ellos dicen

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— ¿Miguri? ¿Estás escuchando?

Salto en su lugar arrebatando el sueño que se acumulaba en ella, tallo sus ojos quitando los rastros de sueño y miró a su amigo con una sonrisa para luego sonreir.

— ¿Qué hiciste para tener tanto sueño?

— Vi un maratón de películas de terror hasta las cinco de la mañana, no me arrepiento.

— Sí sigues así tendrás ojeras.

— No importa, Tae, igual seguiré siendo linda, ¿eh? — sonrió jugando con sus cejas.

— Lo seguirás siendo. — correspondió la sonrisa para luego despeinar los cabellos de su amiga.

Mina sonrió asintiendo y con todas las fuerzas que quedaba en su cuerpo trató de prestar atención al maestro Choi, una especial atención pues al final de la clase iría a preguntarle sobre el rendimiento de Nayeon en su nuevo examen.

Los números que eran anotados en el pizarrón se hacían borrosos pero ella trataba con toda su fuerza de prestar algo de atención, aunque su cabeza doliera de sueño.

De forma rápida el salón ya empezaba a recoger sus cosas para concluir con su clase, con los ojos cansados Mina alistó en su mochila todos sus materiales para alcanzar al profesor.

— ¿A dónde vas tan apresurada?

— Quiero hablar con el profesor Choi.

— ¿Sobre que?

— Después de cuento.

Dicho lo último caso corriendo fue alcanzar al profesor, este con una sonrisa le recibió, Mina era la alumna favorita de todos los docentes ya que tenía un muy buen rendimiento en el colegio.

De forma opuesta Nayeon era la pesadilla de todos los docentes.

El profesor le comentó que el examen que había dado Nayeon había estado más que bien, respondió todas las preguntas y en un tiempo rápido, iba a poder salvar la materia que llevaba arrastrando desde el semestre pasado.

Aquello hizo muy feliz a Mina.

Con una sonrisa en el rostro camino por el pasillo mientras abrazaba un libro, últimamente todo lo que estaba relacionado a Nayeon le provocaba una inmensa felicidad, haciendo a su corazón palpita de forma entusiasta y haciendo que las mariposas revoloteen.

Recordó su noche solitaria donde había hecho una maratón de sus clásicos favoritos, su mente le hizo imaginar lo bonito que sería estar acompañando mientras disfrutaba un buen tazón de palomitas mientras los compartía con alguien más, sería lindo, ya que a sus amigos no les gustaban las películas de terror, muchas veces se habían negado a compartir el hobby favorito de Mina, los comprendía, no podía obligarlos a pasar toda una tarde en un domingo viendo películas.

Y de repente pensó en Nayeon.

Ella también era su amiga, podría compartir palomitas con ella mientras veían algún clásico de Stephen King, la sonrisa en su rostro se amplió aún más.

Estaba tan inmersa en sus pensamientos que ml se fijó cuando chocó contra alguien aplastando el libro que traía contra el pecho de la persona con la que había tenido el infortunio de chocar.

— Deberías caminar con más cuidado. — rió.

Reconocería aquella risa y aquella voz en cualquier lugar al qué fuese. Era Nayeon, quien la miraba con gracia y algo de ternura en sus ojos.

— Perdón. — rió de vuelta, sintiéndose avergonzada.

— Tú tranquila. — revolvió el cabello de Mina logrando que se sonrojara.

cigarro acaramelado » minayeon Where stories live. Discover now