Capítulo 64

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Maratón 1/3

La sonrisa en el rostro de su madre se disipó.

―Tienes toda la razón y todo el derecho. Pero siéntate primero por favor, no quiero que te canses. ―la chica obedeció y se sentó de nuevo. ―Sé que crees que me olvidé de tu padre una vez nos dejó, pero no es así. Lo cierto es que recibí una amenaza de George y su hijo. Ya sabes que no soy buena con temas de negocios y esas cosas, tu padre fue quien se encargaba de todo eso. George me propuso casarme con él a cambio de que no nos arrebataran la compañía. No podía permitirme perderla, tu padre te la había dejado a ti, y George era el mejor amigo de tu padre, si era la única manera de conservar la compañía para nosotras tenía que hacerlo. Y cuando nos casamos salió con la idea de que Félix tenía que casarse contigo, se habían enterado de que tu padre te lo dejaba todo a ti y no querían que nadie más que ellos tomaran parte de ella.

―Entonces...¿por qué no consultaste con Henry? Papá confió tanto en él que le concedió su dirección.

―Entiéndeme cariño. No sabía nada de él aparte de que era el CEO, si el que se suponía era el mejor amigo de tu padre nos hizo eso, no sabía qué podía haber hecho él.

―Pero...insinuaste que papá habría querido verme con él. ―su madre mostró una sonrisa triste y se acercó a acariciarle el brazo.

―Y es cierto. Hablaba tan bien de él que creo que le habría propuesto a él que se casara contigo ―soltó una risita y a Emma se le formó un nudo en la garganta. ―Siempre pensé que lo estaba exagerando tanto, hasta que os presentasteis como esposos, extrañé tanto a tu padre aquel día porque entendí que estaba en lo cierto al pensar que Henry sería bueno para ti, no se equivocó en eso y me alegré por ti. ―ahora se le había brotado una lágrima a Emma y su madre se la secó con un paño. ―No llores cariño. Todo está bien, los malos no ganaron. ―le abrazó a su hija.

―Pero tú estás casada con él y tienes que aguantarlos. ―la mujer se separó para mirarla.

―No cariño. Tal vez esté casada con él, pero no tengo que compartir mi vida con él y ahora menos que no pueden arrebatarnos lo que es nuestro. Lo dejé en esa mansión y me fui a vivir a una de las casas que dejo tu padre. Estoy bien, y más feliz sabiendo que tú eres feliz. ―la niña volvió a lanzarse a sus brazos abrazándola.

―Te quiero mamá. ―ahora era la madre la que se le habían nublado los ojos al escuchar aquellas palabras.

―Yo a ti te quiero más, mi vida. Y te pido perdón por permitir que te trataran de aquella manera y no pudiera hacer nada.

―Prométeme que no volverás a ocultarme nada parecido.

―Aprendí la lección, y te prometo que no volverá a suceder. No quiero volver a estar en esta situación contigo. ―Se separaron y sonrieron.

―Gracias.

―Ahora tienen que terminar de arreglarte. No queremos llegar tarde a esta boda ¿o sí? ―la chica negó con la cabeza con una risita e hicieron entrar de nuevo a los que la atendían.

Regresó el equipo y continuó con el arreglo de la hermosa joven. Emma se sentía más relajada y tranquila al haber podido hacer las paces con su madre y de conocer los motivos que la impulsaron a hacer lo que hizo.

Mario estaba esperándola fuera con el auto. Llevaba el mejor traje que había podido adquirir. Se sentía orgulloso de haber participado desde el principio en aquella aventura de su jefe que acabó llevándolo a encontrar al verdadero amor de su vida y con quien estaba a punto de casarse, pero esta vez era una boda consentida por las dos partes, todavía parecía irreal, pero así era y se emocionaba de pensar que había sido de ayuda para las dos partes aun cuando ni ellos mismos querían reconocer que se necesitaban.

La protegida del CEOWhere stories live. Discover now