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˚ ˚ Capítulo 006 ·˚

Tres años pasaron desde que había desertado de Konoha. El tiempo había pasado en un parpadear de ojos. Su carácter se había vuelto más displicente y arrogante que antes debido a lo consiente que era de su gran progreso ya que había alcanzado un nivel muy alto en sus habilidades. En todos estos años se había esforzado en sobremanera, entrenando día y noche para lograr su objetivo y planeaba hacerlo muy pronto. Tenía claro que el Sannin planeaba tomar su cuerpo como contenedor gracias a sus ojos y eso solo le generaba asco, al igual que la manera en que Orochimaru jugaba con la vida de sus subordinados, eso solo alimentaba su desprecio hacia el Sannin desertor, era por eso que planeaba deshacerse de él tarde o temprano.

Su espada resplandecía limpiamente demostrando que no había ni una sola gota del carmesí ardiente de la sangre de sus oponentes. Orochimaru sonrió al ver los miles de cuerpos ninjas extendidos a lo largo del campo, algunos muertos y otro a punto de estarlo. Al Sannin le parecía esplendido el modo en que peleaba tan limpiamente y no dejaba ni una gota de sangre en el area. Sasuke enfundó su espada y observó al Sannin con apatía palpable.

- ¿Qué son estas basuras inútiles que conseguiste? – Su tono de voz era despectivo, arrogante, apático e insensible. Algo a lo que el Sannin ya se había acostumbrado. – A la próxima no me hagas perder el tiempo.

- Entiendo que es aburrido si no tienes a un oponente como a mi querida Megumi, después de todo no la has visto hace año y medio. – Sasuke se detuvo abruptamente al escuchar el nombre de la chica. Su mandíbula se tensó al sentir un hormigueo molesto en su pecho. Orochimaru sonrió levemente y suspiró. – Era la única que podía darte un alto con facilidad.

Orochimaru volvió a sonreír al ver a Sasuke marcharse sin mirar atrás. Él sabía lo competitivo y arrogante que era su discípulo y de lo mucho que le llegó a frustrar el hecho de que Megumi fuera más fuerte que él y aunque antes parecía disfrutar enfrentarse a ella ya que podía dar todo de sí, luego le empezó a molestar como una piedra en el zapato.

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Sasuke observaba por la ventana del hostal en el pequeño pueblo al que había ido para distraerse de sus frustrantes pensamientos. El día era fresco y opaco, parecía que pronto llovería. La mención del nombre de la chica a la que no había viso en mucho tiempo le frustró y molestó en gran manera tanto en su mente como en su sentir. A su lado un bulto vivo se arrimó más a él en la cama en la que ahora estaba sin nada de ropa, solo cubierto por las sabanas. Un delgado y femenino brazo lo abrazó por la cintura y él la apartó toscamente.

- ¿Pasa algo? – Preguntó una dulce voz que hizo erizar su piel. Asqueado de escuchar ese tono en alguien como ella, se puso de pie y tomó su ropa, vistiéndose ahí mismo sin siquiera notar la mirada triste de la chica en la cama.

Sasuke era un joven adolecente que había descubierto el placer sexual hacia algunos meses atrás y este le había quedado gustando. Ahora se acostaba con chicas que se le ofrecían gustosamente gracias a su aura atractivamente altiva y a su favorecedora apariencia. Lo hacía cuando estaba enfadado o estresado, pues el placer le ayudaba mucho a relajarse, aunque no se sentía satisfecho del todo por más que las jovencitas fuesen muy atractivas y coquetas.

Se sentó en la cama mientras acomodaba sus zapatillas ninja, luego sintió como unos brazos le rodearon el torso desde atrás y una caliente respiración se sintió en el arco de su cuello. – ¿Por qué no tenemos una cuarta ronda? – Sasuke viró los ojos, molesto y movió su cuerpo, alejando a la rubia ceniza junto a él. – Eres extraordinario en la cama.

