rápido

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— Y bien... — Jeongyeon susurró, no quería ser regañada en la biblioteca.

— Y bien...¿qué?

— Así que tu y Mina...

— Dios mío, Jeongyeon, deja de vacilar y solo dilo. — Nayeon susurró en un tono más alto, no le gustaba que le distrajeran cuando estaba concentrada.

— Así que...ustedes dos...son...

— Novias, si.

— Wow.

— Sí, wow. —repitió aún copiando los párrafos que necesitaba en su libreta.

— Y... ¿Cómo fue que pasó?

— Solo se lo pedí, ella aceptó y eso fue todo. —hojeo aún más el libro, ya se comenzaba a desesperar, no podía encontrar los párrafos que les habían dejado de tarea.

— ¿Así de fácil?

— Es que es así de fácil. No hay que complicarse mucho ¿eh? — sonrió levantando una ceja en dirección de Jeongyeon.

— Oh vamos, no me molestes. —susurró dándole un pequeño empujón.

— No lo hago. — rió. — Si tu te pusiste el saco, no es mi culpa.

Jeongyeon mordió sus labios y abrió su libreta, se la pasó hablando con Nayeon y no había avanzado nada de lo que tenía que hacer.

Por otro lado, Nayeon quería golpearse contra la mesa, la filosofía nunca se le había dado bien, era una tortura tratar de descifrar los párrafos que tenia que copiar e interpretar, ella pondría cualquier cosa que se le viniese a la cabeza y hacerlo pasar por una interpretación, pero no era así de fácil, una vez lo hizo y le fue mal.

Estaba tan concentrado en el libro frente a ella que no se dio cuenta cuando su novia de cabellos rosados entró por la puerta de la biblioteca; trayendo en sus manos la lonchera que todas las tardes llevaba para su prima, no se dio cuenta de la presencia de Mina hasta que Jeongyeon le golpeó en la costilla.

Su mejor amiga se ganó un ceño fruncido pero fue suavizando cuando le señaló a su novio hablándole a la bibliotecario.

Desde su lugar podía ver la sonrisa de Mina, podía ver cómo cubría su rostro para silenciar la risita que siempre soltaba.

Sonrió feliz, ver las pequeñas manos de Mina cubiertas en aquel suéter pastel mientras trataba de callar su risilla le dio un calor en su pecho.

— Oh, señora enamorada. —Jeongyeon le codeo mientras se reía. — Tus ojos le envían corazones a Mina.

— Bueno, por lo menos yo le hago corazones a alguien que es mi novia y no como tú que se los da a alguien que no es su novia.

— Deja de atacarme por alguna vez en tu vida.

— Tú empiezas, yo solo te sigo el juego.

Nayeon hizo oídos sordos a las muecas de Jeongyeon a su lado y volvió a buscar a Mina, pero ella ya no estaba junto a su prima, la busco por el lugar con la mirada hasta que sus ojos fueron cubiertos.

Su piel fue cubierta por unas suaves manos y una suave tela, su nariz se impregnó del olor dulzón; duraznos y rosas, supo al instante de quien se trataba.

— ¿Quién me está cubriendo la vista?

Una risilla fue ahogada.

Mina creía que Nayeon no la había visto, por lo que se le ocurrió la genial idea de sorprenderla.

— ¿Eres tú, Jeongyeon?

Otra risilla fue ahogada. Una bien pida por Nayeon.

— Oh vamos, Jeong, tengo que terminar mi tarea.

cigarro acaramelado » minayeon Where stories live. Discover now