~Día 4~

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Me desperté al siguiente día y Otis no se encontraba a mi lado, sonreí aliviada. Caminé hacia el baño, cepillé mis dientes y lavé mi cara, tomé una ducha rápida y elegí el outfit más cómodo que encontré, cepillé mi cabello y me puse crema hidratante en todo el cuerpo, al terminar me coloqué el outfit y salí del baño, decidí ir a hacer unas compras, por el cumpleaños de Otis, ya que no había comprado nada para él.

Bajé las escaleras y tomé la copia de las llaves, mi cartera y salí de la casa, cerré la puerta muy bien y comencé a caminar, mientras caminaba unas manos se enredaron en mi cintura, jadeé asustada y cuando quise comenzar a gritar una mano tapó mi boca, intenté pelear contra él pero simplemente susurró en mi oído 

—¿Me extrañaste?— la voz ronca de Tom y el metal frío de su piercing en mi oído me hizo estremecer, pero me había asustado mucho, así que cuando me soltó comencé a golpear su pecho, sabía que no sentía nada pero aún así quería golpearlo las veces que sean necesarias

—¡Eres un idiota! ¡Me asustaste!

—Era la idea, Stephanie— dijo con voz tranquila colocando sus manos en mi cintura y acercándome a él. Se acercó para besarme pero rápidamente puse mis dedos en sus labios evitando que bese los míos

—No te dejaré besarme, eso te pasa por imbécil— su rostro cambió por completo cuando dije esas palabras. 

Mis labios eran la adicción de Tom, eran su punto débil, su obsesión, su droga...Lo eran todo. Y lo siguen siendo...

—¡Joder, lo siento!

—Que lástima, ahora no podrás besarme— dije en un tono de voz superior 

—No te comportes así conmigo, ratón de biblioteca. Sabes muy bien que si quiero, puedo acorralarte contra ese árbol de allí y hacerte gemir mi nombre las veces que se me plazcan— sentí mis mejillas acalorarse

—¡Cállate!

—Mírate, pareces un tomate— dijo y comenzó a reírse

—El tomate eres tú, Tom-ate— su sonrisa se desvaneció y esta vez era yo la que se reía

—¿A dónde ibas?

—A comprarle un regalo a Otis...Hoy es su cumpleaños, ¿y tú que haces aquí?

—Ya veo...Sophie vive aquí y me invitó a su casa— esta vez era mi sonrisa la que se desvanecía, lo miré a los ojos y lentamente mi vista se dirigió hacia su pecho

—¿Volviste con ella?— pregunté y elevé el rostro

—Algo...Algo así

—¿Por qué?

—Tu sabes muy bien porque, Stephanie

—Pero...Tu sabes que me gustas, Tom...Y...Por más que esté con Otis, me lastima que sigas con ella

—¿Y tú crees que eres la única a la que le lastima ver a la persona que le gusta con alguien más?

—Es imposible eso, Tom...No me mientas, es imposible que te lastime verme con Otis mientras puedes follarte a cualquiera cada día

—Pero no puedo follarte a ti, Stephanie

—¿Entonces es eso? ¿Vas a follarme y luego te olvidarás de mi como lo haces con todas?

—¿Y tu vas a dejar follarte por mi y luego correrás a los brazos de Otis como hiciste siempre?

Ambos nos quedamos en silencio .

—¡Es diferente, Tom!— dije acercándome a él

—No lo veo así, Steph

—¡Deja de decirme así!

Fuera De La Ciudad - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora