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—No. No estás haciendo esto ahora.—Se negó la castaña llevando ambas manos a su rostro como si tratase de ocultarse de Angie.

—Sí. Sí lo estoy haciendo.—Respondió la ojimarron quitando con delicadeza las manos de la morena de su rostro y obligándola a mirarle a los ojos nuevamente.—Estoy diciéndote que te amo, Brisa Domínguez. Yo te amo.

La residente miró a la neurocirujana por unos cuantos segundos más notando la sinceridad en los ojos de ella y luego se abalanzó contra su boca rodeando con sus brazos el cuello de la titular mientras le besaba con urgencia. Angie no tardo en corresponder aquel beso tan cargado de sentimientos y envolvió fuertemente el cuerpo de la castaña entre sus brazos acercándola más a ella aunque eso ya no fuese posible. Cuando les faltó el aire se distanciaron dejando sus frentes juntas y respirando agitadamente.

—No sabes cuanto espere a que llegase este momento. No tienes una idea de cuanto deseaba escucharte decir aquello...—Susurró Brisa y la pelinegra sonrió.

—Lo siento. A veces soy un poco lenta.—Ambas rieron antes de volver a besarse con aún más necesidad.

—Espera, espera...—La morena se detuvo apartando suavemente a la titular.—¿Qué hay de Fede?

—¿Podemos preocuparnos por eso luego? ¿Por favor?.—Suplicó Angie.

—Claro que no. Es decir, estaba intentando algo con él hasta hace quince minutos y ahora...—Se
detuvo.—¡¿Qué clase de mujer soy?!.

—Una muy hermosa.—Brisa rodó los ojos antes de volver a su evidente inquietud.—¿Es que no quieres estar conmigo?

—Sí lo quiero.

—Entonces. ¿Por qué detenernos?.—Preguntó la neurocirujana.

—Pues porque he cometido el error de involucrar a un tercero mientras intentaba deshacerme de mis sentimientos por ti.—Confesó la residente.—No quiero lastimarlo.

—Bueno creo que no hay forma de que termines lo que sea que tienes con él sin hacerlo sufrir un poco.

Y es que Angie tenía razón. No había manera alguna en que Brisa pudiese acabar su especie de relación con el cirujano de traumas sin que él se sintiese dolido, pues el castaño realmente estaba interesado en tener algo serio con la morena desde que se había enrollado con ella en el bar en donde se conocieron.

Pero ahora las cosas habían dado un giro inesperado que sin duda había tomado por sorpresa a Brisa y estaba por hacer lo mismo con Federico.

Pero ahora las cosas habían dado un giro inesperado que sin duda había tomado por sorpresa a Brisa y estaba por hacer lo mismo con Federico

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—¿Me llamaste?.—El castaño se adentró en la sala de radiología y cerró la puerta tras él.

—Sí.—Susurró la residente detallando en que el cirujano traía puesta su cofia, lo que le revelaba que había dejado el quirófano tal vez hace sólo unos minutos atrás.

—¿Por qué tienes esa cara? ¿Es por lo ocurrido con tu padre?.—La castaña frunció el ceño.

—¿Cómo sabes de eso?

Doctors Surgeons| Brangie G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora