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—Te ves en mejores condiciones, Min.

Levantó la vista de los papeles que estaba leyendo desde hacía una hora, encontrándose con la mirada del señor Kang, su superior.

Con tranquilidad dejó aquellos papeles en su lugar, con sus ojos dirigiéndose al escritorio para mirar brevemente la nueva fotografía que había puesto sólo unas semanas atrás: era de los cuatro cachorros sentados en una manta, en medio de un parque, en un picnic familiar. Yeji estaba en brazos de Taehyung, mientras que Jimin tenía a Jungkook agarrado de los hombros, tirándolo hacia él. Los cuatro sonreían ampliamente a la fotografía. Hoseok no aparecía, aunque podía imaginar que era porque él estaba tomando la foto.

—¿Tu omega te está cuidando?

Regresó la vista a su superior, tratando de no soltar la risa irónica que se moría por salir de sus labios.

—Muy bien —dijo, y su voz sonó un poco irónica, así que se aclaró la garganta—, ¿necesita algo, señor Kang?

—Ah, sí, el informe...

Yoongi escuchó lo que el hombre necesitaba en silencio, dándole un par de sugerencias sobre lo que escribiría en el informe, y cuando su mayor se retiró, el alfa volvió la vista hacia la fotografía. De pronto sintió muchas ganas de hacer una videollamada nueva con los cachorros, pero tuvo que recordarse que no podía en ese momento, pues en Estados Unidos era de madrugada. Los niños estaban durmiendo. Además, había hablado con ellos el día anterior.

Le habría gustado que Hoseok hubiera aparecido en la foto. Habría sido un detalle bonito, pero el alfa no quería tentar a su suerte, no cuando las cosas estaban yendo... relativamente bien.

Habían pasado dos meses desde que volvió a Corea. La primera semana fue un poco caótica, en especial cuando le llegó una notificación de la policía para que fuera a una entrevista rutinaria. El alfa tuvo que tragarse la rabia para verse calmado y apaciguado, yendo a contestar las decenas de preguntas acerca de su estadía en Estados Unidos y el hecho de que no hubiera regresado con su omega y los cachorros. Al final, luego de tres extenuantes horas, le dejaron ir a pesar de que no se vieran del todo convencidos con sus insistentes palabras.

Yoongi sospechaba que tantas presiones se debían a que Hoseok pronto podría optar por la ciudadanía estadounidense. Iban a cumplirse tres años desde que se había marchado a finales de agosto, así que debía llamarles la atención la separación. Quizás si Yoongi se hubiera ido no habrían podido hacer mucho, pero el hecho de que siguieran casados, aunque separados, les tenía molestos.

Por otro lado, se agregaba el hecho de Yeji. Él todavía no mencionaba que tenía una hija más, a pesar de que eso podría traerle beneficios monetarios porque era una alfa. No, eso sólo llamaría más la atención y Yoongi sabía, además, que no era su decisión. Si bien era algo que todavía le dolía, el alfa tenía muy claro que los cachorros siempre iban a ser más de Hoseok que de él, incluida Yeji, pues fue él quien lo quiso así años atrás.

Frotó su frente en un gesto de impaciencia. No quería pensar mucho en eso, no sólo porque le deprimía, sino también debido a que era algo que hablaba mucho con Sandara y estaban tratando de canalizar esa culpa de otra manera que no fuera ahogarse en un vaso de agua. Lo hecho, hecho estaba, y él ya estuvo mucho tiempo arrepintiéndose de lo que hizo. Ahora, era momento de buscar formas de reparar esas heridas para poder ser un mejor hombre.

Terminó de hacer su trabajo y a las cinco de la tarde recogió sus cosas para marcharse. Sin embargo, antes de irse pasó a la oficina del señor Kang a dejarle el informe de ventas.

—Déjalo aquí —le dijo el hombre apuntando a una esquina desocupada de su escritorio—, gracias, Yoongi.

—No fue nada —el alfa lo dejó en el lugar indicado—. Señor Kang, quería recordarle además que la siguiente semana me tomaré otras dos semanas de vacaciones de las que tengo pendientes.

Four Seasons [YoonSeok]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant