Quise reírme cuando te vi sacar la lengua como si estuvieras concentrada, estabas sentada sobre tus rodillas y te movías en el papel al igual que un pintor experimentado. No sabía mucho sobre arte, pero para mí eras una artista, lo sigues siendo.
De vez en cuando me lanzabas miradas para que dejara de moverme, terminé haciéndolo cuando me concentré en tu rostro. Si cierro los ojos todavía puedo recordar tu carita de princesa.
Me lo mostraste, era como una fotografía llena de colores.
En ese instante supe que no solo coloreabas los dibujos, también coloreabas mi existencia.
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El príncipe que no tuvo su final feliz © ✔️ (M #0)
Short StoryLos cuentos de hadas siempre tienen un final feliz. El príncipe encuentra a su princesa y la lleva en su corcel blanco a ver el amanecer por el resto de sus vidas. Pero ¿cuánto dura una vida? ¿Cien años o un día? No tuvo que luchar con dragones ni e...