~Desmayo Por Desamor~

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Luego del almuerzo con las chicas, les conté absolutamente todo y obviamente, no tardaron en hasta desearle la muerte a Tom, pero no las juzgo, yo hubiera hecho lo mismo.

La noche llegó y me encontraba completamente sola en mi casa, me senté sobre mi cama, frente a mi ese espejo grande en el que me veo siempre cuando me visto y desvisto.

Comencé a desnudarme, y me paré frente al espejo, pasé mis manos por mis brazos, mis pechos, mi cintura, mis caderas, mis muslos, mi cuello, mi abdomen, mis rostro y mi cabello, poco a poco, comencé a llorar mientras pensaba.

¿No soy lo suficientemente bonita?

¿Qué tiene Sophie que yo no?

Somos muy parecidas físicamente...O tal vez yo soy más gorda

Más flaca

Más bajita

Mis dientes son un poco chuecos...

Mis ojos son un poco pequeños...

¿Qué me falta para gustarle un cien porciento a Tom? 

¿Qué me falta para que él solo me mire a mi?

Deseo ser Sophie...

Me arrodillé en el suelo, ignoré el dolor en mis rodillas al caer al suelo, coloqué mi mano sobre mi pecho y comencé a llorar más fuerte, ignoré el dolor de cabeza que me generaba el llanto.

Mi autoestima no era el alto, y con Tom había comenzado a subir, pero ahora...Había bajado en picada y cada vez que me miraba al espejo, bajaba cada vez más...

Me sentía completamente horrible y sucia, me sentía extraña.

Mi teléfono comenzó a sonar y el nombre de Tom aparecía en la pantalla, lo tomé y respondí sin más, detrás del teléfono, lo oí llorar

—No me hables, no quiero oír tu voz, solo escúchame...Te amo, Stephanie, y no digas que no lo  hago, porque si lo hago, quiero explicarte el por qué de lo que hice, pero quiero hacerlo en persona, necesito verte, te necesito Stephanie, te necesito como el aire que respiro, eres la mujer de mi vida y no me importa nadie más que tu, te amo, te amo y nunca voy a dejar de hacerlo. ¿Puedo ir a tu casa ahora?

Las lágrimas no me dejaban responder, por lo que terminé la llamada sin decir nada, ahora no sabía que pensar, tal vez solo mentía, o tal vez decía la verdad.

Me puse de pie y volví al baño para tomarme una ducha, esta vez una ducha lenta, quería llorar tranquila y que el agua caliente casi hirviendo cayera sobre mi piel para luego dejar rojeces en ella.

(. . .)

Llegó la noche y yo seguía igual, no podía dejar de pensar en él, en ella, en mi, en nosotros, en lo que fuimos y en lo que se terminó.

No respondí llamadas ni mensajes, Liam me había enviado un mensaje pero no quería ver a nadie en ese momento, quería estar sola toda la noche, pero aunque sabía que era lo peor que podía hacer, no podía evitar querer estar a solas conmigo y mis inseguridades.


Minutos después, alguien tocó la puerta, fui a abrirla y ahí estaban Amanda, Olivia, Katie y Liam, me sorprendí un poco al verlos pero aún así me puso feliz verlos.

—Mierda, chica...Te ves fatal— dijo Olivia, asentí y reí un poco.

—Lo sé, lo sé...¿Qué hacen aquí?

—Yo estaba caminando hacia una cafetería y me encontré a tus amigas, ellas me invitaron ya que Olivia me reconoció— dijo Liam.

—Queríamos invitarte a una fiesta, queremos que te despejes y olvides los problemas.

Dudé un poco antes de responder y aproveché para tirarme sobre el sofá.

—¿En serio? No creo que sea buena idea, podemos quedarnos aquí...Y mirar películas.— dije y Amanda tomó mis manos para elevarme hacia arriba.

—No, no podremos, ya que iremos a la fiesta no importa que— me reí y los demás también.

Katie comenzó a arreglarme, me maquilló mientras Liam veía mis libros y husmeaba por ahí, mientras Amanda miraba mis revistas de modelos muy entretenida y mientras Olivia escogía el perfecto outfit para mi.

Luego de unos cuantos minutos, Katie terminó su trabajo y al verme al espejo, me sentí bonita...Ni siquiera parecía que había llorado horas y horas, Katie era buena maquilladora.

Luego me coloqué la ropa que Olivia eligió, era muy bonita, unos shorts blancos tiro bajo con un top rosa pastel y unas botas blancas, de accesorios todo era dorado y de peinado una coleta alta, me sentía bonita.

Nos fuimos al coche, y en el camino, comenzamos a hablar sobre el embarazo de Katie, preguntamos sobre su salud y ella dijo que todo estaba perfectamente, en cinco meses, el bebé nacería y aunque Katie tenga su pancita crecida, eso no impedía que salga de fiesta, aunque siendo sinceros, ella nunca salía, era muy de vez en cuando, casi nunca.

Mientras ellas comenzaron a hablar de otra cosa, Liam me miró y yo a él, su mano se acercó lentamente a la mía.

—¿Puedo?— sonreí y asentí, él tomó mi mano, pero eso para mi no era suficiente, lo abracé con fuerza y él igual a mi, Liam era un buen chico, Liam era mi próximo mejor amigo.

—No puedo creer que me hayas abrazado...— ambos reímos.

—Hemos llegado chicos— dijo Amanda mientras miraba por la ventanilla.

(. . .)

Nos encontrábamos en esa fiesta, la estaba pasando fenomenal, había bailado un buen rato, hasta que decidí sentarme junto a Liam, Olivia y Katie, ya que estábamos en la parte VIP porque Amanda había conseguido que pasemos gratis.

Nos encontrábamos allí, sentados, hasta que llegó Amanda con una cara no muy contenta, la miré confundida y pregunté que le pasaba pero ella dijo que nada, lo sentía extraño, ya que ella le susurró algo a Katie y ambas se quedaron con un rostro serio, miré a Olivia pero ella estaba igual de confundida, hasta que observé como Olivia miraba por mi hombro, fruncí el ceño y me giré, allí estaba Bill, sonreí al verlo y me acerqué a saludarlo, mientras caminaba, los pies se me pegaron el suelo, al ver a Tom...Tom, y dos rubias a su lado, claramente se veía muy ebrio, pero no pude desviar mi mirada de él y de esa situación, Bill se giró y se dio cuenta de que yo estaba allí, comencé a respirar agitada, Bill me miraba sin saber que hacer, veía sus labios moverse pero no pude escuchar lo que decía, mi mente disoció y solo oía las voces de los demás hablando, y la música saturada lastimando mis oídos, mis pies estaban atrapados por el suelo, no podía moverme, solo veía a Tom y a dos rubias a cada lado de él, el nudo en mi garganta apareció otra vez y comencé a morderme el labio de nervios y a pestañear rápidamente, para no llorar, pero fue en vano, las lágrimas salieron lentamente de mis ojos, mientras miraba esa escena pero todo se fue abajo cuando Tom se percató de que yo estaba allí, sus ojos se encontraron con los míos, él se puso de pie y comenzó a caminar hacia mi, quería retroceder pero no podía, mientras él más se acercaba más olía el olor a tabaco y whiskey, pero mientras él más se acercaba, más ganas de enterrarme en sus brazos, lo necesitaba.

—Stephanie, amor...Stephanie— eso fue lo último que escuché, ya que dejé de oír y de ver de un momento a otro.

Me había desmayado...Desmayado por un desamor.


Fuera De La Ciudad - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora