Obsession [Nikto & O.C]

Capítulo 14

Narra Samantha

La carpa se abrió nuevamente y alcé mi vista con la esperanza de ver a Sebastian o Nikto, no fue así, era König que por otra parte me tranquilizaba saber que él también se encuentra bien, termine de atender al chico y me acerqué a mi amigo de inmediato, lo abracé muy fuerte, él paso sus manos por mi espalda pegándome a su cuerpo.

— ¿Cómo estás? - él preguntó - ¿Ya descansaste?

— No - negué - estoy... ¿Sabes algo de Nikto? No sé nada de él en tres días.

— Acaba de regresar su escuadrón, seguramente está en su habitación.

— Iré a verlo - me separé -

— De acuerdo.

Avisé que iré a cambiarme de ropa, enviaran a otro médico en lo que descanso un poco, camine hasta la habitación de Nikto, estaba por abrir la puerta cuando una mano me detuvo.

— No entres - Sebastián me miró -

— ¿Qué? - lo miré - ¿Por qué no? ¿Qué sucede? ¿Está bien él? 

— Él está bien pero...

— ¿Qué pasa? - pregunté desesperada -

— ¿Recuerdas que te dije que su personalidad salía cuando estaba enojado? - él pregunto y asentí - bueno ahora mismo no es Nikto y si te dejo entrar no sé cómo vaya a reaccionar.

— ¿Qué sucedió?

— Estábamos por atrapar a André pero logro escapar tras hacer explotar un edificio.

— Por favor déjame entrar - susurré - estaré bien.

— Sam.

— Por favor.

Él se quedó en silencio por un par de segundos y después asintió, quitó su mano de encima de la mía y me dejó abrir la puerta, todo estaba oscuro, cerré la puerta detrás de mí y lo miré.

Nikto estaba de pie en medio de la habitación, tenía sus manos cerradas en puño y podía escuchar su respiración pesada.

— ¿Por qué mierda entraste? - pregunto - te dije que me dejaras solo Krueger.

— Soy yo - hablé sin moverme de mi lugar - soy Sam.

— Te dijeron que no entraras - respondió - vete a la mierda de aquí.

— No me iré - respondí - 

Él se giro a verme, se fue acercando a mí lentamente, me quede en mi lugar sin hacer nada, sin decir nada, agaché un poco la mirada. Lo único que se escuchaba en la habitación era el sonido de nuestras respiraciones.

— No sé como puedes gustarle a él - susurró pasando su mano por mi mejilla - eres tan débil y patética... Das asco, me repugna estar a tu lado, si por mí fuera, si él me lo permitiera te hubiera matado desde el primer momento en que te conocimos pero no puedo hacerlo.

 — No te atreverías a hacerlo - susurré - si él te diera el permiso tú no podrías porque eres débil, no eres tan malo como dicen.

— Tú no eres nadie para decirme lo que soy - su mano derecha se cerro alrededor de mi cuello, cerré mis ojos soltando un suspiro - solamente mírate, luciendo como un animalito desesperado buscando sobrevivir... He hecho cosas que incluso te enfermaría saberlas.

Sentía la hoja fría de metal de su cuchillo presionar ligeramente mi cuello. 

— No te tengo miedo - susurré abriendo mis ojos lentamente y viéndolo -  ¿Qué quieres de mí?