludo mientras se golpeaba mentalmente, ¿cómo no pudo reconocer el tono de voz de la más baja?

— Oh, perdón, no te reconocí. — se excusó.

— Lo note. — soltó una pequeña risilla mientras se sentaba a su lado.

Nayeon por cortesía tuvo que expulsar el humo en otra dirección que no sea la angelical cara de Mina.

— Bueno, no me puedes culpar, vienes oculta entre ese abrigo opaco y ese gorrl gris, rematándolo con esos lentes. — señaló el conjunto de ropa mientras sonreía. — ¿Te escondes de alguien?

— No, nada de eso. — sonrió haciendo que sus ojitos desaparezcan y que sus mejillas se abulten alrededor de ellas. — Solo que no quiero que Jihyo me vea.

— ¿Por qué? ¿Qué no íbamos a reunirnos para que me ayudes con tu prima?

— Sip, lo haremos. Tú hablaras con Jihyo con mi ayuda, solo que no quiero que Jihyo me vea y sepa que yo te estoy ayudando.

— Está bien. — apagó lo último que quedaba de su cigarro contra el pavimento. — Si tú crees que es un buen plan, pues lo es.

— Miguri siempre tiene la razón. — asintió mientras se levantaba del asiento y volvía a ponerse su disfraz.

Nayeon soltó una risa ahogada mientras veía lo abrazable que se veía Mina, con aquel abrigo una talla más grande que ella, aquel gorro que cubría sus cabellos rosados y esos lentes oscuros que reposaban sobre su fina nariz. Quiso por algún impulso apretar la pequeña nariz pero se contuvo, iba a ser muy raro hacerlo.

Lado a lado entraron a la biblioteca siendo envueltos por el ambiente pacífico y silencioso, Mina antes de entrar por la puerta se dedicó a husmear desde su posición.

— Debe de estar acomodando libros en los pasillos. — murmuró viendo q Nayeon quien solo se dedicó a asentir.

— Parece que queremos robar espiando a los demás desde la puerta. — murmuró de vuelta.

— Si, lo parecemos. — asintió. — Por eso entremos ya.

Y otra risilla fue soltada mientras Mina tomaba a Nayeon de la mano para guiarla a los sillones que se encontraban justo enfrente del servidor de su primo. Nayeon bajo su mirada hasta posarla en la pequeña mano de Mina envolviendo la suya, luego bajó a ver el respingón trasero que estaba cubierto en parte por el abrigo. Rápidamente quitó la vista de ahí pues creía que sería descubierta por Mina.

Mina se sentó en el sillón palmeando el lugar vacío a su lado siendo seguida por Nayeon.

— Bien, ¿ahora que hacemos?

cigarro acaramelado » minayeon Where stories live. Discover now