𝐉𝐮𝐣𝐮𝐭𝐬𝐮 𝐊𝐚𝐢𝐬𝐞𝐧 | 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒

Uthahime x Gojo | Castigo

   Advertencia: Contenido sexual explícito.
                 Protagonista: Uthahime
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                                Palabras 1521
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—¿Uthahime podrías apresurarte? Ya me duelen los pies de tanto caminar.—dijo shoko con su respiración acelerada.

—Cálmate, ¿si? Necesito encontrar a geto. El es quien me ayudará con mi plan.

—Esto no estaría pasando si no fueras tan vengativa.—voltea sus ojos con fastidio.

—¡shoko!—cruzó mis brazos molesta.—Gojo me hizo creer que me había engañaba, solo para jugarme una broma, así que le pagaré con la misma moneda.

Ahora te deja por tonta vengativa.

Llegamos al jardín de la escuela, en la parte más alejada estaba geto leyendo un libro. Todo era calmado para el hasta que shoko y yo aparecimos.

—¡Geto!—gritamos ambas llegando hacia el, Geto se asusta poniendo su mano en el pecho.

—¿¡Que les pasa, están locas!? Me mataran de un infarto un día de estos.—dijo tocando su cabello.

—Si,si, no importa.—me acerco a él, me siento Justo al frente y agarro sus manos.

El me mira extraño, trata de alejar las manos pero yo las sostengo con fuerza.

—¿uthahime estás bien? ¿Acaso quieres que gojo nos mate si nos ve así? Que atrevida.—dijo indignado.

Empiezo a pestañear y pongo mis manos en modo de suplica.

—¿Algo le pasa a tu ojo, o que?—pregunta confundido.

—¡Geto! Necesito tu ayuda.—sonrío.

—te advierto que es una completa locura.—dice shoko poniendo un cigarro en su boca, toma un encendedor de su falda y lo enciende.

Geto me ve con intriga.

—Quiero que me ayudes a poner celoso a gojo.

—No.—anuncia el.

(...)

—no puedo creer que me obligaras para hacer esto.—peina su cabello pasando su mano lentamente.

—Que te puedo decir... soy buena negociante.

A lo lejos vemos cómo gojo se va acercando a nosotros, pellizco a geto por debajo de la mesa y este pega un pequeño grito. Abro mis ojos para darle la señal de que ya empieza nuestro momento de actuación.

Ambos empezamos a reírnos, geto toma uno de mis mechones de pelo y lo pasa detrás de mi oreja, yo sonrío tímida y veo disimuladamente hacia gojo quien se a quedado plasmado viendo lo que acabamos de hacer.

Uy, ya denle un Oscar a los dos, por favor.

Este nos ve fijamente y empieza a acercarse hacia nosotros.

Desde la mañana hemos estado pasando el día juntos y estoy segura que el lo sabía, pues muchas veces pasamos cerca de el y es imposible que no nos viera.

Capaz ni los topo.

Seguimos hablando, una gota de sudor baja por la frente de geto y mi corazón se acelera completamente.

—Hoy están muy amiguitos, ¿no?—abre un espacio entre nosotros y se sienta.—llevo todo el día viéndolos riéndose como locos... el chiste debe estar muy bueno seguramente.