ੈ✩‧₊˚ 021 ⋆·˚ ༘ *

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Capítulo 021 ‧₊˚.

Estaba molesto y el campo de entrenamiento estaba pagando esa ira. El sudor escurría por todo su torso dándole una ilusión luminosa a su piel como un bálsamo sobre unos suaves labios. Su cabello al estar húmedo, se adhería a su rostro con cada movimiento que hacía, causándole fastidio.

Retiró su Haori y dejó su torso al desnudo ya que la prenda le causaba más sofocación. Su pecho subía y bajaba con irregularidad, sus labios estaban ligeramente entreabiertos al estar exhalando por la boca. Pasó sus dedos entre su cabello y tiró de él hacia atrás, despejando su vista.

Blandió nuevamente su espada con un ágil movimiento y le hizo seña al otro grupo de quinientas personas para que lo atacaran, pero no tuvieron tiempo de tan siquiera acercársele, pues fueron asesinados por el Uchiha en tan solo unos segundos.

Enfundó su espada la cual tenía la hoja completamente reluciente y sin una mancha de sangre, para luego observar el panorama; había cientos de muertos a su alrededor y él estaba sin un rasguño en medio de ellos.

Tomó su Haori y salió del lugar con intenciones de darse un baño en las aguas termales. Esta vez, no tenía que pasar por los laboratorios del Sannin, sino por el campo de entrenamiento del ala oeste; donde cierta albina entrenaba.

Se dirigió al ala oeste mientras dejaba su haori sobre su hombro y volvía a pasar una mano por su cabello con algo de molestia. De repente su cuerpo ya no estaba caliente, ahora sentía un inmenso frío invadirle completamente, erizándole la piel y permitiéndole refrescarse un poco.

Ese clima y la presencia de un gigantesco Chakra gélido y puro le hizo saber que la joven se encontraba entrenando. Megumi era lo opuesto a la maldad y su Chakra era la definición perfecta de la pureza y exquisitez; congeniando perfectamente con la joven. Sasuke, por el contrario, tenía un Chakra tan perverso y hostil que los ninjas tipo sensores llegaban a sentirse realmente espantados.

El frío se hizo más concentrado con cada paso que daba. Llegó a una enorme entrada sin puerta que dejaba ver todo lo que había dentro de aquél lugar; el campo de entrenamiento de Megumi.

Se detuvo inconscientemente para mirar el interior de aquél enorme salón construido especialmente para la joven. Lo que sus ojos vieron, solo le devolvió el calor a su cuerpo y una sensación ajena a él, se instaló es su ser.

Todo alrededor de Megumi era un caos, era como ver una tormenta de nieve, pero siniestra. El pecho de Megumi subía y bajaba con normalidad, su cabello se movía como la seda en el viento de una tormenta, su cuerpo se movía con tanta destreza que era exquisito a la vista.

Sus manos estaban protegidas por unas vendas que estaban manchadas de sangre que seguramente no era de ella. Su bello y dulce rostro ahora estaba chispeado por unas cuantas gotas de sangre ajena.

Había cientos de personas muertas o inconscientes a su alrededor. Sasuke vio el modo con el que la albina estaba combatiendo; no utilizaba su Kekkei Genkai ni otros jutsus relacionados con sus dos naturalezas, estaba peleando a puño limpio y por el modo en que reaccionaban sus contrincantes, estaba concentrando Chakra en sus golpes; siendo capaz de hacerlos atravesar un bloque de cemento con un leve golpecito en la frente.

Conociendo a la albina, sabía que aquellas personas debían de ser criminales nefastos para que se encontraran en esa situación, ya que la joven era muy estricta en ese sentido cuando se trataba de oponentes de entrenamiento.

Un tipo enorme se abalanzó contra ella con intenciones asesinas, pero Megumi lo esquivó con facilidad y con una patada por parte de la albina; el hombre salió volando varios metros y atravesó tres columnas para terminar enterrado en el concreto de una pared.

No era de extrañar que la joven sea tan fuerte. Las absurdas cantidades de Chakra que poseía la albina le permitían potenciar sus golpes a una manera escalofriante.

Supuso que Orochimaru le había enseñado la misma técnica que utilizaba Senju Tsunade; la otra Sannin y que ahora ella le enseñaba a Haruno Sakura, su excompañera. Después de todo, Orochimaru era muy competitivo.

La joven pasó el dorso de su muñeca por su mejilla para limpiar la sangre que había caído en ella. Sasuke salió del trance en el que había caído inconscientemente y la molestia volvió a surgir, dirigiéndose esta vez a las aguas termales.

Una vez llegó al lugar, se sumergió en las aguas y sus músculos se relajaron inmediatamente, sacándole un suspiro de alivio. El tiempo en que tardó en las aguas termales fue hasta que se consideró satisfecho, solo unas cuantas horas de relajación.

Llegó al pasillo de su dormitorio con su cabello húmedo y su piel ya limpia de cualquier indicio de que estuvo entrenando por horas.

Faltaban unas dos habitaciones para poder llegar a la suya, pero se detuvo específicamente en una que no le pertenecía. Una idea cruzó por su mente; era algo que solía hacer desde hace mucho tiempo y que de alguna manera le agradaba.

Abrió la puerta de la habitación e ingresó en ella como si se tratara de la suya. Sobre la cama, se encontraba cierta albina completamente dormida y aferrada a una almohada, como si se tratara de un koala. Una sonrisa se asomó por sus labios de manera inconsciente al contemplar a la joven frente a él.

Se acuclilló de tal manera en que su rostro quedó frente al de ella. Tomó un mechó de su cabello y lo llevó a su nariz, aspirando el dulce y fresco aroma de la joven.

Se veía tan frágil como un copo de nieve que relucía bajo la luz del sol. De alguna manera, el verla tan serena le generaba tranquilidad, algo que casi nunca poseía, pero que de algún modo; ella era capaz de darle.

Su rostro era tan angelical que a veces se preguntaba si ella era una alucinación. La forma en la que hablaba, se expresaba, sus ideas, su forma de ser; todo en ella le parecía interesante.

El modo en que sonreía, la manera en que lograba cautivar a cualquiera con una sola mirada, su modo de caminar, el brillo enigmático en su mirada y el dulce tono de su voz es como si fuera un canto de sirena.

Un pensamiento fugaz hizo que su estado de ánimo volviera a ser como antes. Se rehusaba a someterse a aquello que le estaba rebasando desde hacía mucho tiempo, había bajado la guardia y había sido atacado de la peor manera antes de darse cuenta. Su puño se cerró con fuerza y dejó caer le mechón de cabello para así abandonar rápidamente la habitación de la joven.

No pensaba negárselo a sí mismo porque era un hecho que, aunque no le gustara, había surgido mucho tiempo atrás y ahora estaba arraigado a él. No creía ser capaz de cambiar las cosas y eso le frustraba más que nada, porque había roto su propia promesa sin siquiera darse cuenta y eso le hacía odiar la situación en la que se encontraba, pero por más que quisiera; no podía odiarla a ella.

Megumi había logrado algo que nadie fue capaz; Ella se había convertido en su debilidad.

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¿Quieren que les ilustre a Megumi en todas sus fases habidas y por haber?

Obviamente hecha por mí. Sé dibujar 😺

Ice Heart ❊ ⤑ Uchiha Sasuke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora