⌗Frenesí⌗ ✧Hyυnlιх✧

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Luego de varios días Félix recibió una llamada de Hyunjin en medio de la madrugada.

Su abuelo dormía plácidamente en su recámara mientras que Félix estaba durmiendo en la suya. Se oían los truenos y la lluvia algo que sin duda alertaban y aterraban a Félix.

Sin embargo su miedo por loas tormentas se esfumó cuando vio el nombre del alfa parpadear en su teléfono.

Había pasado casi una semana desde que se vieron, Félix sintió que algo en su pecho se sentía extraño. ¿Miedo acaso? No era cual quiere miedo, era otra cosa completamente diferente. Algo que nunca había sentido.

Sin dudarlo respondió el teléfono.

—H-hyunjin... ¿e-estas bien?— aquella sensación aumento al no recibir respuesta por parte del alfa. —¿A-alfa... que pasa?— casi exigió mientras se ponía de pie inmediatamente.

Buscando algo de ropa para ponerse siguió hablando recibiendo como respuesta sólo gruñidos por parte del alfa del otro lado de la linea. Algo que lo estaba poniendo muy ansioso.

—Ven ahora aquí Félix.— gruñio y el omega salió de su casa sin más.

Sentía su corazón latir con fuerza al cruzar la puerta, el Alfa lo recibió y aunque parecía tranquilo sabía que no era asi, los músculos del alfa lucían tensos y su rostro estaba cubierto de sudor. Su respiración era irregular y su olor era muy fuerte.

Sintió que estaba apunto de desmayarse, porque estaba muy aturdido por ello ciertamente nunca se había sentido asi. Era algo que el no conocía.

De sus labios salió un jadeo cuando el alfa lo rodeó por la cintura y su trasero empezó a ser amasado por las grandes manos de Hyunjin. El agarre del alfa se hizo más fuerte y velozmente lo acercó a la pared más cercana para meterse entre las piernas de Félix y besarlo con rudeza.

El omega sentía que su cuerpo reaccionaba por si sólo cuando el rubio simulaba embestidas, sus jadeos se escuchaban en medio del beso además de los gruñidos del alfa. Hyunjin sentía aquel calor asficxiante extenderse por su cuerpo a medida que su lengua exploraba la cavidad bocal de Félix.

Su pene se endurecio aún más en sus pantalones y estaba a punto de correrse, sin embargo prefería hacerlo dentro de la cavidad del menor. Ansiaba ver sus perfectos labios rodear su grande y devorar su longitud hasta hacerlo llegar al climax.

Sólo que no podía contenerse cuando su cuerpo, su lobo interior y el ansiaban el cuerpo del pecoso como si fuera alguna droga. Necesitaba hacerlo suyo.

Todo su autocontol se esfumaba apenas lo tenía enfrente y perdía el control cuando estaba cerca de el.

Posteriormente al liberar los labios del menor únicamente por pequeños segundos para después bajar a su pálido cuello y marcar nuevamente su tierna y suave piel.

Pero había un aroma que no era del omega era el de otra persona.

Y eso fue como si hubiera encendido una alarma en todos sus sentidos al pesar que Félix estuviera con alguien más que no fuera el.