30. Casualidad En Ibiza.

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Solamente pasaría unos días con sus padres ¿Qué podría salir mal?

Pues absolutamente todo, nada fue bueno, siquiera el vuelo que la llevó a Ibiza.

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12 horas antes.

Se frotó las manos derrepente y miró el aire acondicionado «¿Por qué haces tu trabajo cuando no debes?» Aparta el libro de historia de la selección de España qué le robó a su papá, para levantarse y apagarlo, el frío se la comería viva.

Aburrida, se sienta otra vez en el sofá contemplando el buen gusto de su madre, es decir, la decoración es linda. Había venido un par de veces hace años, para vacaciones o para visitar a sus tíos, pero sin duda no estaba decorada tan bien como ahora.

Se frota con el pulgar un costado de su estómago, sintiendo el toque frío reconfortante. Hace horas que quería sentirlo, pero sus padres estaban y no se pondría en evidencia, ahora tenía la seguridad de que ellos no estaban. Según, irían a un almuerzo de negocios.

— ¿Me darás dolores de cabeza? — se pregunta, piensa un poco, pero termina descartándolo cuando recuerda que hay algo que debe pasar.

«El parto, contracciones, dolores»

La mención de esas palabras en su cabeza es como un recordatorio con música bulliciosa. Sabe perfecta y detalladamente que eso será como un calvario, como la cruz que Dios cargó cuando lo crucificaron.

Le aterra, se asusta, le da miedo, pero para eso faltan más de seis meses.

Sin controlar sus problemas mentales, toma el mando y enciende el televisor metiéndose en YouTube. Lo duda, un par de veces pero termina marcando las letras y mirando videos. Videos de partos. Es incapaz de mirar más de uno, mirando las caras y las muecas, la sangre, los...

Se levanta muerta de miedo, simplemente es mucho para ella mirarlos.

Se muerde los labios, las uñas, si es posible quiere morderse hasta los dientes. Las palabras de eso suenan una y otra vez.

Experimentar, sentir, amar.

Es lindo... Cuando ya lo tienes en brazos y no tienes que estar ahí pujando desangrandote, parabque venga este y te  salga fan del Real Madrid.

Sin duda si sale madridista, Pablo lo da en adopción.

«Desde hoy voy a prepararme» Esos son sus pensamientos, se levanta, no piensa con mente fría pero le da igual. Más decidida que nunca, camina rápido hasta la oficina de su madre. Por que sí, su madre es la que tiene más negocios que su padre, por eso a ella le pertenece la oficina más grande. Siempre fue así, siempre será así y no cree que cambie por lo menos en diez años.

Buscaría algunos papeles suyos y se saldría.

Se queda unos segundos en el umbral, mira el lugar, ese maldito lugar tan grande que en realidad le da una mala espina.

Su padre no es tan dedicado y detallista como su madre. Ella ama tener todo organizado, por lo que busca en el estante con cajones. Algo debe de tener suyo.

Tampoco es que se las dé de importante, pero de igual manera su madre debe tener algo, así sea una casualidad.

Busca en un par de carpetas, estantes llenos de ellas, de papeles con firma, papeles de colores... Papeles y más papeles. Consigue su nombre en alguno de ellos, pero no son lo que busca, por eso no los ve o los chismea. Dura así un rato, buscando hasta que en el primer estante (donde pensó que sería muy estúpido tener que buscar, por que vio en muchas películas que lo que uno busca siempre está lejos) pero que consigue su horrible nombre escrito en la carpeta. Se sienta en el suelo, dejando de lado el forro y sumergiéndose en los papeles que leía sin parar. Sacó un papel en específico, todos no los sacaba, los leía dentro de la carpeta para no arruinar su orden, pero ese le llamó excesivamente la atención, tuvo que sentarse mejor para poder leerlo.

Blaugrana - Pablo Gavi. Where stories live. Discover now