Sasuke la ignoró completamente y tomó su espada. Dejó un par de billetes en la cama junto a la chica y salió de allí, dejando a la joven completamente ofendida y molesta quien no dudó en gritarle obscenidades. Sasuke sonrió al escuchar las maldiciones dirigidas a él y sin más, dejó el hostal, dirigiéndose ahora a la guarida del Sannin.

Faltando unos cuantos kilómetros para llegar, la lluvia lo alcanzó, empapándolo de pies a cabeza. Ingresó a la guarida completamente fastidiado por su situación desfavorecedora, se sentía como una rata ahogada, aun sabiendo que nunca luciría mal. Bajó su Haori azul dejando su torso completamente desnudo al serle molesto la tela pegada a su piel y caminó en dirección a su habitación. Echó su cabello para atrás al estarle estorbando la vista y se detuvo abruptamente al notar dos presencias en el pasillo de su habitación, específicamente a una habitación de la suya.

La que lo hizo reaccionar de tal manera fue la presencia de una hermosa joven al lado de la presencia del Sannin; Era una cabeza más baja que él, delgada, con más trasero que senos y figura en forma de pera. Su cabello era blanco, extremadamente lacio y le llegaba a mitad del trasero; este estaba flojamente sujeto a su mitad por un listón lila. Sus preciosos ojos eran grandes y de un fascinante color rosa sandía. Sus labios medianamente gruesos estaban tintados de rosa al igual que sus mejillas y la punta de su nariz. Su piel era extremadamente pálida y tersa, esta desprendía escarcha y frío, su aroma era como el de las manzanas, bayas y pinos.

Vestía un corto vestido ceñido al cuerpo de color lila, sin mangas y con escote en forma de corazón. Tenía unas pequeñas mallas moradas en ambos codos y unas disparejas medias de mallas del mismo color en sus gruesas piernas. Sus zapatillas tenían un poco de plataforma, brindándole unos cuatro centímetros más de altura. En su muslo derecho estaba atada una venda y sobre ella estaba sujeto su equipo de herramientas ninja.

Sasuke pensó que estaba alucinando o algo por el estilo, creyó que tal vez la joven con la que se había acostado le había echado algún tipo de droga alucinógena, pero rápidamente descartó esa idea al recordar que no sería tan idiota como para caer en algo así. Era realmente Megumi quien estaba frente a sus ojos, aunque la había confundido con alguna Diosa, era la chica que él conocía.

Megumi notó su presencia y sonrió enormemente. Su sonrisa seguía siendo igual de pura y dulce. – Megu. – Antes de que pudiera terminar, Megumi lo había rodeado con sus fríos brazos, dejando un fino rastro de hielo a su paso. Sasuke reaccionó y la apartó rápidamente, desconcertando a la joven. Entonces Megumi escaneó su empapado cuerpo y notó la ausencia de la prenda superior que cubría el torso del Uchiha. Un sonrojo se apoderó de sus mejillas, siéndole inevitable ocultarlo y apartó rápidamente su mirada.

- Al fin llegas, Sasuke-kun. – Entonces Orochimaru recibió la misma mirada fría y arrogante del Uchiha. El Sannin sabía que en todos estos años, a la única persona que el joven Uchiha toleraba, era a Megumi, más sin embargo siempre ponía un extenso muro a su alrededor, mostrándose indiferente ante ella. – Megumi-chan llegó hace algunas horas, pero tú no estabas para recibirla ¿dónde estabas?

- No es de tu incumbencia. – Cortó tajante. Orochimaru no permitiría que nadie lo tratara así, pero como necesitaba el cuerpo de Sasuke, prefería esperar.

Megumi no se sorprendió por la actitud del Uchiha, pues era una que ya traía consigo desde antes, solo que ahora parecía volverse más severa. Ella sabía de las intenciones de Orochimaru con Sasuke, pero aunque nunca le había agradado lo que el Sannin practicaba, tenía entendido de que Sasuke era consciente de esto, por lo que no podía interferir.

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Ice Heart ❊ ⤑ Uchiha Sasuke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora