~El Libro~

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*TOM*

—¿Por qué es tan interesante ese estúpido libro?— ella ignoró mis palabras pero vi como rodaba sus ojos ante mi comentario —Déjame ver— dije y le saqué el libro de las manos

—¡No, idiota, devuélvemelo!— gritó e intentó tomar el libro, pero ya era tarde, lo tenía en mis manos.

Por un segundo, pensé que iba a gritar más pero solo suspiró. 

Carraspeé mi garganta para comenzar a leer la página en la que Stephanie estaba tan concentrada

—Tomó mi cuello con fuerza y me plantó un beso en los labios— dije leyendo una de las primeras oraciones con una voz seria y elegante. —Sus manos recorrieron mi cuerpo hasta que se quedaron firmes en mi cintura, John me colocó en la cama de manera suave y brusca a la vez, ambos nos miramos a los ojos la lujuria y el  amor que sentíamos...— me quedé completamente en silencio mientras leía las demás partes de la página

Abrió mis piernas y comenzó a acariciar mi coño con delicadeza mientras ahogaba mis gemidos besándome profundamente

Mis ojos se abrieron como platos y dirigí mi rostro hacia el de Stephanie, sus mejillas estaban rosadas mientras miraba al libro fijamente 

—Pensé que eras más inocente, Stephanie— dije mientras le devolvía el libro y ella me miraba confundida

—¿Disculpa?— cuestionó echando su cabeza a un lado 

—Lo último que pasó por mi cabeza fue que lo que estabas leyendo era porno escrito en unas hojas de papel— frunció su ceño

—¡No es porno, idiota! Es lectura erótica— rodeó sus ojos

—Es porno, Stephanie, aunque no quieras aceptarlo, es porno— ella se puso de pie ignorando cada una de mis palabras y se fue a tomar una ducha. Al escuchar el sonido del agua caer tomé el libro nuevamente y seguí leyéndolo 

¿Con que lectura erótica, eh?

Pensé hacia mis adentros mientras abría el libro. Comencé a leer y curiosamente la protagonista del libro, llamada Sophie, era una chica muy parecida a Stephanie, Sophie era sumisa, inocente, buena, era como un cachorrito al igual que Stephanie, mientras que John, el novio de Sophie era un chico más duro, fuerte, seco y frío, pero cuando se trataba de Sophie era el chico más romántico de todos. Continué leyendo un poco más y más y más, hasta que escuché una voz delante de mi

—¿Ahora te gusta la lectura erótica?— dijo acercándose a mi, me sacó el libro de las manos y lo puso sobre la mesa, me coloqué de pie y la tomé por la cintura, me acerqué a su oído y susurré con una voz ronca y profunda

—Solo quería saber que es lo que a ti, te gusta hacer en la cama, Steph— solté mi agarre y me dirigí hacia mi cuarto, no puedo negar que sentí como su cuerpo temblaba al sentir mi aliento en su cuello y escuchar mi susurro en su oreja. Sonreí de lado al recordarlo.

(. . .)

Luego de unas horas el sol ya se estaba escondiendo, dándome a entender que tendría que empezar a prepararme, ya que habíamos arreglado con los chicos de la banda y otros amigos para ir a una fiesta.

Fui al baño y tomé una ducha, sin antes, mirar hacia la sala de estar donde estaba Stephanie leyendo su libro porno. 

Luego de unos minutos me coloqué unos jeans negros, unos tenis blancos, una camiseta negra junto a un suéter negro, aunque no hacía tanto frío, había alguna que otra briza y lo que menos quería era enfermarme. Tomé mi celular y mis llaves, lo metí todo en mis bolsillos y por último me coloqué mi bandana al rededor de mi frente. Salí del cuarto y fui hacia el cuarto de Stephanie y abrí la puerta sin tocar

No tendría que haberlo hecho

La vi mirándose frente al espejo, estaba en ropa interior, su brasier era rosa con encaje y sus bragas negras lisas, sus pechos se notaban mucho más grandes de lo que yo me había imaginado, su trasero no era tan grande, su cadera y muslos eran anchos y su cintura era pequeña.

¿Qué coño hacía observando a la novia de mi mejor amigo en ropa interior?

Al parecer la suerte estaba de mi lado y ella no vio mi reflejo en el espejo, así que cerré la puerta y la toqué como tendría que haber hecho desde un principio 

—Ni se te ocurra entrar, idiota— me espetó

—No lo haré, ratón de biblioteca— dije mientras mi mano sostenía la manija de la puerta. Segundos después, ella la abrió ya vestida

—¿Acaso eso es un apodo?— dijo mientras elevaba su cabeza para mirarme directo a los ojos, asentí lentamente y relamí mis labios —Pues, no me gusta, cámbialo— negué divertido y coloqué un mechón de pelo detrás de su oreja 

—Saldré y tal vez volveré tarde o ni siquiera volveré— dije mirándola a los ojos

—Ya me lo habías comentado y deseo con todas mis fuerzas que no vuelvas— dijo y cerró la puerta en mi cara. Apreté mis puños con fuerza haciendo que mis nudillos se vuelvan blancos, odiaba que me hablara así, detestaba con todas mis fuerzas discutir con ella y el enojarme hacía que las peleas suban de nivel cada vez más.

(. . .)

Llegué a la dicha fiesta junto a los chicos, salí del auto de uno de nuestros guarda espaldas y nos dirigimos a la fiesta, entramos al VIP, por supuesto. Me senté en uno de los sofás de terciopelo azul reservado para nosotros y frente a este, una mesa redonda de vidrio con alcohol en un tacho con hielo.

Luego de unos segundos no tardó en llegar la primera chica, se sentó en mi regazo y comenzó a coquetearme, pero por más raro que suene, no me había causado nada, absolutamente nada, por lo que, solo la besé y a los pocos segundos llegó otra y otra, otra, otra, otra, pero ninguna me generaba nada, hasta que a lo lejos vi a una chica sentada en la barra, muy linda por cierto

Y muy parecida a Stephanie

Me senté a su lado y comencé a coquetear con ella, sus mejillas no tardaron en ponerse rosadas, su mirada sumisa y su voz inocente hacía que me recuerde a Stephanie cada vez más

Y hacía que mi polla se ponga dura cada vez más


Fuera De La Ciudad - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora