CAPÍTULO VII: NO ESTABA SOLO

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Decidido a usar otro método para quitarme la vida, fui por la soga, quise aprovechar el recorrido para explorar mejor el edificio y ver cada uno de los pisos, bajaba lentamente, examinaba todos los cuartos de cada nivel, a decir verdad, eran bonitos y espaciosos, por otra parte, cada piso tenía una estructura era muy similar, era fácil desorientarse y no saber en qué nivel me encontraba.

El descenso se volvía confuso, había bajado varios pisos y aun no llegaba al último, y pese a la oscuridad se me dificultaba distinguir cada nivel, aun así, sabía que cuando llegara al final me toparía con la luz encendida que vi al principio, esa sería mi señal.

Seguí bajando una y otra vez, parecía un bucle interminable, sin embargo, cuando llegue a un determinado punto y buscaba las escaleras para continuar bajando, entre la oscuridad logro divisar algo, al acercarme me doy cuenta que...era la cama improvisada.

¿La luz?, ¿¡qué paso con la luz que estaba encendida!? , espera, ¿de dónde viene esa música que escucho? – Me percate que estaba en el último piso y no lo sabía.

Al ver todo eso, me escondí enseguida en una habitación, me asomaba lentamente a ver si veía alguien, pero no, sin embargo, al final del pasillo en una habitación había una luz encendida y se oía un radio, se me helo la sangre ante tal acontecimiento, y por si fuera poco, cuando me dirigí hacia las ultimas escaleras para salir del edificio, la puerta que había removido al comienzo de todo no solo estaba nuevamente acomodada, tenía además algunas barras de metal cruzadas entre si bloqueando la puerta.

Sin duda alguna, me había equivocado, si había alguien ahí, y ahora estaba atrapado con el...

Un mar de pensamientosWhere stories live. Discover now