Capítulo 47

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Félix se había reunido con sus antiguos empleados en el patio de la mansión, a los cuales había despedido en su día por no haber sido capaces de llevar al altar a su incentivo para adueñarse de la compañía G-Hale.

Tres días atrás

Era medio día cuando Félix salía de la compañía, estaba molesto por el trato que había recibido de Henry, cada día lo odiaba más, detestaba la manera en la que lo trataba y su posición le daba ese derecho, necesitaba esa posición para devolverlas todas y la única solución que tenía a mano era a la ingenua de Emma, no le cabía que hubiera perdido aquella gran oportunidad y solo por tratar con gente completamente incompetente. Hasta había pensado en alguna manera de eliminar a su rival, pero no se sentía lo suficientemente valiente como para correr el riesgo de atentar contra la vida de un ser humano, por ahora debía seguir actuando como lo hacía hasta ahora, su plan no iba a fallar. Se había puesto en contacto con el exnovio de Emma después de leer sus mensajes e investigar sobre él, en los mensajes la chica le confesaba lo mucho que lo amaba, según ella él había sido el mejor hombre de su vida, dudaba que hubiera olvidado aquel sentimiento así sin más, era muy pronto y debía quedar algo de eso, si lograba que los dos se reencontrasen seguramente abriría alguna brecha entre ella y Henry, y conociéndole, estaba seguro de que no esperaría a ver cómo acabaría todo y terminaría con ella, esa sería su oportunidad de hacer las cosas bien y quedarse con la chica, ya fuese a las buenas como a las malas, ya se le ocurriría algo.

Llegó al estacionamiento junto a su auto, mientras abría la puerta de éste, le pareció reconocer otro auto aparcado en una esquina. Observó al conductor y a su acompañante quienes, aunque intentaran ocultarse, los reconoció de inmediato. Dejó sus cosas en el auto y luego cerró la puerta para acercarse a dicho auto. Cuando los hombres vieron que se acercaba a ellos, pusieron el auto en marcha, sin embargo él los alcanzó antes de que pudieran avanzar. Se inclinó sobre la puerta del conductor.

―Apagad ese motor―les ordenó y ellos tuvieron que obedecer. ―¿Qué se supone que hacéis aquí? ¿Me estáis espiando?

―¿A usted? Por supuesto que no―contestó el ex guardaespaldas.

―No le estamos espiando, señor―confirmó Damián, el conductor.

―Entonces ¿qué quieren que me crea sobre vuestra presencia precisamente en este lugar?

―Es...por la señorita Emma. ―confesó Damián, Félix los miró interrogativo.

―Así es, es por culpa suya que nos quedamos sin trabajo, queremos devolverle el favor. ―continuó el ex guardaespaldas.

Félix se quedó absorto ante su respuesta, ¿de verdad pensaban hacer algo en contra de la chica? Era una de las excusas más estúpidas que había escuchado hasta entonces.

―¿Sois conscientes de que no le podéis castigar a la tostada por saliros quemada verdad? En todo caso la culpa es solo vuestra―los dos hombres se miraron, pero no dijeron nada al respecto. ―¿Qué tenéis hasta ahora? ―les preguntó llamando de nuevo su atención.

―Ahmm, todavía estamos en ello. Nuestro único problema por ahora es que su supuesto esposo no la deja sola en ningún momento. ―dijo Damián.

―Y tampoco es que sea fácil acceder a la casa donde viven―añadió el otro. ―Pero encontraremos algo.

―Ya―los miró alternativamente pensando en si sería buena idea confiar en unos tipos que lo habían fallado la primera vez―Os ayudaré con eso. ―Los tipos lo miraron sorprendidos.

―¿Cómo?

―Si lográis el objetivo, tal vez me proponga recontrataros o en su defecto recomendaros a otros que necesiten de vuestros servicios, ¿qué me decís?

―Nos apuntamos.

―Por supuesto, ¿qué es lo que tenemos que hacer?

―Bien. Para empezar, conseguiremos que los dos se separen, y ya el resto será sencillo. Estaremos en contacto.

―¿Cómo accedemos al hotel? ―preguntaba el ex guardaespaldas―Esa chica es tan rara que de seguro se queda toda la vida encerrada en ese edificio.

― No podemos permitir que eso suceda, ―decía Félix―si se reconcilia con Henry tendremos que comenzar desde cero. Esta es nuestra única oportunidad de acercarnos a ella y haremos lo que sea porque así suceda.

―¿Qué hacemos entonces?

―Se me ocurre una idea, y espero que no me falléis de nuevo.

Emma no le había devuelto la llamada y no porque no quisiera, sino por el orgullo, había permitido que éste le dominara, sin embargo, en todo el día no había dejado de pensar en qué había querido decirle Henry y en por qué no había insistido en llamarla.

Se encontraba frente al ventanal abrazada a sí misma mientras observaba la ciudad anochecer. Se había dado una ducha y se había quedado allí quieta durante un buen tiempo pensando en qué sería de su vida.

De pronto sonó su móvil desde la cama, se volteó de inmediato pensando en que sería Henry. Se acercó a tomar el aparato y frunció el ceño al ver que se trataba de un número desconocido. Descolgó la llamada y llevó el móvil al oído.

―Diga.

―No cuelgues, por favor―se sorprendió al escuchar la voz de su madre al otro lado.

―¿Mamá? ¿por qué me llamas con un número desconocido?

―Sé que no me habrías contestado si hubieras visto mi número, es importante lo que tengo que decirte. ―la chica resopló.

―Entonces suéltalo de una vez antes de que me arrepienta y cuelgue la llamada.

―Es sobre Félix, está tramando algo con sus trabajadores y quiere perjudicarte, tengo miedo de que te haga daño.

Emma guardó silencio por un rato reflexionando en lo que le estaba diciendo su madre, ¿Félix podía hacerle aún más daño del que ya le había hecho?

―A ti no te importa lo que me pase, ¿por qué me estás contando esto, y por qué esperas que crea en ti? podría ser una trampa.

―No te estoy engañando, eres lo único que me importa―su voz sonaba realmente preocupada―. Se volvió a reunir con Damián y el guardaespaldas ese, hablaban de ti y de Henry, sé que no es algo bueno y tengo miedo, y mencionaron algo de un hotel. Puedo aceptar que me suceda cualquier cosa a mí, pero a ti...no quiero que te pase nada malo, eres mi hija.

Emma frunció el ceño confusa, su madre sonaba inquieta, ¿qué la estaba pasando? ¿a qué estaba jugando?

―Pero...él es tu "hijo" ahora, decidiste casarte con George y formar esa familia, decidiste hacerme de lado y no te importaba lo que me pasaba, ¿por qué de repente me hablas de esta manera y esperas que te haga caso? ―preguntó con el corazón roto.

―El deber de una madre es hacer todo lo posible por sus hijos, aunque tenga que hacer grandes sacrificios que no pueda entender. Eres mi hija y te quiero, por favor hazme caso, no te separes de tu esposo y cuídate. Algún día me entenderás, pero no es el momento.

Dijo y se colgó la llamada dejándola con la palabra en la boca, tenía preguntas que hacerla. ¿A qué había venido todo aquello? ¿Su madre acababa de decirla que la quería? Espera, ¿qué hacía Félix con sus antiguos empleados? Recordó que ellos iban tras ella y se le aceleró el pulso, ¿estaba desprotegida? ¿qué planes tenían? Ahora tenía miedo, estaba desprotegida y tenía enemigos que iban tras ella.

La protegida del CEOOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz