Siendo sinceros, no se que paso.

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La sensación de convertirse en polvo fue extrañamente pacífica. Se habían cumplido más de veinte años de una guerra perdida desde el primer momento y esa última ofensiva fue suicida para todos, todos salieron del refugio con el mismo pensamiento: ese movimiento sería el último.

Por eso no dudo cuando leo le pidió que agotara todo de sí para abrir esa puerta en el tiempo, no quedaba esperanza en su línea del tiempo, no quedaba nadie para hacerle frente a las pesadillas venidas de otro universo y si su portal podía darles una oportunidad para salvar el mundo su desaparición sería un precio muy bajo para pagar. No se trata de él, de su familia o de su propia vida, era apuntar a algo más grande y pagaría el precio con gusto.

Se dio el placer de ver una vez más al hermano que le quedaba con vida y al niño que ayudo a criar y mantuvo alta su esperanza para no flaquear en el ese momento al ver su cuerpo disolverse en cientos de partículas brillantes que se esparcieron por el viento. La última muestra de la existencia de Miguel ángel Hamato en forma de un portal dorado.

Por eso el frio que se le pegaba a la piel al estar recostado sobre una superficie de concreto desnudo llamo su atención incluso antes de que su cerebro procesara lo que ocurría. Estaba muerto, no debería sentir frio o como se le clavan en la piel cintos de pequeñas piedrecillas típicas de una superficie sin limpiar.

Abrió los ojos y lo primero que pudo ver fue un brillo dorado que lo envolvía, era como si el polvo en el que se había disuelto al abrir el portal volviera a asentarse sobre el reconstruyéndolo poco a poco, pudo ver, también, un cielo gris que envolvía un ambiente igualmente gris y frio, edificios bajos de ventanas oscuras y colores frio, silenciosos. Aguzo el oído, pero apenas pudo escuchar un par de vehículos pasar, sin música, sin voces ni pasos, nada que indique que haya vida en esa ciudad. Un cambio extraño para su rutina siempre llena de sonidos y voces.

Se endereza levemente y siente todo su cuerpo gemir en agonía, dolía cada centímetro de su piel y soltó un gemido debido a la molesta sensación; aun así agradeció internamente el poder sentir dolor, eso significaba que, de alguna misteriosa manera, estaba vivo, respirando y sufriendo. Ahora solo debía averiguar cómo y por qué.

Escucho voces susurrando a su derecha y volteo la cabeza hacia el sonido, apenas y puede identificar un par de voces que discuten en voz baja y se acerca, Miguel Ángel siente un temblor recorrerle el cuerpo, recuerdo de tantas batallas, tantas perdidas envuelven su cerebro y lo hacen reaccionar en consecuencia. Si quienes se acercan son una amenaza sabrán de primera mano porque es llamado el guerrero místico más poderoso de la historia.

Deja que su energía lo cubra, un brillo dorado lo envuelve y se coloca en posición de ataque a pesar de su cuerpo le pide un descanso, lo habrá una vez que se sienta a salvo.

Cuatro sombras aparecen en la periferia de su vista y se mueve para enfrentarlos, sus manos brillando amenazantes; escucha un jadeo venir de las criaturas frente a él a pesar de no poder verlas en la oscuridad, gruñe para indicarles que se queden dónde están, que si se acercan sufrirán las consecuencias. Puede ver el brillo de dos espadas gemelas aparecer en las manos de una de las figuras, un largo bastón en otra y escucha el sonido del viento remolinear alrededor de las cadenas que una tercera gira rápidamente, puede sentir la confusión y la desconfianza brotar de ellos en oleadas y, por millonésima vez en la vida, agradece su sentido de empatía que le permite leer el ambiente a su alrededor.

— No sé quién eres pero no te conviene amenazarnos — una voz joven pero firme habla — somos más que tu

Mikey resopla, se ha enfrentado con éxito a enormes ejércitos, derrotar a cuatro no es reto para él así que sisea fuerte y profundo, un lindo rasgo que aprendió con los años compartiendo vida con Donnie, seguro de que el sonido los asustara y sabe que tiene éxito cuando los cuatro se detienen en seco.

La labor de salvar el mundo no termina ni siquiera cuando mueresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora