Sextubre ━━━ Megumi Fushiguro. ✓

━━━ iv.

❝Las malas buenas
hablan,
las buenas
dejan las piernas
temblando❞

Ryu sonrió al ver la sala de cine vacía, a excepción de unas cuantas personas repartidas por la gran sala. Hace mucho que no salían juntos y solamente ellos dos, una cita básicamente. Ryu recuerda que Megumi le había mencionado en una de sus tantas llamadas telefónicas, debido a que estudian en diferentes preparatorias bastante lejanas, que había una película que se estrenaría dentro de no mucho y que le llamaba la atención. Así que apenas tuvo la oportunidad decidió comprar dos boletas y arrastro a su novio.

Recordaba perfectamente que cuando compro las dos entradas aún quedaban demasiados asientos vacíos para ser una película que había llamado bastante la atención del público. Y no es que tuviera segundas intenciones, pero la idea de estar prácticamente solos le gustaba.

Una vez sintió los dedos de Megumi enredarse con los suyos, entrelazando su mano derecha con la izquierda del otro. Con su mano libre, Ryu cargaba con su mano libre, la izquierda, el tarro de las crispetas, mientras que Megumi cargaba el único vaso de bebidas que habían comprado.

Ryu camino hasta la última fila de las sillas, sentándose en una de las sillas que se encontraban en la esquina. Megumi se sentó a su lado, alzando el brazo que los separaba para poder acomodarse con su novio. Sintió el brazo del mayor pasando por su hombros, pegándolo más a su cuerpo. Poso el vaso lleno de líquido en el brazo que estaba cerca suya, para así poder alcanzarlo cuando quisiera con solo estirarse un poco, sin separarse demasiado del pecho de su novio.

Los dos concentraron su vista en la gran pantalla que pasa varios cortometrajes antes de empezar en la película. Megumi tenía varios pensamientos revoloteando por su mente, lo que le evitaba concentrarse de buena manera en lo que estaba pasando en la pantalla grande. Las caricias de su novio sobre su muslo izquierdo no ayudaban demasiado.

No se consideraba alguien celoso, no, pero había momentos en los que no podía evitar sentirlos. Era algo que ahí estaba y que no solía sentir demasiadas veces. Se giró en busca de la mirada de su novio, quien estaba concentrado en el inicio de la película. Tenía el tarro de crispetas justo en su entrepierna. Su mano estaba dentro de ella y llevando varias de estas hacía su boca.

Fue en ese momento que decidió que iba a hacer a continuación. Tomo el tarro sin demasiado esfuerzo, poniéndolas en la silla vacía a su lado. Colo su mano debajo de los pantalones de su novio, quien giró su cabeza rápidamente al sentir el tacto sobre su miembro aún debajo de la tela de su boxer.

A Megumi no le tomo demasiado desabotonar y bajar la corredera del jean del mayor, observando el miembro semierrecto de su novio asomándose. Sintió la mirada verde penetrando encima suya, detallando cada movimiento que hacía, por más pequeño que fuera. Usualmente nunca hubiera pensado en hacer algo por el estilo, tal vez era por la oscuridad del lugar o por la casi nula presencia de más gente que ellos dos hay. Sin embargo, estaba seguro que de todas maneras tenía un gran sonrojo recorriendo su piel.

Acercó su cabeza hasta al miembro cubierto de su novio. Pasó su lengua sobre la tela del boxer, sin aún sacar el miembro del otro. Lo sintió removerse ante el tacto de su lengua, lo que le hizo sonreír de manera leve. Las manos del otro fueron a su cabello, repartiendo leves caricias para indicarle que podía seguir sin problema alguno.

Megumi recibió las caricias gustoso, empezando a repartir lametones erráticos sobre la tela mojada del boxer, debido a su saliva. Pudo escuchar como los suspiros calientes de su novio se volvían jadeos en un tono perfectamente controlado. Todavía podía sentir las caricias repartidas en sus cabellos, que a veces se volvían jalones sin demasiada fuerza.

— Megumi... — salió en un jadeo, recibiendo una mirada desde abajo al tiempo que no dejaba de lamer —. Puedes... Puedes sacarlo.

Fushiguro no respondió pero apresuró sus manos al boxer de su novio para poder sacar con total comodidad y dejarlo expuesto al frío aire de la sala. El mayor soltó un jadeo más alto cuando su miembro erecto fue liberado. Fushiguro no perdió el tiempo, levantándose de su silla y acomodandose bajo la atenta mirada del otro.

Tomo el miembro erecto entre sus manos, acercando de manera ansiosa su rostro. Metió el gran, grueso y venoso miembro hasta donde pudo, ocupando con sus manos el resto. Lamió y pasó su lengua alrededor de la parte del miembro de su novio que alcanzaba a cubrir con su boca. Sus manos tenían un ritmo rápido y firme. Desde su posición podía ver de muy buena forma como Ryu lanzaba su cabeza hacia atrás, en señal de absoluto placer.

— Megumi... — llevo su mirada hasta la verdosa de su novio —. Quiero follarte.

La voz ronca del mayor le hizo levantarse rápidamente levantarse. Se sentó en el regazo de su novio, quedando cara a cara. Lo beso con necesidad, sintiendo como sus manos contorneban su cuerpo, presionando en partes que ni siquiera sabía que eran sensibles. Intento ahogar a los gemidos y jadeos en el hueco del cuello de su novio, sabiendo el lugar donde se encontraban, sin embargo, no quería detenerse.

— ¿Puedo... saber a qué vino esto? — ni siquiera pudo procesar correctamente la pregunta de su novio al sentir al grueso y venoso intruso abrirse paso por su entrada.

Gimo con leve fuerza cuando estuvo finalmente dentro, para después intentar encontrar en su cerebro algo que no fueran balbuceos, gemidos o sollozos calientes. Podía sentir las lagrimas empezar a deslizarse por su rostro y cayendo en los jeans clásicos de su novio.

Quería responder, pero el sentir que Ryu lo levantaba y lo bajaba con fuerza sobre su miembro no ayudo ni un poco a que su mente se aclarara. Puso los ojos en blanco y sintió sus piernas temblar en el momento que su punto dulce fue tocado sin piedad alguna. Ryu lo follaba sin ningún cuidado, pero apuntando certeramente a su punto dulce con cada embestida que daba.

— Megumi... — gruñó en su oído y supo que tenía que responder.

Mierda, ¿Como diablos se suponía que lo hiciera?. Sólo podía pensar en cómo su novio hacia bien su trabajo de hacerlo delirar —. Ah... a-ah... — intento hablar pero solo salieron un par de cosas sin sentido —. T-te necesito.

Eso hizo sonreír a Takeda, aumentando la velocidad de las embestidas. Dios, no había nada que hacer, Megumi estaba perdido si se trataba de Takeda y su tacto. No faltó mucho para que ambos se corrieran al mismo tiempo.

Megumi abrazo los hombros de su novio, quedándose en esa posición sin moverse en lo más mínimo. Sintió la mano del mayor debajo de su camiseta azul oscuro, dando leves caricias a su espalda baja. Ronroneo gustoso ante los mimos que estaba recibiendo. Beso el hueco del cuello del otro, escuchándolo suspiro complacido.