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- debemos terminar - escuchó atentamente la Omega a través de la línea del teléfono sosteniendo la prueba de embarazo fuertemente entre sus temblorosos dedos dejando que un par de lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras apretaba sus labios para que el llanto desgarrador que se aferraba en su garganta no saliera e hiciera evidente el desastre en el que se había convertido después de procesar bien las palabras de la que había sido su alfa por más de dos años - regresaré a Japón y las relaciones a distancia no se me dan bien. Lo siento

- Unnie ¿esta segura? Podemos intentarlo.....yo la amo, por favor

- somos demasiado jóvenes para atarnos a una relación que no tiene pies ni cabeza - respondió secamente tratando de no alargar más la conversación sintiéndose ansiosa por terminar aquella llamada y dedicarse a empacar el resto de sus cosas en algunas cajas - fue bueno mientras duró Chaeyoungie, intenta mantenerte saludable, si alguna vez vas a Japón no dudes en buscarme, estaré encantada de verte - y sin darle tiempo de responderte a la omega, la alfa colgó dejandola destrozada en medio de su habitación, acurrucada en el improvisado nido que armó aquella fría mañana de noviembre soltando el teléfono justo a su lado antes de apoyar la palma de su mano sobre su plano abdomen sintiendo a su lobo aullar adolorido en su pecho por el evidente rechazo de la que había proclamado como su alfa, de la que le había entregado su corazón, sus besos y su cuerpo.

- ¿que voy hacer? - susurró en llanto cerrando sus ojos sintiendo el sabor salado de sus lágrimas en sus labios liberando así los sollozos que oprimían su corazón - no puedo tenerte, perdón, perdón cachorrito.

Durante aquel día la Omega permaneció hecha bolita en el centro de su nido, aferrándose a la única prenda que tenía de su alfa en la que aún perduran algo de su aroma a sándalo y pomelo que se colaba por su nariz mezclándose con el oxígeno que llegaba a sus pulmones y salía por sus labios en largos y profundos suspiros hasta quedarse así dormida en medio de aquel dolor que abrigaba cada parte de su cuerpo y parte de su alma, siendo cruelmente despertada a la mañana siguiente por la alarma que resonaba insistentemente encima de la mesita de noche que estaba justo a su lado.

Así fue como con sus ojos algo irritados y el latente malestar en su cabeza la Omega se levantó de la cama, se dió una ligera ducha, tomó algo de sus ahorros y salió a toda prisa de su casa ignorando el llamado de su madre, tomando un taxi, dictarle la direcció, no prestandole atención a la mala mirada del conductor; dedicándose solo a tamborillar sus dedos nerviosamente sobre su pierna hasta que finalmente estuvo en su destinó, con demasiado premura bajo del vehículo tirándole un par de billetes al taxistas que solo murmuró un "deberían de darles vergüenza, está juventud es se vuelve cada vez más descarada" antes de colocarse en marcha nuevamente dejando a la pelinegra frente a aquellas gigantescas puertas que parecían medir el doble de su tamaño debido a los nervios que carcormian cada poro de su piel.

Tragando en seco mientras aferraba su mano contra su pecho tratando de controlar a su Omega que aullaba desesperada al conocer sus intenciones, rogándole en silencio que no le hiciera daño a su cachorro, Chaeyoung atravesó aquellas puertas caminando directamente a la recepción siendo recibida por una preciosa rubia que le sonrió a penas estuvo frente a ella

- buenos días - saludo educadamente - ¿en qué puedo ayudarle el día de hoy?

- Yo....yo... quiero, yo vine a - titubeó mirando con sus grandes ojos todo lo que estaba a su alcance sintiendo cómo su garganta se cerraba y su corazón latía desenfrenadamente causándole un malestar mayor - yo...

- tranquila - susurró con calma la beta observando los leves temblores en el cuerpo de la Omega - respira, con calma. Puedo esperar el tiempo que sea necesario

- y yo....no puedo - dijo Chaeyoung más a si misma que a la rubia, apoyando la mano en su vientre soltando un par de lágrimas de sus ojos mientras negaba con su cabeza - lo siento, lo siento - y sin más así como había entrado, salió corriendo por las calles mientras su mundo se derrumbaba a sus pies siendo consciente que cada cosa que planeó no se cumpliría porque tendría que posponer sus estudios, enfrentar a sus madres y criar a una bebé sola.

¡Dios! Tan solo dos semanas atrás se enteró que fue aceptada en la universidad de Seúl con una beca en deportes, sus madres habían empezado a buscar un apartamento como regalo de graduación y en menos de tres semanas tendría su viaje de excursión a Hawái y ahora todo aquello se veía tan lejano que la ahogaba en agustia.

¿como iba hacer ahora?

¿como le diría a sus madres?

RAINY DAYS'Where stories live. Discover now