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Domingo

La semana transcurrió con rapidez.

Mi celular comenzó a sonar y apreté el botón de volumen para que se silenciara el tono de llamada.

Choso llamaba a diario, casi 15 veces por día. Al inicio pensé en bloquear su número pero después caí en cuenta en que no valía la pena.

No me tomaría la molestia de darle segundos de mi valioso tiempo solo para bloquearlo.

Un par de llamadas después y comenzaron a llegarme mensajes de texto, leí el nombre en la barra de notificaciones y confirmé que se trataba de Choso.

Tampoco leía sus mensajes los cuales se iban acumulando en mi celular.

Dejé de lado mi celular y saqué mi laptop. Ayer Maki me había enviado las fotos de los arreglos que entregó, así que solo faltaba enviarlos.

Casi una hora después terminé de enviar todos los correos.

Tomé otra vez mi celular y busqué el número de Utahime para llamarle.

—¿Hola? —respondió contenta.

—¡Utahime! —chillé. —¿Estás ocupada?

—No, hoy me toca entrar a trabajar hasta la noche ya que tenemos un evento y es una cena. —me contó. —Pero dime qué pasa, seguramente es algo interesante lo que vas a decir.

—Es sobre Choso —contesté. —Yo terminé lo que tenía con él hace una semana.

—¿Y por qué no me habías contado desde antes? —se quejó.

—Por que me fui de Osaka y luego me encontré con... —me callé, recordé que a Utahime no le agradaba Naoya en lo más mínimo.

—Cómo que te fuiste de Osaka —gritó. —¿A quién te encontraste? —preguntó.

—Yo... necesitaba salir de Osaka para despejar mi mente y no quería que Choso me buscara en mi casa o en mi trabajo.

—O sea que huiste en lugar de afrontarlo  —afirmó.

—¡No huí! Solo necesito tiempo para pensar.

—Sí huiste ¿Hizo algo malo? —preguntó.

—Resultó ser un completo idiota —respondí.

—¡Cómo Naoya! —contestó.

—Naoya no es ningún idiota —lo defendí. —A Naoya te faltó tratarlo más, eso es todo.

—Es cierto, así me hubiera dado cuenta que no solo es idiota sino un completo idiota —empezó a reír.

—Utahime —me quejé. —Naoya no es nada de eso. Deja de pensar en Naoya cada vez que digo "idiota" o "imbécil".

—¿Cómo no lo voy a pensar? Si Naoya es un idiota —suspiré por su respuesta.

—Ni siquiera te llamé para hablar de él, sino de Choso.

—Dime que pasó —inquirió.

—Me rendí con él, es difícil tratar de tener una relación con alguien que apenas dejó otra relación.

—Entonces tú y él... —pausó. —¿Ya nada de nada?

—No, lo nuestro se acabó.

—¡No!—gritó. —Yo ya tenía pensado en cómo sería su pastel de bodas —chilló de manera dramática. —Hasta el tipo de muñequitos que le iba a poner.

—Deja de exagerar Utahime, en parte me lo esperaba —susurré. —Que no llegaría a nada con Choso.

—¿Y no hay forma en que las cosas se solucionen? A mí sí me cae bien... aunque tenga cara de muerto,  deprimido y la piel más blanca que un vampiro. —respondió.

—Si te pagara por cada vez que críticas a los hombres con los que salgo de seguro te harías millonaria

Utahime rió por mi comentario.

—Por supuesto que sería millonaria —afirmó.

—Lamento matar tus ilusiones pero lo de Choso y yo no creo que tenga arreglo, ni siquiera estoy en Osaka y no pienso volver en un tiempo.

—¿A dónde te fuiste?

—Vine a Tokio, a ver a mi padre.

—Qué felicidad escuchar que ya estás con él, si mal no recuerdo no lo ves desde hace unos 3 años ¿No?

—Sí, bastante tiempo.

—¿Pero si te quedarás de manera temporal o ya no piensas regresar a Osaka? —preguntó.

—Voy a regresar, en verdad estoy buscando tranquilidad aquí.

Me levanté y caminé hacia la ventana mientras veía como el sol se escondía entre las montañas.

—Si es así... Disfruta de tu viaje en Tokio, si conoces a algún chico guapo no dudes en llamarme para contarme y estar al día —reí por lo que dijo.

—Sí, sí, serás la primera en saberlo.

—Eso espero —advirtió. —Te escribo después, me tengo que ir.

—Está bien, éxito en tu trabajo de hoy.

Me despedí de Utahime y terminé la llamada.

Fui a la sala a ver la televisión un rato, me sentía aburrida, estuve saliendo estos días a visitar varios lugares de la ciudad pero necesitaba hacer algo más para no morir de aburrimiento.

Escuché la puerta principal abrirse y vi a mi padre llegar. Me saludó.

—¿Qué tal tu día?

—Bien pero bastante aburrido, con los correos de mi trabajo solo tardo una o dos horas y el resto del día no tengo que hacer.

—Hay muchos lugares para visitar en Tokio —me recordó.

—Lo sé pero no tengo con quién ir y estar yendo todo el tiempo sola es aburrido —suspiré. —Tienes razón, necesito amigos o algún empleo para matar el tiempo.

—Si quieres mañana ven conmigo a la oficina, estaré medio día trabajando ahí y más tarde tengo reuniones.

—Si, por favor. Si me quedo en casa seguramente me dormiré todo el día.

Mi padre asintió y caminó hacia su habitación.

—Entonces ya ve a la cama, que mañana nos vamos muy temprano y no podrás levantarte si te desvelas hoy.

Reí y agarré el mando de la televisión para pagarla. Fui directamente a mi cuarto y minutos después ya estaba acostada tratando de dormir.

Apenas había pasado una semana desde mi llegada a la ciudad, el tiempo se me estaba yendo más rápido de lo que creí.



Scary Love  |  ChosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora