•Capítulo Tres•

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▪Diez Años Después▪

-Yuji-

Saliendo de casa tan pronto como el sol estuvo un poco alto en el horizonte, el omega de cabello rosado observó el ajetreo y el bullicio de las mañanas en Tokio a través de la ventanilla del auto.

Incluso después de cinco meses viviendo en esa ciudad, todavía no se había acostumbrado a ese flujo constante de personas y vehículos.

Junto a él conduciendo el coche iba su hermano mayor Choso y en el asiento trasero iba un pequeño niño de pelo negro revuelto, de sólo ocho años, listo para un día más de colegio. Fushiguro Megumi; su hijo.

Yuji vivió anteriormente en Sendai en un pequeño departamento con su esposo Fushiguro Toji y su hijo. El nacimiento de Megumi no había sido planeado, alfa y omega a pesar de amarse mutuamente, nunca habían hablado de matrimonio ni de hijos, en ese momento lo único que querían era vivir juntos, sin embargo un día el Itadori se desmayó y cuando lo llevaron al hospital su embarazo fue descubierto.

Luego de esa revelación, Toji casi fue asesinado por Choso, pero conforme pasó el tiempo, todos se acostumbraron a la noticia y comenzaron a esperar ansiosos la llegada del nuevo miembro de la familia.

Tras el nacimiento del pequeño Megumi, comenzó una nueva etapa en la vida de Yuji, una en la que se sentía agradecido y bendecido cada día. Vivía con Toji y aunque el apartamento era pequeño, también era acogedor y cálido como ningún otro lugar lo sería; al principio el alfa era quien los mantenía por completo, aunque de vez en cuando Choso les daba una mano, pero cuando su hijo creció un poco, el Itadori comenzó a trabajar también, y cuando la situación se estabilizó, los dos se casaron en una ceremonia sencilla y Yuji finalmente pudo tener la marca de su alfa en la nuca.

Nunca olvidaría ese día, el hombre de la cicatriz en la boca esperándolo en el altar, su hijo que en ese momento ya tenía cinco años cargando los anillos, sus amigos y familiares felicitándolos y deseándoles una unión duradera. Todos eran recuerdos preciosos que el omega guardaba en su corazón.

A pesar de las muchas dificultades que enfrentaron, los tres eran verdaderamente felices, tenían poco, pero el gran amor que sentían el uno por el otro lo compensaba todo.

Desafortunadamente, toda esa felicidad se había ido por el desagüe como agua sucia en una noche lluviosa.

Era invierno y la nieve se acumulaba en todos los lugares posibles, sentado en el sofá de su casa con su hijo durmiendo en su regazo, el omega peli rosa, ahora Fushiguro Yuji, esperaba preocupado a su alfa; a diferencia de las veces que el lo llamó para decir que llegaría tarde, esa noche no recibió una llamada y cada vez que intentó llamar a Toji la llamada no se realizó.

Así como había cambiado de puesto, pasando de ser el profesor suplente de educación física al principal, su alfa también había sido ascendido a un mejor puesto en la empresa para la que trabajaba, y por tanto tenía más responsabilidades que cumplir. Sin embargo, su retraso seguía siendo inusual, lo que lo asustó más conforme pasaba el tiempo, y al no tener noticias, su desesperación llegó al punto de llamar a su hermano Choso para que fuera a su departamento.

Poco después de que llegara el alfa mayor, sonó el teléfono del omega, dándole todas las respuestas que quería y rompiéndole el corazón en el proceso.

Toji había estado involucrado en un accidente automovilístico y ahora se encontraba en el hospital en estado grave.

Yendo lo más rápido que pudieron al hospital; Yuji, Choso y Megumi llegaron cuando el alfa todavía estaba en cirugía y a pesar de insistir, todos los demás médicos y enfermeros dijeron que solo tendrían noticias después de que se completara la operación.

El Lazo Que Nos UneWhere stories live. Discover now