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Lunes

9:00am

La alarma de mi celular me hizo despertar. Había quedado de salir con Choso y pasaría en 2 horas por mi.

Me levanté con prisa para prepararme algo de desayunar, después me di un baño y comencé a arreglarme. Mientras lo hacía busqué en mis contactos un número de teléfono y coloqué el altavoz.

Un par de timbres y la persona a quién llamé me contestó.

—¡Hola! ¿Por qué llamas tan temprano? —se quejó.

—Utahime —dejé mi celular en la mesita para continuar buscando mi ropa. —Voy a matarte —sentencié.

—Pero no he hecho nada —se defendió.

—¡Ay! Por supuesto que lo hiciste —contesté. —Solo tú sabías que estaba en Tokio, no creo que mi padre o Naoya le hayan avisado a Choso.

—Pero...

—Pero nada, lo que me intriga saber es ¿Cómo pasó? —pregunté.

—En mi defensa, él fue quién me contactó —dijo.

—¿Él? —cuestioné.

—¿Recuerdas que subiste una foto con Naoya y dejé un comentario mencionando que era tu ex? —habló bajito como si tuviera miedo de que le fuera a gritar.

—Ajá, continúa —respondí.

—No pasaron ni unos minutos cuando recibí un mensaje de Choso en mi cuenta de Instagram —pausó. —Me escribió que necesitaba hablar conmigo con urgencia, algo sobre ti.

—¿Y después?

—Como no vivo en Osaka, le pasé mi número de teléfono para que me llamara. No me dijo mucho, solo que tuvo un malentendido contigo y que necesitaba mi ayuda.

—Y déjame adivinar —deduje un momento. —Le ayudaste porque Naoya no te agrada ¿No es así?

—No —respondió al momento. —Bueno...

—Fue por eso, por eso no te dije que estaba viendo a Naoya —suspiré. —¿En qué le ayudaste?

—En ese momento yo le llamé a tu papá y le dije que te quería enviar un regalo, él me pasó la dirección —contestó.

—Y le dijiste eso solo para sacar la dirección y dársela a Choso ¿Verdad?

Tardó en contestar.

—Sí... —susurró.

—Hiciste muy mal Utahime, sabías que estaba molesta con él y preferiste ayudarle con tal de no verme con Naoya.

—Pero Naoya es un imbécil —se defendió. —Además Choso se escuchaba desesperado cuándo hablamos, no creo que te esté mintiendo.

—Naoya no es un imbécil —lo defendí. —Choso llegó ayer a Tokio, desde la mañana —le conté.

—¡Ay Dios mío! —exclamó. —Sí te ama —alargó la última "a" canturreando.

—Ese no es el punto —retomé el tema. —Utahime, tienes que estar de mi lado, no de ellos.

—Lo hice por una buena razón —contestó. —Estoy segura que el regaño que me estás dando no importa, tú y él están bien.

Suspiré.

—Estamos bien —afirmé. —Arreglamos nuestros problemas y finalmente somos pareja.

El grito de Utahime me hizo ir rápido a mi celular y desactivar el altavoz, no sé cómo podía gritar tan fuerte sin lastimarse la garganta.

Me llevé el celular a la oreja.

—Lo sabía, lo sabía —festejó. —Sabía que hice una buena acción por tí.

—En parte te agradezco —recordé a Naoya. —Pero a la vez no

—¿Por qué? —se quejó.

—Porque Choso me llamó y dejé de lado lo que estaba haciendo —pausé. —Te daría un infarto si te digo lo que estaba haciendo con Naoya ese día de la fiesta.

No me acosté con Naoya porque sentí que no era correcto, pero aproveché eso para molestar a Utahime por no haberme dicho lo de Choso.

—No me digas que tú y el imbécil...

—Sí, me enredé un rato con él —respondí. —Un muy buen rato —afirmé.

—No te creo —dijo. —Lo dices para molestarme porque sabes cómo odio a ese imbécil y no quiero un imbécil para mi bonita amiga —habló dramática.

—No me creas —reí. —Pero ya quedó en el olvido —comenté. —Estoy contenta por la llegada de Choso, mañana me regreso con él a Osaka.

—¡Triunfó el amor! —gritó y alejé el teléfono de mi oreja. —Estaba más claro que el agua que tú y él se volverían pareja.

—¿Y por eso tienes que gritar cada vez que lo dices?

—Es que estoy feliz por ti, estaba cansada de verte sola todo el tiempo —contestó. —Sé que una pareja no es escencial en la vida pero a ti sí te hacía falta.

—Te escuchas como mis padres —reí.

—Lo digo en serio Shiori, estás llenando ese huequito en tu corazón que tanto tiempo estuvo vacío.

Las palabras de Utahime me hicieron recordar. Lo que más quería encontrar era a una persona que verdaderamente me quisiera, me había cansado de estar en soledad y de no tener con quien compartir mis días, las cosas que me gustaban, o simplemente alguien que me escuchara.

—Apenas estamos empezando —le recordé. —No cantes victoria porque llevamos 1 día de relación.

—Los dos se me hacen iguales —respondió. —Así que no creo que otra vez vuelvan a separarse —comenzó a reír. —Apuesto lo que sea a que esta es la buena.

—Sí, sí, lo que digas —respondí.

—Tómame a loca, pero en unos años te acordarás de lo que dije —comenzó a reír. —Ya me los imagino.

Miré la hora de mi celular y decidí apurarme o se me haría tarde si seguía hablando con mi amiga.

—Tengo que colgar, Choso no tarda en venir...

—Se —me interrumpió.

—¡Utahime! —regañé y soltó una carcajada. Aunque no me viera me puse roja de las mejillas. —Va a venir por mi en poco tiempo y aún no estoy lista.

—Anda, anda —animó. —Ve con tu novio y después hablamos.

—Te llamo después.

—Avísame cuando estés en Osaka —dijo.—Como buena amiga me preocupo de que llegues sana y salva a tu casa.

—Me voy mañana, te mando un mensaje cuando salga de Tokio ¿De acuerdo? —le respondí.

—De acuerdo —habló. —Nos vemos.

Me despedí de Utahime y terminé la llamada. Comencé a vestirme y a arreglar mi maleta.

Tal vez al rato no me daría tiempo de hacerlo, así que de una vez metí la mayoría de mis pertenencias en la maleta, solo dejé afuera las cosas que usaría por hoy y mañana.

Lo bueno es que el auto de Choso era amplío y sí había cosas que no cabían en la maleta las podía meter en bolsas a parte y acomodarlas en el auto.

Scary Love  |  ChosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora