1.

488 60 1
                                    

¿Podría ser mi vida más maniática de lo que es?, nunca, todos los días desde que me convertí en lo que soy me había hecho esa pregunta, creo que descubrí esa respuesta cuando perdí lo que más había amado en el mundo. Sentir a esa persona que amabas más que nada, dejar la mierda que haces sólo para darle el tiempo y el amor que se merece, eso es aprecio.

Por desgracia, hay personas malas en este mundo, y me incluyo, porque yo perdí todo ese amor que tuve, aunque fuera poco pero era algo con lo que podía tener, yo he hecho sufrir a cuanta gente, creo que demasiada, son infinitas las veces que arruinado una familia, o alguien, pero no me duele ver sufrir a esas personas. Esta vez, la vida me quería volver la jugada, ¿Cuál era? Era ella, la vida se encargó de que yo la conociera, y luego que yo sufriera de la peor forma, que la asesinaran, gracias a mí, todo era mi culpa, y creo que viviere con ello por mucho tiempo.

Desgarre otro cuello más y la mujer quedo...muerta, reí y me limpie en mi poleron, el tonto de mi hermano debe estar matando, o quizás, teniendo sexo con una estúpida zorra, que ya es normal que haga.

Tengo suerte que a mis treinta y tres años aún tenga el mismo movimiento, que hace unos diecisiete años atrás.

Mi vida es la misma; Ella, a hora es un recuerdo... No es que no la extrañe, es que por algún motivo ya no la puedo amar, es como si ella se hubiera llevado lo poco de amor que tenía, he tenido sexo y he violado tantas chicas que he olvidado lo que es el verdadero placer. Cosa que ya no me interesa, yo solo hago mis necesidades como asesino y hombre.

(...)

Nos ponemos nuestros disfraces si es que le les puede llamar así, para que los estúpidos no intenten saber que existimos.

- Odio hacer esta mierda todos los días.-se quejó Liu poniéndose un poco de crema reí y fui a buscar ropa limpia, esta costumbre se nos hizo cuando ella estaba en el campamento. Supongo que le debo algo después de todo.

-lo sé, ya se nos hizo costumbre.-digo poniéndome una camisa negra ajustada, eso hace que se marqué mi estómago y bíceps.

- A ti.- Pongo los ojos en blanco.- Gracias Andy por hacer que me maquille como si fuera una jodida mujer yendo a un matrimonio.

- Iugh, no me hables de matrimonio.- me río.

- Deberás que a la nena de Jeff no le gustaría entrar de blanco a la iglesia.- se ríe está vez él y yo lo quedo mirando diciéndole que mi puño quiere golpear su rostro.

- ¿Si? .- digo irónico y se sigue riendo mientras asiente.- Si sigue riendo no me cuesta hacerte más cicatrices.- abrochó mis botas cafés.

- Sigo siendo perfecto.- suelto una carcajada. Tiene razón, un perfecto marica.

Habíamos salido de la cabaña, el pueblo nos quedaba a unos cuantos minutos, y no me gustaba tener que pasear, antes, lo hacía mucho con mamá y Liu, lo único que hacíamos era ir a jugar con otro niños al parque, está vez vamos a ver como está las cosas. por mi parte yo no quería ir, pero Liu se le ocurrió ir, ya que se aburre todos los días andar paseando por el bosque - que ya lo ha aprendido de memoria - y eso ya es muy agotador.

El día estaba nublado, habíamos salido del bosque, lo primero que vimos fue a unos niños que jugaban con la pelota, otros, estaban tirando nieve, estábamos recién empezando septiembre, y el invierno no era muy bueno, hacia bastante frío, aquí en Dunster llegan nuevos turistas, y algunos... No salen completamente vivos de aquí.

Un camión para en la antigua casa de los Stones, desde que ella murió nadie se ha adentrado a esa casa. Sólo yo, para hacer mis mierdas de vez en cuando.

No te alejes, jeff.2Where stories live. Discover now