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Septiembre llegó con rapidez y la celebración de los seis meses de Aiden era aquel día.

Abby no había querido hacer una fiesta grande y exagerada pero los Harper habían insistido e invitaron a varios familiares y amigos. Le gustaba que le tuvieran tanto cariño a su hijo pero le parecía innecesario.

Robert repetía que como él era el preferido, entonces Aiden también lo sería.

Sus suegros habían demostrado ser los mejores abuelos del mundo. Se ofrecían a cuidarlo para que ella y Robert descansaran, le compraban juguetes, lo llevaban a pasear con frecuencia y demás eventos solo por compartir tiempo con él.

Era realmente fácil tomarles cariño. Igual que en ese instante en el que Patty terminaba de adornar un pastel para Aiden. La mujer incluso había comprado velas como si se tratara de su primer cumpleaños.

Paul, James, Greg y Robert estaban a cargo de la parrillada mientras que Mathias y Laura cuidaban del resto de niños y atendían a los demás invitados.

Aiden y Nicholas al ser los menores estaban dándose una siesta en el piso superior. Ella, Grace y Nancy estaban sentadas en los muebles del jardín tomando el sol y descansando.

Le agradaba que la casa estuviera llena de ruidos y el ambiente fuera tan relajado. La paz que sentía era increíble y podía decir con seguridad que ya era una Harper más.

—¿Ese collar es nuevo? —preguntó Nancy a Grace al inspeccionar la joya de cerca.

—Si. Greg me lo dio está mañana. —respondió con un suspiro. Era obvio que estaba enamorada de su esposo.

—¿Están celebrando algo? —inquirió Abby con curiosidad.

—No. Es una cosa que tenemos nosotros. —al ver su perplejidad, Grace decidió explicarse —Me refiero a que no es necesario festejar una fecha especial para hacernos regalos.

—Robert nunca te ha dado un detalle solo porque sí, ¿verdad? —le dijo Nancy directamente.

Abby guardó silencio y sus cuñadas movieron la cabeza mientras negaban mostrando su decepción abiertamente.

—Paul suele darme flores todo el tiempo. —presumió Nancy. —También me lleva a cenar a sitios lindos. Me da cumplidos cuando me arreglo para salir con él. Siempre me pregunta a dónde quiero o que deseo. Es lo normal en una relación, Abby.

—A Greg le gusta comprarme joyas. Yo le digo que no tiene que gastar tanto dinero en cosas materiales pero aún así lo hace y en el fondo me encanta. —agregó Grace sonriendo. —Y me da cajas de chocolates europeos. Es como si nos acabáramos de hacer novios. Es el mejor esposo del mundo. Te lo juro.

—Y ni hablar de James. —replicó Nancy. —Laura lo adora porque es super dulce con ella y los niños. Sus vacaciones las planea con tanto detalle para que nuestra hermana pueda disfrutar sin problemas y es tan atento con ella.

Sus cuñadas siguieron mencionando lo geniales que eran sus maridos y ella tuvo que escucharlas sin rechistar. La conversación la estaba deprimiendo y aunque quería alejar tal sentimiento no podía.

¿A qué mujer no le gustaría que la trataran así?

Robert era un caballero y solo podía agradecerle que no la dejará sola en cuánto se enteró de su sorpresivo embarazo. Pero el policía no era como aquellos hombres.

El único obsequio que le había dado fue en navidad y la mitad del presente estaba relacionado con su maternidad y con Aiden.

Abby se dio cuenta que quería tener una relación amorosa más consolidada y era obvio que hasta el momento no la había tenido.

Flores para AbbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora