~Claro que sí, Kaulitz...~

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Al llegar a casa, lo primero que hice fue sentarme sobre el sofá a esperar a Tom, quien estaba adentrándose a la casa con lo que parecía sonar bastantes bolsas, la curiosidad se acumulaba, tenía muchas ganas de girarme y ver que coño estaba tramando

—Cierra tus ojos y no te atrevas a abrirlos, pequeña— asentí y suspiré esperando a que él terminase con lo que estuviera haciendo

*TOM*

Comencé a sacar los libros de las bolsas, acomodándolos todos sobre la mesa de vidrio frente al sofá, los apilé todos como pude y segundos después, me senté a un lado de Steph para susurrarle 

—Ábrelos...— ella hizo caso y los abrió lentamente, sus ojos comenzaron a tomar un brillo tan especial que solo aparecía cuando leía o miraba libros en bibliotecas, me sonrió de oreja a oreja y atrapó mis labios en un beso dulce y lento, esta chica era la mujer de mis sueños, lo tenía afirmado y cada vez que me besaba o la miraba a los ojos, lo reafirmaba cada vez más.

—¡Gracias, Tom, no hacía falta!— sonreí y besé su mejilla, acaricié su cintura un poco y mis besos bajaron a su cuello, lo mordisqueé un poco y sonreí al sentir su cuerpo temblar

—De nada pequeña...Te amo

—Te amo aún más pero...— la miré a los ojos un poco confundido

—¿Pero?

—¿Qué quieres a cambio?— reí nasalmente y bajé la cabeza

—Nada, lo juro, solo quería darte un pequeño regalo

—¿Por qué?

—Por ser tan hermosa...

—Seguro quieres que te chupe la polla, ¿no es así?— me miró desafiante y yo solo reí, me acerqué a ella un poco más y negué

—No...Pero si tu quieres, tienes todo mi permiso de hacerlo

—Tom...Estaba jugando...

—Ten cuidado con tus juegos, Stephanie...Porque ahora por tu "juego" te estoy imaginando arrodillada frente a mi, mientras tus ojos se llenan de lágrimas al meter mi verga en tu garganta, y eso, solo hace que mi polla se ponga cada vez más y más dura...¿Entiendes?

—Entiendo...— asintió y de pronto se puso de pie, la miré confundido, hasta que sus rodillas cayeron al suelo, colocó su cabello en un moño mal hecho y me miró a los ojos, mi polla comenzó a latir por el deseo que tenía de follarla por la boca. Mi mano con delicadeza tomó su mentón elevando un poco para que me mirase mejor.

—¿Estás segura, Collins?

Claro que sí, Kaulitz...— sonrió pícaramente y sus manos comenzaron a viajar hasta el cierre de mi pantalón, abriéndolo para luego bajarlo lentamente hacia abajo

*STEPHANIE*

¡Mierda! ¿Qué estoy haciendo? 25cm no me entrarán ni de coña en la garganta...¡Muchísimas mujeres ya le habrán hecho una mamada y de seguro yo seré la peor...! ¡Ni siquiera sé como se hace!

*TOM*

Elevé mis caderas un poco y con mi mano guíe mi polla hasta la boca de Stephanie

—Abre.

Ella hizo caso y abrió su boca, comencé a adentrar mi polla, haciéndome jadear del placer.  Mientras lo introducía podía ver el miedo de Stephanie en sus ojos, era obvio que nunca había dado una mamada.

—Sostenlo con tus manos— Stephanie tomó el tronco con ambas de sus delicadas manos, mientras la punta y un poco más ya estaban dentro, sonreí al verla con mi polla en la boca, se veía muy linda en verdad. Stephanie comenzó a moverse, me moví un poco al sentir que sus dientes rozaron mi polla generándome un poco de dolor

Fuera De La Ciudad - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora