Devil May Cry Ultimate Nefeline

Capítulo 10.- Cambio de entrenamiento.

Dante se retiró del lugar de entrenamiento de los chicos para ir a ver al pilar de la flama el cual se encontraba reposando en la finca mariposa mientras era cuidado no solo por las chicas de la finca mariposa, si no también por su hermano menor Senjuro Rengoku.

- ¿Cómo está el pilar de la flama? -preguntó curioso mientras se recargaba en el marco de la puerta-.
- Está bien, gracias por preguntar -dijo tranquilo-.
- ¿Aún no despierta? -preguntó curioso-.
- Claro que estoy despierto, solo me mantenía sereno -dijo con una sonrisa-.
- ¿Como te sientes? -preguntó-.
- Me siento de maravilla -dijo animado- aunque si te soy sincero no tengo ni idea de cómo es que sigo vivo -dijo divertido- es que no tiene sentido -dijo para después comenzar a reír-.

Al ver tan alegre a Kyojuro su hermano menor se contagió de la risa, mientras que Dante se mantenía tranquilo.

- Bueno, podría decir se que use una vida extra -dijo tranquilo-.
- Sea lo que sea que hizo para que mi hermano no muriera contra esa luna, se lo agradezco mucho -dijo tranquilo-.
- Hey, no fue nada -dijo modesto-.
- Por cierto, señor Dante -dijo curioso-.
- ¿Qué pasa? -preguntó curioso-.
- ¿En donde están los chicos? -preguntó curioso-.
- Ahora están entrenando con un demonio que invoque -dijo tranquilo-.
- ¿Usted puede invocar demonios? -preguntó sorprendido-.
- Si, pero cuando los invoco estos están a mi merced, así que hacen lo que les pida, lo cual nunca es para matar a nadie, ya que es mi primera vez invocando demonios, así que los he estado usando para entrenar a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke -dijo con una pequeña sonrisa forzada-.
- Bueno, al menos usted los invoca para algo bueno, no como el líder de los demonios... Muzan -dijo desanimado-.
- <<Las lunas que han aparecido mencionaron a ese tal Muzan, me pregunto si es aquel sujeto al que me enfrenté aquella vez que al final salió huyendo>> -pensó curioso- Escucha -dijo para después suspirar pesadamente- eso de invocar demonios para controlar el mundo no es lo mío, eso se lo tengo bien dicho a mi hermano gemelo y a un demonio que detesta a mi padre -dijo serio-.
- ¿Usted nunca ha pensado en querer destruir a los humanos? -preguntó intrigado-.
- Hell no! -exclamó sorprendido- si hiciera eso ¿en donde conseguiría la comida que tanto amo? -preguntó- no me mal interpreten, jamás dejaría que la humanidad se hiciera añicos o desapareciera así como así, y no, no lo hago solo por la comida, conozco muchas personas buenas con las que entable una buena conexión así que el salvar a las personas, no es solo porque me vaya a quedar sin comida -dijo más tranquilo-.
- ¿Cual es su comida favorita? -preguntó- digo si no es mucha molestia, ya que por haber salvado a mi hermano quisiera hacerle algo especial -dijo algo avergonzado-.
- Chico no creo que conozcas los platillos -dijo con una sonrisa cansada- digo Tanjiro escribió por ahí algunas recetas para preparar me helado que nunca vi y pizza que seguro jamás llegará a mi estomago -dijo desanimado-.
- Entonces vamos a donde los chicos para ver cómo van con el entrenamiento y además así el joven Kamado le puede dar las recetas a mi hermano -dijo animado-.
- ¿Seguro que puede salir de la cama? -preguntó-.
- Claro que si -dijo animado-.
- Bueno, vamos -dijo aborrecido-.

Senjuro ayudó a su hermano a levantarse de la cama y los dos siguieron a Dante, este fue a la habitación donde se estaba quedando Tanjiro y Nezuko, para tomar a esta meterla con cuidado a su caja y de ahí ir con los hermanos Rengoku a donde estaban los chicos luchando contra Phantom.

Mientras los chicos se encontraban algo agitados y cansados pues Phantom no era un demonio fácil de asesinar, al menos no para ellos.

- ¿Ya se cansaron? -preguntó curioso-.
- Es que, señor Phantom usted no es fácil de atacar, a penas y lo hemos llegado a tocar un par de veces -dijo cansado-.
- Un par de veces no es suficiente para vencerme -dijo serio-.
- Eso nos queda claro -dijo cansado-.
- ¡No me importa que tan difícil sea de derrotar, el gran Inosuke no dejará de luchar! -exclamó cansado-.