━━━ vii.

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❝Si te gusta mi voz, te van a encantar mis gemidos

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❝Si te gusta mi voz, te van a encantar mis gemidos.❞

Megumi se removió, queriendo quitarse la venda de sus ojos

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Megumi se removió, queriendo quitarse la venda de sus ojos. Sólo podía sentir el tacto de su novio en su piel, quien se había dedicado a torturarlo desde que entraron en su habitación como despedida. Estaba evitando sus zonas sensibles más de lo debido. Dios, Megumi estaba en ese punto donde todo rastro de cordura ya lo había abandonado. Quería rogar, suplicarle a su novio que dejará de jugar con él, pero su gran mano tapando su boca con más fuerza de la que debía no se lo permitía, y eso lo estaba enloqueciendo. Podía morderlo, lo sabía, pero su novio era un completo masoquista y esa mordida solo lo excitaría más.

No pudo evitar gemir cuando los fríos colmillos del mayor se deslizaron por la piel de su cuello y clavícula hasta su hombro presionando con fuerza, sin enterrarlos en ningún momento. Intento llevar sus manos hasta los cabellos rojizos de su novio, siendo detenido por el fuerte agarre del otro en sus muñecas.

Sus lagrimas empezaron a mojar la tela que cubría sus ojos, al no tener nada con que descargar su propio placer. Sus sollozos al igual que sus gemidos y jadeos eran ahogados por la mano del mayor. Sus manos se encontraban totalmente restringidas y sus ojos tapados. Sin embargo, por alguna extraña razón solo lo hacía delirar más de placer. Lo único que no podía soportar de toda esa situación era que el mayor estaba evitando deliberadamente su punto dulce.

Ryu sonrió con malicia al ver en el estado que tenía a Megumi. Su miembro palpitaba con fuerza cada vez que observaba que tan jodido tenía a su novio, mientras de forma tortuosa le negaba llevarlo al cielo. Las embestidas eran duras, pero aún así evitaba el tan conocido punto dulce del menor. Sentía sus lagrimas chocar contra el dorso de su mano, haciéndolo querer presionar más para ver en donde estaban los límites de cordura de su lindo novio.

Quería volverlo loco, que lo extrañara hasta el día que se volvieran a ver. Dejar su nombre grabado en su cuerpo y piel. Sin embargo, no quería hacerle ningún tipo de daño a Megumi, así que en el momento que hiciera su gesto seguro lo soltaría y se dedicaría a darle mimos. Por eso mismo sus ojos verdes de vez en cuando iban a las manos de Megumi, analizando si estaba haciendo su gesto seguro.

— ¿Por qué no me dices lo que quieres, lindo? — se burló con su voz ronca cerca de su oído, enviando un escalofrío por todo el cuerpo del menor y haciéndolo encorvarse.

Fushiguro mordió a Takeda con fuerza, como lo llevaba pensando desde hace un buen rato. Escucho un gemido ronco salir de la boca del mayor cuando sus dientes se enterraron en su piel. Takeda no lo soltó y mucho menos se quejo, simplemente siguió con su trabajo.

Lo embestía sin parar, pero sin tocar su punto dulce, haciendo que el orgasmo de Megumi se viera tan lejano. Le encantaba torturarlo y le gustaría estar un rato más así, pero sabía que tenía el tiempo encima. Soltó la boca de Megumi y antes de que pudiera decir algo, atacó con fuerza su botón nervioso.

Un gemido en forma de grito salió de la boca del menor. Sus ojos se pusieron el blanco al sentir que el mayor no tenía pensado disminuir la velocidad de sus embestidas contra su punto dulce, y que de ahí en adelante solo sería más brusco.

— Mi-mier... da — balbuceo entre gemidos y jadeos.

Ryu llevo sus labios hasta estrellarlos de forma salvaje y para nada considerada contra los labios del otro. Megumi intento mover sus manos, pero todavía las tenía fuertemente apresadas. Y al no poder dejar de gemir, Ryu tuvo acceso a su boca con su lengua. Megumi intento seguir el ritmo del beso, pero debido al desbordante placer no pudo hacer más que gemir.

No faltó mucho para que el menor se corriera manchando el abdomen de cada uno y las sábanas de la cama, la cual en unas horas dejaría de ser de Ryu Takeda. La sobre estimulación siguió durante un rato mas, haciéndolo sollozar debido a las embestidas sin piedad sobre su cuerpo sensible debido a su reciente orgasmo.

Ryu se corrió después, gimiendo ronco en el oído de su novio. Soltó sus manos y llevando las suyas propias hasta el cuerpo ajeno, abrazándolo. Megumi hizo lo mismo, soltando su suspiro satisfecho al dejar todo su peso encima del gran cuerpo de su novio.

Sextubre ━━━ Megumi Fushiguro. ✓Where stories live. Discover now