Memories II

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"Sus memorias lo convierten en alguien débil."

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Los efectos de la pastilla del recuerdo eran lo suficientemente fuertes como para permanecer en su sistema más tiempo del debido. Pensándolo bien, probablemente era una excusa de los alienígenas, quizás nunca hubo un efecto provocado por una pastilla, solo un evento que le permitiera quedarse tranquilo ante la aclaración del regreso de sus recuerdos repentinamente. No tiene control alguno de su mente ni de su cuerpo, por más que piense que sea así, los errores en la llamada simulación por los alienígenas le dejan en claro que ese mundo no es del todo real, es una pesadilla en la cual puede respirar.

Todo está perfectamente controlado y medido por aquellas criaturas, así que cuando sus manos se posan en el recuerdo de Conter, lo primero que llega a su mente es su nombre, y con ello, todos sus recuerdos de él.

Tiene una fuerza de voluntad bastante sólida como para mantener el recuerdo pegado a su pecho y acercarse a la mesa de crafteo, en donde utilizó la pata de conejo para craftear un objeto único que le daría una habilidad especial para facilitarle su andar en aquel mundo. Necesitaba una pata de conejo para el crafteo y los conejos desaparecieron de ese mundo para ser reemplazados por esas criaturas ladronas, así que no tuvo otra opción más que utilizar su recuerdo, después de todo, Conter ya no regresaría.

Entonces, contó con el hecho de que se olvidaría permanentemente de él; sin embargo, la esencia de su recuerdo fue traspasado al objeto contenedor de la habilidad especial, y con ello, el recuerdo permaneció siempre y cuando tuviera el objeto en su mano.

Mordió su labio inferior y clavó sus garras en las palmas de sus manos una vez que guardó la habilidad en su inventario, procurando ignorar el hecho de que de ahora en adelante viviría con aquel recuerdo grabado en su mente, así se suponía que los humanos lidian con sus vidas, con todos sus recuerdos sin posibilidades de olvidarlos por elección propia. Lentamente dejó de considerarse uno de ellos, un humano; parentesco a ellos no tenía mucho más que varias características físicas, pero los humanos no necesitaban tomar píldoras cada veinte minutos para evitar el veneno en el aire de una simulación, no necesitaban divertir a un público que los secuestró, los humanos definitivamente no tenían características animales. ¿Él nació de ese modo? ¿O fue creado por los alienígenas?

¿Spreen? — alzó su mirada una vez escuchó un llamado, girándose para verlo — ¿Estás bien? — un acento francés arrastró aquella preocupación, enfocando su atención en el ser de sombras que portaba un hacha apoyada en su hombro y un par de troncos de madera en su brazo libre; los ojos completamente blancos de la criatura respaldaban aquella preocupación que portaba en su voz, y no puede estar seguro ante la escasez de una pupila, pero puede ser posible que incluso le miró de arriba hacia abajo.

Frunció el ceño.

¿Conseguiste suficiente madera? Esclavo — una sonrisa se formó en su rostro, revelando sus incisivos afilados y dando una apariencia aterradora a quien no tuviera el privilegio de llevarse bien con él; sin embargo, el ser de sombras percibió aquel gesto como diversión, son amigos, conoce perfectamente al híbrido de oso para saber que le divierte tratarlo como un inferior a él, pero todo dentro de la amistad.

Spreen no supo si el mayor descubrió que simplemente evadió la pregunta, pero no le tomó importancia al momento en que respondió sus palabras y explicó lo que haría a continuación. Pronto, las palabras del ser de sombra pasaron a segundo plano por más que sus ojos permanecieron en él, y por mucho que pudo verlo hablar sonriente sobre quién sabe qué, comenzó a divagar en sus pensamientos y recuerdos.

Experimento 110 | SpreenNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