𝑸𝒖𝒊𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐

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—¡Adam, para! ¡Suéltame, por favor!—El puño de Adam impactó sobre mi mandíbula fuertemente, causando un dolor increíble; y caí al suelo; derrotada. Adam se tiró sobre mí y siguió golpeándome con fuerza. Entre gritos y llantos, cerré los ojos mientras seguía recibiendo golpes. Una voz empezó a sonar en mi cabeza.

—¡Lex, despierta! —Mis ojos se abrieron lentamente, y pude ver a Nora. Su rostro expresaba preocupación.—Estabas teniendo una pesadilla, no parabas de gritar.—Todavía estaba confusa, y no tenía fuerzas para hablar, así que le di un abrazo a Nora y me levanté de la cama. 

Eran las once y media de la mañana. Había llegado a casa a las seis, después de haber pasado una noche increíble con aquel apuesto chico de ojos verdes.

El desconocido me había traído paz, pero no la suficiente como para eliminar por completo al innombrable de mi mente. Como él mismo había dicho, solo yo podía darme paz. ran las once y media de la mañana. 

Saqué de mi maleta un vestido negro, apretado, aunque muy cómodo. Era de una tela elástica que hacía que se amoldara perfectamente a las curbas de mi cuerpo. Cogí ropa interior limpia, y esta vez, también mis air force blancas. 

Cuando lo tuve todo, fui directa a la ducha. Necesitaba sentir el agua caliente caer por mi cuerpo. Puse el agua a calentar, y, mientras tanto, decidí hacerme las cejas con las pinzas que Nora se había olvidado aquí el día anterior. 

—¿Vas a explicarme qué has estado haciendo esta noche para llegar a las seis de la mañana, señorita?—Nora, como de costumbre, irrumpió en mi lavabo. Tenía uns sonrisa de oreja a oreja, y supuse que era a raíz de la que me había salido a mí al escuchar su pregunta.

—Deja que me duche, y luego te lo cuento todo.—Nora asintió con la cabeza. 

—Vale, yo ya me he duchado. Me visto y te espero abajo.

—Vale.—Nora seguía mirándome intrigada con una sonrisa.—Venga tía va vete ya, que luego te lo cuento.

—Vale, vale.—Nora vino corriendo hacia mí.—Pero con detalles por la espera.—Me dio un beso en la mejilla, salió corriendo del lavabo y cerró la puerta tras de si.

Me metí en la ducha y, durante unos minutos, me limité a disfrutar del agua caliente recorriendo mi cuerpo. 

Aunque aquel sueño me había vuelto a llevar a hacía unos días atrás, la noche que había pasado me hacía sentir que todo eso formaba parte de una vida anterior; y realmente, era así. Sentía que hacía años, aunque todavía podía recordar cada golpe y cada palabra con la misma claridad que cuando lo vivía. Aún teniendo todo eso en la cabeza, la cara de aquel desconocido opacaba todo pensamiento negativo. Por un momento, cerré los ojos y vi su rostro en mi mente; aquellos ojos verdes, el corte en la ceja, esa mandíbula tan marcada y aquel pelo negro. Era tan guapo… Todavía podía sentir su lengua recorriendo mi cuello. 

Aquellos pensamientos me estaban subiendo de tono; así que decidí acabar de ducharme lo más rápido posible.

Al acabar de lavarme tanto el pelo como el cuerpo, y me apliqué la mascarilla hidratante; salí de la ducha.

Cuando vi mi cuerpo en el espejo, por primera vez desde hacía mucho tiempo, me gustó. 

Miraba mi cintura y sentía sus manos agarrándome con fuerza; miraba mis labios y sentía el calor de los suyos encima. Aquel desconocido me había devuelto a la vida. 

Nunca nadie me había mirado com tanto deseo; miraba sus ojos y veía una mezcla de rabia, de ira y pasión; se me aceleraba el pulso de lo intensa que era su mirada hacia mí. 

𝐄𝐒𝐐𝐔𝐈𝐕𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐄𝐋 𝐃𝐎𝐋𝐎𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora