Son más parecidos de lo que ellos creen aunque se nieguen a aceptarlo.
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Ryan Thompson no tenía ni la más mínima pizca de miedo de arriesgar todo lo que tenía a su alrededor. Ryan estaba más dispuesto a mentir sobre su pasado, presente y futuro co...
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—Eres muy inteligente —sonreí de medio lado—. Estoy esperando una respuesta, Ryan.
Caminaba de lado a lado en aquel pequeño cubículo. Se rascaba suavemente la cabeza y evitaba mirarme.
—No soy lo que tú piensas —susurró.
—No tienes ni la mínima idea de lo que estoy pensando —mi paciencia se estaba agotando—. Sigo esperando, Ryan.
—Soy policía... —soltó a regañadientes.
Mierda.
Tragué en seco. Se que la expresión de mi rostro cambió de inmediato y sé que Ryan lo notó, por lo que tuve que retomar la compostura y hacer como si no me temblaran las piernas.
—¿Y...? —no sabía cómo formular la pregunta, ¡A una pregunta que ni siquiera sabía si podía y quería formular!
—Hemos estado tras el lavado de dinero que realizaba Konan en su empresa, pero todo lo que estaba a su nombre pasó al tuyo antes de morir.
Volví a tragar en seco.
—¿Han podido encontrar algo? —coloqué el mismo tono de voz que colocaba cada que alguien me daba sus condolencias.
—No —me miró de lado—. O él se lo llevó todo a la tumba o tú lo tienes todo bajo la tuya.
No dejaba de tragar en seco.
—¿Has encontrado algo que pueda inculparme?
—No.
Sonreí levemente.
—¿Quieres salir o prefieres quedarte acá?
—¿Qué pasa si salgo? —se mordió el labio—. ¿Qué pasa si me quedo?
—Si sales empezaras a buscar por mí a Laura y yo te daré una información sobre los movimientos de Konan —asentí—, por el contrario, si te quedas te iniciaran un proceso por haber robado información contable y personal de mi empresa sumándole el que hecho de que entraste en medio de la noche y las cámaras de seguridad no captaron ni un solo movimiento tuyo —chasqueé la lengua—. Por lo que puede ser un largo camino, en el cual estarías solo.
Jules apareció a mis espaldas y se acercó lo suficiente para poder susurrar en mi oído.
—Ya se pagó la fianza y se levantaron los cargos.
Asentí.
—Cambio de planes, pequeño. No tienes opciones.
Ryan detuvo sus pasos y enfocó sus ojos en los míos.
—Vas a salir y vas buscar a Laura —comencé a caminar para salir del lugar, pero me detuve—. Soy tan buena contigo que te voy a dejar descansar hoy; puedes ir a tu casa, comer algo y bañarte. Mañana quiero tener algún dato sobre ella, por mínimo que sea.
