Hace años Nerissa arruinó una misión y con ello la vida de Kairi...pero lo peor es que no lo sabe.
Kairi buscó la manera de no verla, pero Nerissa terminó siendo su compañera.
Aunque ninguna de las dos aceptaba eso.
Tendrá que acostumbrarse a ella...
Paso a dejarles un dibujito del cap anterior y procedo a desaparecer...🕴️
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Kairi.
Miré a Gala y todo dentro de mí se tensó.
Me alejé inmediatamente de la pared y de Nerissa, la misma que parecía estar igual de tensa que yo.
Además de que la pelirroja seguía mirándome como si me acusara de algo.
—Muy homo. —afirmó.
—Ubiquese, Mayor. —solté sintiendo cómo mis mejillas ardían.
Pero de enojo.
—Lo siento, Riks —dijo bajando la cabeza, pero más por tratar de ocultar su risa que en una señal de respeto—, solo me sorprendió encontrarlas así.
Nerissa seguía en frente de mí, mirándome como si le hubieran dado un choque con un taser, estando inmóvil.
Sus ojos celestes estaban fijos en los míos y albuceé antes de hablar.
Apreté el puño dónde tenía mi anillo.
—¿Qué decías de Juliet? —pregunté finalmente y Nerissa bajó la vista.
Sus mejillas estaban rosas como si tuviera calor, pero pensé que seguramente era porque había estado entrenando.
—Ah, sí, hablaba sobre Juliet. Encontré...—respondió Gala y aunque la estaba mirando, me concentré en girar el anillo en mi dedo.
El mismo que Nerissa me colocó, equivocándose de mano...
Dos semanas antes.
Después de todo lo que ocurrió en esa bodega y la bofetada que recibí para no caer inconsciente, llegamos al hospital y me ingresaron.
No recuerdo mucho, pero lo que sí recuerdo es que al salir del quirófano desperté algo desorientada.
Sentí miedo por un segundo, cuando me di cuenta de que cualquier cosa había podido pasar en ese quirófano, pero el ruido de la puerta de la habitación me distrajo.
Estaba tan cansada que ni siquiera abrí los ojos, pero no hizo falta ver para darme cuenta de que era la rubia.
A pesar de los lugares y la explosión en dónde habíamos estado, su perfume seguía siendo bastante fuerte, o por lo menos yo lo percibía así. Quizás era porque el aroma a flores que tenía no era común, pero tampoco era desagradable.