𝐶𝐴𝑃𝐼𝑇𝑈𝐿𝑂 𝐼𝑋: 𝑊𝑖𝑙𝑙 𝑖𝑡 𝑚𝑎𝑡𝑡𝑒𝑟 𝑎𝑓𝑡𝑒𝑟 𝐼'𝑚 𝑔𝑜𝑛𝑒?

86 14 6
                                    

El pasado es una confusión fugitiva de recuerdos peligrosos y dolorosos. ¿Por qué iba a querer regresar?
-John Katzenbach.

[•••]

Dicen que los muertos no hablan, que el miedo y las aflicciones se desvanecen con ellos, pero no es así. Esa mentira tan bonita no es más que eso, una falacia con el disfraz perfecto.

La luz al final del túnel parece lejana y el recorrido es casi tan desesperante como tener una soga atada al cuello permanentemente. Sin embargo, si alguien le hubiera dicho que sería sencillo escapar sin dejar un caos detrás, no le habría creído.

Horacio anhela su libertad desesperadamente, pero también es la persona menos egoísta que pueda existir en esa ciudad y justo por eso todavía sigue ahí, atento, esperando, impaciente.

Las noticias en la TV no son muy alentadoras. Transmiten un reportaje tras otro de los múltiples destrozos que hay en las calles, los nuevos grafitis que tintan la ciudad de rojo y su rostro, al igual que el de Collins, da mucho de qué hablar después de las imágenes reveladas en la amenaza que tuvo lugar horas atrás, aunque ese, probablemente, es el menor de sus problemas.

Pintarle un blanco al hospital más grande de la ciudad fue un señuelo demasiado cruel y a pesar de que no se reportan heridos... algo está mal, Pérez puede sentirlo pese a no estar ahí, combatiendo en primera fila.

La policía está quedando como incompetente frente a quienes buscan protección bajo sus alas, el buró no comparte información con las demás facciones y sus homicidas continúan libres.

No, aún no puede irse.

Y con esa frase repiqueteando constantemente en el eco de su cabeza, Horacio pierde la razón. Sus ojos bicolor oscilan inquietos entre la pantalla que transmite las noticias y las heridas del sheriff cuya curación está bajo su cuidado; no es hasta que este suelta un quejido de dolor que el federal advierte en cuán dispersa está su atención.

Sus quemaduras casi sanan, pero tardarán un poco más en cicatrizar. Horacio, en cambio, únicamente tiene heridas de bala, pero es más de lo mismo. También tendrá que esperar al menos una semana más para volver a respirar sin que las puntadas le causen malestar.

Por un momento, Pérez le mira con los ojos entrecerrados, esperando el reproche desde ya por utilizar más antiséptico del necesario, no obstante, el silencio eterno del sheriff desvela qué tan distraído se encuentra también.

—Oye... ¿estás bien? —pregunta el federal con cuidado.

—Sí, solo... ¡ugh!

Su careta se rompe mucho antes de que pueda fingir una sonrisa. Collins sólo puede restregarse el rostro con ambas manos hasta que la frente y mejillas se le tienen rojas.

—Ese hijo de puta me pone de los nervios —su hastío sale a relucir en forma de murmullo—. Mi malla, mi familia, probablemente ahora creen que soy un traidor.

Horacio ni siquiera necesita preguntar por más contexto, pues pues sabe bien que el adverso se refiere al video filtrado por las organizaciones, aunque si le sorprende que después el sheriff ría escandalosamente y con sarcasmo.

—Joder. Es hipócrita que me queje de esto contigo cuando te hice exactamente lo mismo aún siendo amigos.

Eso bien podría ser una disculpa por echarle toda la culpa cuando murió Walker, sin embargo una llamada entrante es la causa de que jamás llegue a convertirse en un perdón.

El federal reconoce el número al instante pese a no tener registro en su móvil, así que, después de levantarse y alejarse un par de pasos, contesta directamente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐷𝐼𝑆𝐸𝑁𝐶𝐻𝐴𝑁𝑇𝐸𝐷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora