Epílogo

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Era la tercera vez que Harry se frotaba los ojos con insistencia

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Era la tercera vez que Harry se frotaba los ojos con insistencia.

Se había retirado los anteojos, aun le faltaba acostumbrarse a usarlos, pero el uso continuo de la laptop era dañino para su vista y no quería estropeársela más.

Bostezó, estirando sus extremidades y su espalda se escuchó crujir cuando intentó destensar los músculos en ella.

Eran las once de la noche y quizá ya debería estar durmiendo, envuelto en su manta favorita o echo un ovillo entre las cobijas que Louis le marcó con su aroma. Sin embargo, la tarea era primero, y aunque si estaba tumbado cómodamente en el colchón, tenía que enviar un archivo antes de que el reloj marcara las doce.

Suspiró, volviéndose a colocar los lentes y le dio una última leída a su trabajo para la materia de gestión de proyectos, cerciorándose de que la ortografía estuviese completamente limpia.

Harry no sufría con eso de desvelarse haciendo los deberes académicos, todos lo sabían y ahora que había regresado a estudiar, hasta lo hacía con gusto.

Un año después de la boda con el alfa de sus sueños, consiguió entrar a otra de las universidades de arte en la ciudad, una que tenía la opción de la educación a distancia e incluso, en sistema híbrido.

Eso le vino de maravilla, porque había logrado organizar sus estudios y su trabajo de una manera eficaz, ayudando a Louis por las mañanas con el tema de la galería que fundaron, y por la tardes dedicándose de lleno a tomar sus clases en línea.

Únicamente asistía dos días a la semana para algunos talleres prácticos y a revisiones con los profesores que solicitaban proyectos desde el día uno.

Estaba sumamente feliz con el rumbo que su vida de casado había tomado, por fin sentía que las cosas estaban saliendo bien y no podía pedirle más a la vida.

Ya se merecían esa estabilidad.

Con las ganas de salir adelante intactas, él se encargó de afinar los últimos detalles de su entrega parcial, mientras las escaleras que conducían hacia la planta alta, sonaban al ser pisadas por los zapatos lustrados de un alfa que volvía del trabajo.

Harry sonrió al captar su olor cuando llegó y movió su nariz al percibir que su aroma se había intensificado más de lo normal.

¿Tenía algo que ver que ya no tomaban supresores? Sí, probablemente.

La puerta de la habitación principal se abrió, y bajo el umbral, apareció un Louis que venía con el cabello más revuelto que nunca, el nudo de la corbata deshecho y las mangas de su camisa dobladas hasta los codos.

Parecía que un camión le había pasado por encima.

—Necesito un masaje con urgencia —imploró, al botar el maletín con el que cargaba—. Vengo de cuatro reuniones con posibles patrocinadores, dos visitas con los colaboradores y hasta pasé a PaperTom's para ver a mis padres.

The pretty artist 🎨  || larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora