Sextubre ━━━ Megumi Fushiguro. ✓

━━━ i.

❝ ¿Que es eso de “Mi fantasía sexual es alguien que me ame” No man, mi fantasía sexual es que me tape la boca y me diga “No hagas ruido” mientras me da como cajón que no cierra y con voz ronca me pregunte “¿Así o más?” ❞

Megumi entro a los baños de hombres a paso lento, encaminándose a donde una de las regaderas sonaba con fuerza. Podía oler el olor metálico de la sangre desde la entrada de los baños, sin embargo, lo ignoro. Conocía perfectamente al único hechicero que darse un baño de sangre, literalmente, no le parecía una mala idea.

Camino en total silencio hasta la ducha que tenía la regadera abierta. Sólo escuchaba el ruido del agua golpeando con fuerza contra el suelo y la piel ajena y sus propios pasos. No se disculpó cuando sus ojos cayeron sobre la piel pálida y el uniforme mojado de Ryu. Lo miro durante un rato, sin disimulo alguno, sabiendo que el otro estaba disfrutando de eso, pues es imposible rondar alrededor de Ryu Takeda sin que se diera cuánta de tu presencia, a menos que fueras Satoru Gojo.

Megumi no necesitaba ver la sonrisa sugestiva de su novio para saber qué estaba ahí. Lo conocía perfectamente como para saberlo, aún si el de cabellos rojos estaba de espaldas y en silencio.

Al mirarlo a detalle, se dio cuenta que, además de estar totalmente empapado, todavía había manchas de sangre en diferentes formas y tamaños pegadas en su piel y cabellos, no contaba los que estaban en sus ropas dado que esos no se harían solo con el agua que salía de una regadera.

— ¿Ahora te dedicas a mirar cuerpos, Megumi? — pudo notar la leve burla en los ojos verdes del otro y las comisuras de sus labios curvadas levemente hacia arriba, aún si intentaba disimularlo en su tono de voz.

Megumi intento ignorar el tono de voz sugerente, porque podía indenticarlo aunque su novio lo intentará cubrir —. ¿Por qué estaba duchandote con ropa?

Se encogió de hombros, cerrando los ojos cuando el agua empezó a pasar de manera abundante sobre sus ojos —. No tengo más ropa — explicó con simpleza, sintiendo como las manos de Megumi tocaban su rostro y limpiaban lentamente el agua —. Y no creo que la tuya me quedé.

Megumi ignoro el hecho de que se estaba mojando, simplemente siguió acariciando el rostro del mayor, quien no se quejaba ni un poco. Sus ojos se encontraron en cuanto Ryu abrió los ojos. Simplemente se miraron durante varios minutos, que parecieron solo unos escasos segundos.

La mirada de Takeda bajo hasta el cuello de Megumi, se veía apetitoso. Sentía sus colmillos picar en su boca, pidiéndole que los enterrara en la blanquecina piel de su novio como muchas veces antes ya lo había hecho. Regreso su mirada hasta la azul de Fushiguro, quien ya había comprendido todo, pero no dijo nada.

— ¿Puedo? — murmuró después de un debate mental.

Megumi asintió en silencio, dejándose jalar hasta debajo de la regadera donde su novio había estado todo el tiempo. Sintió el agua levemente fría golpear contra su piel. Gimió sin quererlo cuando la lengua de Ryu recorrió su cuello y clavícula de la parte izquierda de su cuerpo.

Se sonrojo al darse cuenta del sonido que había soltado en un tono más alto del normal que usaba para hablar. Intento pegar aún más su cuerpo al otro, para resguardarse un poco de la vergüenza, sin embargo, Ryu no lo dejó, pues le gustaba esa posición en la que estaban.

Megumi sintió su espalda golpear sin ningún cuidado contra la pared de azulejos que estaba atrás. Finalmente sintió los fríos colmillos de Ryu enterrarse en su piel y abrirse paso para buscar el tan preciado líquido escarlata. Gimió nuevamente, pero está vez intentando regular su voz, cosa que no le funcionó para nada.

Ryu llevo su mano izquierda a la boca de Megumi, tapándola con fuerza, al tiempo que se separaba un poco de la pequeña herida que le había infligido —. No hagas tanto ruido, Megumi — murmuró con burla, conectando sus ojos verdes con los azules del otro —. Todavía no he hecho nada.

Regreso su atención a la piel de su novio, repartiendo mordidas de forma leve para no enterar sus colmillos en su piel nuevamente, pero con la suficiente fuerza para dejar marcada su dentadura. Le gustaba mostrar que Megumi Fushiguro ya tenía alguien que lo podía complacer de todas las maneras existentes.

Los suspiros de Megumi no tardaron en llegar y Ryu decidió que era buen momento para colar su mano libre debajo de la prenda superior del uniforme del menor. Llevo sus largos dedos hasta uno de los botones levemente duros del pecho de Megumi, atendiéndolo con rudeza y sin cuidado alguno. Volvió a enterrar sus colmillos en su piel, debajo de la marca de los colmillos que hace poco había hecho.

Fushiguro no pudo evitar volverse un manojo de jadeos en cuanto uno de sus pezones fue tomado con rudeza, siendo todos esos sonidos ahogados por la mano pálida de su novio, quien tenía una mirada orgullosa cuando se daba cuenta del desastre que estaba convirtiendo al reservado y de apariencia desinteresada Megumi Fushiguro.

Takeda se separó, dándose espacio para soltar un suspiro caliente, cuando Megumi empezó a rozar inconscientemente sus entrepiernas, buscando más contacto entre ambos. Destapó su boca, escuchando sus jadeos y algún que otro balbuceo que todavía era coherente. Sin embargo, tomo con rudeza y bastante fuerza la mandíbula de Megumi, para conectar así sus bocas en un beso lujurioso. Sabía que le quedarían las marcas de las yemas de sus dedos en el rostro, y que eso molestaría a Megumi más tarde, pero eso le daba totalmente igual.

Metió su lengua en la boca del otro sin pedir ningún tipo de permiso. No tardo en dominar la batalla de lenguas, posando con aún más fuerza sus dedos en su mandíbula. Era rudo y tosco, pero Megumi ya estaba acostumbrado al sexo rudo y a los cariños con extrema dulzura y cuidado cuando terminaban.

Takeda se separó, viendo como un hilo de saliva todavía los unía. Le dio una sonrisa burlona y soltó su mandíbula, sacando su mano de la parte superior de su uniforme también —. Ya he estado mucho tiempo aquí — murmuró cerrando la regadera —. Me voy a poner como una pasa y necesito nueva ropa.

Oh, Megumi conocía perfectamente a su novio, sabía lo que venía ahora —. Ryu...

El mayor se giró en su dirección, con aún su sonrisa burlona en su rostro y sus ojos verdes empeñados en lujuria —. ¿Que lindo? — su respuesta fue un beso necesitado, que correspondió a la perfección, mientras colaba levemente sus manos debajo de la parte superior del uniforme repartiendo suaves caricias en la piel que estaba cerca del inicio de sus pantalones —. Eres todo un consentido.

Otro beso fue lo que recibió ante eso, que correspondió de la misma manera. Claro que quería follarse a Megumi, pero quería jugar un poco con su cordura antes. Megumi lo sabía, que su novio es de esos que les gusta que les rueguen.

Fushiguro recostó su cabeza contra el hombro del otro —. Sólo vámonos.