Capítulo 55

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Maratón 2/4

Su mirada empezaba asustarla, ¿qué estaba pasando? No entendía qué había cambiado tan de repente, hacía poco la trataba como el hombre atento que recordaba, y ahora se veía distinto.

―No sé… qué quieres que te diga―se puso algo pensativa intentando recordar en qué había fallado.

―Te daré una pista, por si te refresca la memoria, el médico mencionó algo sobre que te tenías que hacer algunas revisiones.

―Ah, eso. Supongo que se refería al golpe que me di. ¿Qué tiene eso que ver ahora, es que me pasa algo?

―¡¿De verdad piensas ocultarme esto?! ―alzó un poco la voz asustándola aún más.

―No te estoy ocultando nada. ¡¿Qué está pasando?!

―Sí lo estás haciendo, pero no sé con qué planes, pensé que nos entendíamos, pero parece que sigues tu propia sintonía. ―se puso cuclillas frente a ella algo reflexivo.

―Henry, me estas asustando.

―Júrame que nuestro repentino encuentro fue un accidente y no planeado.

―¿Q…qué? ―ahora empezaba a considerar la gravedad del asunto. ―¿Cómo puedes decir eso? ―sus ojos empezaban a cargarse de lágrimas.

―¿Con quién lo planeaste, con Félix o con tu ex? Porque con los dos sería aún más despreciable.

La chica sacó las pocas fuerzas que le quedaban para darle una bofetada. Henry cerró los ojos por unos segundos y cuando los abrió estaban cargados de ira lo cual aterró aún más a Emma, ese no era el Henry que conocía y que estaba dispuesto a todo por ella.

―¿Por qué de pronto me tratas tan mal? ―dijo en su sollozo― Si no te importo por qué no simplemente me lo dices y me dejas ir…¿es necesario que seas tan cruel conmigo? ¿qué es lo que ha cambiado?

En el rostro de él se dibujó una sonrisa, pero no de las que le gustaba, esa era maliciosa. Se puso en pie con la mirada todavía en ella.

―Y allí está, es eso lo que quieres ¿cierto? Que te deje ir, pero déjame decirte que no podrá ser, ¿y sabes por qué? Porque eres mi esposa y no puedes deshacerte de mí, nunca.

―Nuestro matrimonio no es real.

―Lamento decirte que sí lo es, tanto el notario como el libro de registro eran reales, todo el matrimonio fue real, estamos realmente casados, así que cualquier plan que tuvieras vete olvidándote de él, seguirás siendo mía te guste o no, por si crees que soy digno ya de estar al tanto de lo que está pasando contigo o no.

Dicho eso tomó su móvil y salió de la casa subiéndose al auto que seguía en el patio, sin importar haberla dejado desolada. Una vez dentro, golpeó un par de veces el volante por la rabia que lo estaba consumiendo. Estaba enojado por haberse visto obligado a comportarse de aquella manera y por haberse dejado engañar todo ese tiempo y ni siquiera viera las señales. 
Puso el auto en marcha y salió del patio bloqueando la reja para que nadie entrara o saliera.

Si antes la cabeza de Emma simulaba dolor, ahora dolía de verdad, le temblaban las manos, tanto así que se le resbaló el vaso que todavía llevaba en las manos al suelo produciendo un ruido que le hizo sobresaltar. Las lágrimas en sus ojos empezaban a derramarse descontroladamente mientras ella se preguntaba qué era lo que estaba pasando. No podía creer que Henry la hubiera tratado de aquella manera, no quería creerlo. Le había insinuado cosas realmente horribles y luego le había hecho esa confesión, ¿por qué de aquella manera? ¿cómo había sucedido? ¿por qué no lo había sospechado? Él en realidad era su esposo. Sabía que ella no creía en el divorcio y aun así la engañó y se lo confesaba ahora solo con la intención de lastimarla. Se llevó la mano al pecho mientras lloraba sin que le saliera la voz, ahora era el pecho lo que le dolía mientras se preguntaba qué era lo que había hecho bien en esa vida, la única persona con la que contaba también la estaba lastimando. ¡¿Por qué demonios se suponía que estaba en esta vida?! Nadie la quería de verdad, era un estorbo para todos. ¿Por qué se esforzaba en seguir adelante si todo lo que conseguía era lograr nuevas formas de sufrir? Quería acabar ya con aquello de una vez, nadie la echaría de menos de todas formas.

La protegida del CEOTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon