Experimento 110 | Spreen

Son

"Él es su boleto al futuro que planea, su creación, su pequeño a quien no dejaría que nadie le hiciera daño."

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Para los humanos, traer un hijo al mundo puede destacar la unión emocional de una pareja de adultos, la demostración de lo que puede crear el fruto de su amor, un fruto que con el pasar de los años irá creciendo y moldeándose conforme sea cuidado. Se trata de un milagro que trae consigo futuro y esperanza para la continuidad de la humanidad.

Para el Doctor Buhaje, el Experimento 110 es el fruto de su amor a la ciencia, un milagro que ha impulsado sus investigaciones y le ha otorgado todo lo que ha estado buscando por años dentro del ámbito de la experimentación, y aunque aún falta mucho para poder llevar a cabo las verdaderas pruebas, el sujeto de prueba ha estado avanzando mucho más rápido de lo normal, teniendo un desarrollo superior al de anteriores experimentos.

Considerarlo como un hijo no es propio de él, encariñarse no es cosa suya, a fin de cuentas el único amor que siente es hacia la ciencia; sin embargo, resulta sorprendente el parentesco que posee el experimento a su especie. No posee cuatro brazos, tampocoantenas (que sí bien ellos no poseen, los demás experimentos resultarontenerlas) y anatomía en general, pero su pelaje es oscuro al igual que sus ojos, era un poco más pequeño, por centímetros únicamente, además, posee sus garras y dientes afilados, como también unas orejas que sobresalen de su cabello, no de una forma parecida a la de ellos, pero se daba unos aires.

Y tal vez el niño los veía como una familia, una manada quizás sea el término correcto; nadie hizo nada para contradecirlo en un principio.

— Doctor, según las estadísticas de hoy, el experimento ha superado su récord en todas las áreas — escuchó la voz de su mano derecha, sin dejar de mirar la gran pantalla donde se reproducía la grabación de la habitación de pruebas físicas, donde cierto niño se encontraba en el centro, respirando agitado con sus garras fuera y cientos de maniquíes de entrenamientos destrozados — Según los sensores, su frecuencia cardiaca esta elevada, ha subido su presión arterial y detectamos un incremento de niveles hormonales, como la adrenalina.

— Está dentro de lo normal — asume mientras coloca dos manos detrás de su espalda y con las otras dos toma los papeles de los exámenes de las pruebas que fueron llevadas a cabo ese día, pero sus ojos se entrecierran mientras lee con más detenimiento la evaluación.

— Doctor, la prueba terminó hace un par de minutos, para este punto debería encontrarse relajado — informó, obteniendo como respuesta silencio, a lo que decidió continuar, avanzando un poco con cautela, examinando las reacciones del jefe — Me... tome el detenimiento de echar un vistazo a las grabaciones de la habitación del Experimento 110 horas antes — una de las orejas del doctor se sacudió ante la intromisión.

El experimento es vigilado por medio de cámaras 24/7, pero no tienen un ojo puesto en este durante todo el día, no es necesario cuando lo único que necesitan de él son sus resultados en las diferentes pruebas que se le imponen, la vigilancia extra no es aprobada al no tener autorización previa, no cuando ya se encuentran lo suficientemente ocupados en la nave como para perder un par de manos extras; sin embargo...

— ¿Qué encontraste? — alienta a su mano derecha a continuar, escuchando las siguientes palabras, las cuales susurró contra su oreja.

En esa ocasión fue él mismo en pasar a buscar al niño, abriendo las compuertas de la sala, obteniendo su atención de inmediato y notando esa mirada llena de ira que estaba mezclada con dudas y negaciones.

— Felicitaciones Experimento 110 — dio un par de aplausos sin acercarse mucho a este, podía notar su cuerpo tenso y el cómo se mantiene a la defensiva por seguridad, por lo que hace una nota mental de dicho comportamiento; busca colocar su vida ante todo lo demás — Antes de retirarte a tu habitación, me gustaría mostrarte algo — su acento se remarca en las letras r, posee un tono de voz algo rasposo, pero ha hecho todo su esfuerzo porque el llamado suene inofensivo.